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Política de bienestar deja atrás el asistencialismo y consolida derechos sociales

Opinión

Todo es Personal en Yucatán

EL EXALCALDE PANISTA y eterno aspirante, Renán Barrera, está en el radar de la Unidad de Inteligencia Financiera por presunto enriquecimiento inexplicable, abuso de funciones y fraude fiscal, alimentado —dicen— por la exposición constante en redes sociales de su llamativa riqueza ligada al giro restaurantero. Se rumora que legisladores federales de Morena lo habrían denunciado, al considerar que su fortuna no corresponde con sus ingresos como servidor público. En los cafés políticos de Mérida ya se apuesta a que 2026 arranque con investigaciones fuertes contra el PAN.

EMBARRADÍSIMO ESTÁ JORGE Marín Marrufo, exdirector de un Centro de Salud, señalado por presuntamente montar una red para la venta de plazas, tráfico de certificados médicos y abuso laboral contra el personal. De acuerdo con versiones internas, la estructura habría sido utilizada con fines políticos. ¿Herencia morenista o algo que “Huacho” no ha terminado de limpiar? comentan fuentes cercanas.

 El rumor es que hay más nombres de peso involucrados que pronto saldrán a la luz. Trabajadores de la SSY explotaron en redes sociales: acusan al exdirector de ser “el más corrupto en la historia”, con señalamientos de enriquecimiento inexplicable, uso de prestanombres, nepotismo y abusos durante la pandemia, como obligar a laborar a personal contagiado de COVID.

También se habla de una “vieja guardia” que operaba con grupos de choque y doble discurso. El comentario recurrente: goza de protección política de alto nivel, aunque el personal espera que el caso “reviente” pronto.

OTROS RUMORES MENORES que circulan apuntan al sector educativo, donde persisten ecos de escándalos en el COBAY (Colegio de Bachilleres). Ahí se acusa al director, Didier Barrera, de utilizar la institución como plataforma política personal. En círculos cercanos se menciona que su principal aspiración sería la alcaldía de Tizimín, donde el actual edil, conocido como “El Zapote”, no logra consolidarse, lo que colocaría a Didier como una opción viable, aunque —subrayan— sin recurrir al uso de recursos públicos.

QUIEN OCUPÓ EL espacio mediático de Ermilo Barrera —aunque no en la Secretaría de Economía— fue el regidor Juan de Dios Collí Pinto, quien recientemente celebró una boda de alto perfil, con invitados “de primera línea” como Jesús Pérez Ballote. El evento llamó la atención por el despliegue y porque los novios se vistieron de mestizos, en un intento de conectar simbólicamente con la comunidad meridana, rumbo a la elección de 2027. Quienes conocen los tiempos electorales comentan que fue demasiado anticipado para una aspiración a la diputación, pero tan grande era el afán de figurar que incluso se realizó una sesión fotográfica en la Plaza Grande de la capital.

TRASCENDIÓ QUE CON el arranque formal de la temporada de posadas navideñas para medios de comunicación —que inició con la alcaldesa de Mérida, Cecilia Patrón Laviada— varios actores políticos que habían permanecido fuera del radar comenzaron a reaparecer y a buscar acercamiento con la prensa, algunos con más entusiasmo que otros. En primer término, llamó la atención el delegado del Bienestar, Rogerio Castro, hasta hace poco caracterizado por un estilo parco y distante. Contra todo pronóstico, ofreció un desayuno y hasta rifó algunos obsequios. Eso sí, comentan asistentes que los regalos fueron modestos, casi simbólicos, aunque el gesto resultó lo verdaderamente novedoso. Otra que se estrenó en estas lides fue la diputada Naomi Peniche, quien organizó su primera posada navideña con un formato muy particular: solo mujeres periodistas. El convivio se realizó en un local de Francisco de Montejo y, según cuentan, la convocatoria fue estrictamente femenina… aunque una colega despistada llegó acompañada de su esposo, convirtiéndolo en el único hombre entre las comensales, lo que generó cierta incomodidad y no pocas miradas cruzadas.

DONDE ASEGURAN SE respiró más bilis que ponche fue en el convivio navideño organizado por la directora del IMER, Brenda Sánchez. Integrantes del Frente de Periodistas de la Península de Yucatán —grupo que en otros tiempos fue cercano a ayuntamientos panistas— invitaron a la alcaldesa Cecilia Patrón al festejo celebrado en las instalaciones del instituto.

Nos dicen que la directora morenista no pudo ocultar su molestia cuando, durante el evento, se presentó a una representante de la presidenta municipal, provocando gestos largos y silencios incómodos. Así, la prensa cierra el año de plácemes: las posadas no sólo calientan el ambiente decembrino, sino que dejan ver que rumbo a 2026 más de uno ya quiere romper la piñata de las aspiraciones políticas.

EN LOS PASILLOS de Cultur el ambiente anda más tenso que función de cine sin palomitas. Y es que, nos cuentan, el cierre de este año dejó números que no gustaron nada: los ingresos por el tema de paradores turísticos resultaron 45% inferiores a los registrados en 2024, un golpe directo a una de las principales fuentes de financiamiento del organismo.

No es casualidad —dicen los que saben— que este desplome haya sido una de las razones de mayor peso para el reciente cambio en la Dirección General. El mensaje fue claro: los números no cuadraron y alguien tenía que pagar la factura política.

Ahora, en el reporte final, quien despacha de manera provisional, Enrique Alayola, estaría más que preocupado por el tamaño del boquete financiero. El encargado de despacho sabe que hereda una situación complicada y que el margen de maniobra es cada vez más estrecho.

