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Opinión

Oportunismo y dolor

Ivi May Dzib

Apuntes de un escribidor

Una niña es asesinada de tal forma que conmociona a una población acostumbrada a las peores masacres, entonces nadie puede dormir, todos traen consigo su cuota de indignación y reparten culpas, buscan a los culpables de que hayamos llegado a tal grado de podredumbre y para ponerle un mayor efecto dramático institucionalmente, ponen precio a la cabeza de los asesinos materiales, entonces hay incluso una especie de psicosis colectiva, ya que uno puede ganar dos millones de pesos delatando a un culpable y es así que todas las mujeres se empiezan a parecer a la señora que se llevó a Fátima. Pero más allá de eso, hay una indignación genuina y una infinita tristeza, ya que es inconcebible que una niña haya pasado tanto sufrimiento, porque se escuchan los relatos de la prensa y se le cierra a uno el corazón porque ninguna niña debería pasar por ese calvario.

Yo me quedé sin palabras, son esos momentos cuando uno no deja de pensar, pensar y pensar, y porque uno se conoce, sabe que esto terminará para mí como siempre termina, cuando algo me deja perturbado, con la escritura de un texto, a pesar de que decidí emplear mi tiempo en otras cosas más urgentes. Aunque también, el día de la noticia, fue un día que empezó extrañamente mal, ya que un problema técnico con mi teléfono me impidió ir a trabajar temprano, lo que hizo quedarme en casa a escuchar por primera vez “la mañanera” en vivo, le presté atención.

Ahora veo a gente furiosa que basa su percepción de lo que se hace desde la presidencia, a partir de los encabezados de portales de noticias que sacan de contexto lo que se dijo, sobre todo que no invitan a profundizar en lo complejo de la situación y la forma en la que se puede abordar la problemática que día a día se hace más visible. Tengo una serie de sentimientos cruzados cuando leo a gente, dizque crítica e inteligente, simplificar la realidad inmediata a partir de lo que mediáticamente le venden. Se fue Televisa pero llegó Facebook, más barato y con mejores resultados para lavar cabezas. De qué sirve tener a la mano al de arriba explicando la situación, respondiendo preguntas y demás etcéteras, si nos sigue importando la información de segunda mano, eso sí, minada hasta la madre de intereses políticos y no del sentir del otro.

Y para colmo, no falta quienes quieren sacar ventaja de la situación; por ejemplo Felipe Calderón, quien habla de la “poca sensibilidad” de AMLO hacia las víctima, y es aquí cuando uno se enoja todavía más, ya que por culpa de este hombre, miles de familias perdieron a sus hijos y a otros seres queridos, que para él no tenían más nombre que daños colaterales, luego por dignidad debería quedarse en silencio, por toda esa indiferencia hacia las familias de los daños colaterales que provocó su guerra. Y habrá quien tome esas declaraciones como bandera para revivir al asesino Calderón en su intento de volverse a posicionar en la vida pública, ya que dirán que él sí es bien sensible.

Entonces, uno se lamenta de que la insensibilidad haya llegado al nivel de que aprovechamos el sufrimiento para sacar ventaja política, lo que no hace descabellado pensar que algunas de las muertes cruentas sean un montaje perverso para poner en la agenda problemáticas que son muy graves, pero que necesitan visibilizarse aún más, pero no con el fin de que se les dé solución, sino con la insana idea de que esto dejará mal parado a un gobierno que no ha tenido siquiera dos años para abordar todo el resquebrajamiento en que han dejado a este país.

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