Este 25 de noviembre, México vivió un momento inusual: las calles, el Gobierno federal y la Suprema Corte de Justicia de la Nación coincidieron en un mismo llamado. La violencia contra las mujeres es una crisis nacional que exige decisiones de Estado, compromiso social y transformaciones profundas.
Pero mientras los discursos oficiales hablan de avances, y desafíos las mujeres que marchan recuerdan que la realidad sigue marcada por la impunidad, los feminicidios y las desapariciones. La tensión entre ambos planos -la calle y las instituciones define el análisis de este 25N. Miles de mujeres partieron desde la Glorieta de las Mujeres que Luchan.
Entre ellas, estudiantes, trabajadoras, activistas y madres buscadoras. Ellas aportan la parte más honesta y dolorosa del 25N: la experiencia directa de la violencia.
Desde las calles, las voces que claman justicia
“Yo creo que tiene que haber un cambio social, un cambio de las instituciones, un cambio de paradigma. Las mujeres mueren en sus hogares… y es importante que los hombres se involucren”, argumentó Adela Muñiz, activista.
Su mirada coincide con los datos: en México, de acuerdo con ONU Mujeres y Amnistía Internacional, al menos 10 mujeres y niñas son asesinadas cada día, y más del 70% de las mayores de 15 años ha sufrido algún tipo de violencia.
La activista Margarita Romero sostenía una pancarta que decía: “Hay que hacer algo… propongo un centro de inteligencia, capacitación y técnicas de defensa para evitar los feminicidios y salvar a las mujeres”.
Su idea evidencia una necesidad y una esperanza: de que el Estado genere mecanismos eficientes de protección.
La voz más desgarradora: Jaqueline Palmeros, madre buscadora
“Ojalá un día no tengamos que salir… que un día no haya una desaparecida más, una asesinada más”, dijo Jaqueline Palmeros, una de las madres buscadoras de hijos desaparecidos quienes desde hace décadas sostienen que la desaparición de mujeres es también una forma extrema de violencia de género.
Trabajadoras, violencia también es desigualdad: Margarita Segura
“La violencia también se cuela cuando el salario no alcanza, cuando los precios suben y la dignidad baja”. Su diagnóstico amplía la mirada: la violencia económica también limita la libertad
16 Días de Activismo
La Secretaría de Gobernación inició la jornada internacional de los 16 Días de Activismo contra la Violencia hacia las Mujeres, una campaña impulsada por ONU Mujeres. La secretaria Rosa Icela Rodríguez afirmó que el Estado mexicano asume este periodo como un llamado permanente a garantizar una vida libre de violencias.
Recordó reformas estructurales como el Derecho a una vida libre de violencia elevado a rango constitucional, la Igualdad salarial y la Participación política paritaria. Además, respaldó el plan integral anunciado por la Presidenta Claudia Sheinbaum para homologar el delito de abuso sexual y fortalecer la denuncia.
Rodríguez destacó que las políticas deben responder también a las Mujeres indígenas, las Madres buscadoras, las Migrantes, las Mujeres con discapacidad, las Obreras, las afroamericanas y las Adultas mayores.
Y lo más relevante: subrayó que los 16 Días de Activismo no son un acto simbólico, sino una obligación institucional permanente. El 25N deja claro que las instituciones están moviéndose, pero todavía responden de manera fragmentada.
Son las mujeres en las calles las siguen sosteniendo la memoria y la exigencia de justicia. La violencia sigue siendo estructural: hay feminicidios, desapariciones, violencia económica, violencia doméstica, violencia institucional.
Por otro lado, la cifra de 10 mujeres asesinadas cada día recuerda que ningún anuncio es suficiente y el desafío es monumental: convertir la coincidencia del 25N en una política permanente, sostenida más allá del discurso, porque mientras la realidad no cambie, las mujeres de México seguirán marchando.