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Opinión

Relaciones económicas y políticas internacionales en América Latina

Víctor Flores Olea

Un presidente retrógrado acelera el retroceso. Así titula Eric Nepumoceno en La Jornada un artículo suyo sobre el Presidente Jair Bolsonaro: “Él habla inglés y español,es amigo de la familia Trump, viajó por el mundo”. Así el presidente brasileño Jair Bolsonaro justificó la intención de nombrar a su hijo, el diputado Eduardo, para el puesto de embajador en Washington. A la mañana siguiente, el elegido agregó otra credencial a las mencionadas ya por el papá mandatario: “Conozco bien el país; ya preparé hamburguesas en el estado de Maine, bajo mucho frío”. Ganemos con la economía vecina, afinemos observaciones. Preocupa el perfil rentista que ha ido adquiriendo el retoño”. Crecen las ganancias financieras, decrecen las no financieras. Se trata de obtener ganancias a costa de lo que sea, incluso con el sacrificio de las actividades sustantivas: agrícolas, industriales, de electricidad, gas natural y agua. El comercio mismo. Todo esto, en el contexto de un descenso de la rentabilidad general. De la posguerra en adelante.

En las últimas décadas del siglo XX, no permitían predecir lo que viviría el continente en el nuevo siglo. El viraje conservador en el mundo se había reflejado en que América Latina se volvió la región del mundo con más gobiernos neoliberales en sus modalidades más radicales. ¿De verdad América Latina marcha al siglo XXI? Pero con la economía vecina debemos afinar observaciones. Preocupa el perfil rentista que ha ido adquiriendo. Crecen las ganancias financieras, decrecen las no financieras. Se trata de obtener ganancias a costa de lo que sea, incluso con el sacrificio de las actividades sustantivas: agrícolas, industriales, de electricidad, gas natural y agua. El comercio mismo. Todo esto en el contexto de un descenso de la rentabilidad general. De la posguerra en adelante.

Aunque –conviene precisarlo– se registró un severo freno a la caída desde comienzos de los años 80. A partir de ahí –economía estadunidense dixit–, una dinámica caracterizada por “tumbos”. Sí. Que registra una rentabilidad (valor agregado o ganancias entre activos) que sube y baja, ¡y que no recupera el deseado ascenso! ¿Qué significa? Diría David Ricardo: “El excedente generado en la economía crece más lentamente que los recursos de capital utilizado (el famoso stock clásico)”.

Además, una dinámica fuertemente presionada –añadiría David Ricardo– por un costo de producción creciente de los bienes cuya producción exige el concurso de recursos naturales. Y, en consecuencia, por una ampliación del excedente transferido a los propietarios de ese recurso. Sí, de renta, en detrimento del excedente que va al capital. El que –en términos de Marx– es suma de constante y de variable. De maquinaria, equipo, instalaciones, materias primas y materias auxiliares, y requerimientos para sostener a los trabajadores.

Pero hay un aumento –dirá Marx– de la composición técnica de ese capital, y más de su composición de valor. Crece más rápido el tiempo de trabajo social destinado al componente constante que el destinado a la reproducción de trabajadores y sus familias. Es necesario leer autores que discurren, reflexionan y polemizan sobre esto, y enfatizan sobre sus efectos en la vida social. Incluso, sobre las llamadas contratendencias. O sea, sobre los elementos y fenómenos económicos y sociales que permiten que no sólo no desciendan los beneficios de las inversiones privadas y públicas a la economía general, sino se recupere ésta, así sea lentamente. O en el marco de estos estudios no sólo debemos hablar de los propietarios del stock de capital, sino también de los trabajadores y de sus Estados, en el marco de la compleja evolución del mundo contemporáneo.

Por ello, más recientemente, se discute que las ganancias de las corporaciones financieras han incrementado más –mucho más– que las de las corporaciones no financieras. Estas no financieras han perdido casi 20 puntos en el ingreso nacional. ¿Cuáles no financieras? Los sectores agropecuario, minero, manufacturero, de la construcción, comercio al mayoreo y comercio al menudeo. Y las llamadas utilities, incluidas electricidad, gas natural y agua. ¿Con qué implicaciones? ¿Con qué futuro? Es necesario analizarlo. De veras. (nos dice Antonio Geherenson antoniorn@economia.unam.mx)

El propio Eric Nepomuceno, citado antes, nos dice que “mientras la opinión pública se distrae con las extravagancias del ultraderechista, el país retrocede aceleradamente en varios aspectos determinantes. El tema ambiental, por ejemplo, que se agrava todos los días, quizá sea el punto sin retorno de semejante saga. La destrucción de inmensas áreas bajo protección aumentó de manera escandalosa y seguramente tendrá consecuencias en el comercio exterior, especialmente con países europeos”.

También la política exterior, bajo el comando de un diplomático mediocre y fundamentalista —nos sigue diciendo Nepomuceno—, ha sido punto menos que grotesca, añadiríamos nosotros: “La actuación de Brasil en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU provocó sorpresa e indignación en antiguos aliados, al alinearse con naciones islámicas en temas de derechos sexuales y de reproduccción, principalmente los relacionados con el matrimonio infantil forzado. El vuelco en la posición brasileña tradicional costó al país ser ampliamente derrotado al lado de Egipto, Arabia Saudita y Paquistán. También la sumisión extrema a los dictámenes de Washington destroza parte esencial de la tradición diplomática brasileña.

Además del retroceso en política exterior, política ambiental, política educacional, en economía, en normas jubilatorias y aniquilación de la política cultural”

Mientras siguen goteando revelaciones como bombas sobre la actuación del ministro Sergio Moro. A estas alturas, no hay espacio para dudar que éste, verdugo del ex presidente Lula da Silva, actuó como coordinador de la fiscalía cuando era juez. Su complicidad se extendió a los magistrados de segunda instancia, revelando una de las más escandalosas farsas jurídicas de la historia brasileña. Nadie sabe qué rumbo tomará el caso en agosto, cuando la Corte Suprema vuelva a reunirse”.

¿Cómo actúa Bolsonaro? se pregunta Eric Nepomuceno, pues destrozando lo que se construyó en décadas.

¿Hasta cuándo aguantaremos semejante aberración?, se pregunta también el brillante intelectual brasileño. Probablemente falta un rato, a lo cual los brasileños debieran ya estar acostumbrados, como cuando sufrieron la larga noche de la dictadura.

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