Como ya se había adelantado en este espacio, Cultur apostó casi todo a los cines, confiando en que la venta de refrescos y palomitas compensaría otros frentes. La estrategia, al parecer, no dio para cubrir las pérdidas ni para sostener la operación turística como se había prometido.

Otro frente que tiene hirviendo a Cultur y que ya provocó más de un ceño fruncido entre el personal es el anuncio hecho por el encargado de despacho: a partir de enero se retirarán las compensaciones que estaban debidamente aprobadas por la Junta de Gobierno. La decisión cayó como balde de agua fría y, aseguran, sin mayor explicación de fondo.

Lo que más molestia ha generado entre los empleados es que no hubo una razón clara ni un sustento administrativo para eliminar estos apoyos, más allá de los rumores que apuntan al boquete financiero que atraviesa el organismo. En pocas palabras, el ajuste parece más un manotazo desesperado que una estrategia bien pensada.

El impacto no es menor: la medida afecta por igual a coordinadores, jefes de departamento, almacenistas y otros mandos medios, es decir, a quienes sostienen la operación diaria y que ya venían cargando con la falta de recursos, personal limitado y decisiones erráticas desde la cúpula.

EN OTRO TEMA que comienza a generar ruido en los corrillos políticos, nos aseguran que Mauricio Sahuí, director del Infonavit de Yucatán, ya habría manifestado su intención de dejar el cargo. Las razones, dicen, no son menores ni improvisadas.

Por un lado, Sahuí tendría asuntos personales que atender y que le exigirían tiempo completo. Pero, por otro —y quizá el punto más delicado—, el desaire político que ha venido acumulándose desde las alturas habría terminado por colmar la paciencia del funcionario.

El ejemplo más reciente y evidente fue el evento en Umán, donde el director general Octavio Romero supervisó el avance de las obras en el predio de Punta Cruz, donde se construyen 5,360 viviendas. Lo llamativo es que el delegado en Yucatán nunca fue informado de que dicho evento se llevaría a cabo, quedando completamente fuera de la jugada.

QUIEN ANDA MÁS  ocupado en el aplausómetro que en la discreción institucional es Efraín Rivero, subdirector de Catastro, a quien ya varios dentro de la dependencia señalan por haber llegado al extremo de crear páginas hechizas en internet y redes sociales para echarse flores… él mismo. Y por si fuera poco, el mismo discurso se replica puntualmente en sus cuentas personales.

En esas publicaciones, Rivero se presenta como “el funcionario que sí se nota” y el gran transformador del Catastro de Mérida, una narrativa que, dicen sus compañeros, raya más en la fantasía que en la realidad cotidiana de la oficina.

Lo que verdaderamente encendió los ánimos internos fue que en dichas “notas” se da a entender que prácticamente nadie más trabaja en Catastro, que él es el único que saca la chamba adelante y, además, el único que pisa colonias. Un mensaje que cayó muy mal entre el personal, que siente que su trabajo diario es minimizado para inflar una figura personal.

En los pasillos se comenta que esta estrategia responde a la falsa idea de él mismo  de que podría convertirse en candidato panista a un cargo local. Sin embargo —y aquí viene el detalle incómodo— sigue apareciendo como militante del PRI en el padrón estatal de ese partido, un dato que no cuadra con su súbito fervor blanquiazul.

SORPRESA MAYÚSCULA CAUSÓ el hecho de que alumnos de sexto grado de primaria del Colegio Montejo fueran invitados directamente al despacho del Gobernador para saludarlo y convivir con él. Un gesto que, para muchos, rompió esquemas y sacudió viejas etiquetas.

Los niños llegaron puntuales y, dicen, abarrotaron prácticamente el despacho, donde fueron recibidos con un trato poco común en la agenda oficial. El Gobernador no sólo los saludó, sino que llamó a varios por su nombre, generando un ambiente relajado y cercano que descolocó a más de uno.

El momento que nadie esperaba vino después: el Gobernador tomó su guitarra y les interpretó la ya famosa “Triste canción” de El Tri. Los aplausos no se hicieron esperar y la escena cerró con risas, fotos y una convivencia que difícilmente se ve en actos protocolarios.

Sin embargo, no todo fue entusiasmo. En sectores del panismo local el gesto no cayó nada bien. Y es que, históricamente, el Colegio Montejo ha sido considerado un bastión cercano al PAN en Yucatán, por lo que el encuentro fue leído por algunos como una señal política que incomodó a más de un dirigente.

EN EL CONGRESO local ya empieza a agotarse la paciencia de varios diputados de distintos partidos frente a las bromas pesadas y de mal gusto de Roger Torres, mejor conocido en el argot legislativo como “Papatoro”. Lo que algunos al inicio tomaban como ocurrencias, hoy ya se percibe como una práctica incómoda y reiterativa.

El problema, comentan, no es sólo que los comentarios se hagan en corto o en tono de broma privada, sino que muchas de estas expresiones se lanzan en público, en pasillos y hasta en espacios donde hay prensa, generando incomodidad y molestia entre varios legisladores.

QUIEN YA COLMA la paciencia de no pocos funcionarios del Gobierno del Estado —y lo más grave, de alcaldes de Morena— es el delegado del Bienestar en Yucatán, Rogerio Castro. En los pasillos oficiales ya no se habla de errores aislados, sino de un verdadero desastre en la integración de la lista de beneficiarios del programa de Viviendas del Bienestar, que pronto debería arrancar en la entidad.

Según comentan, el delegado prácticamente no tiene contacto directo con los supuestos beneficiarios, y aun así habría autorizado listas donde aparecen amigos, conocidos y personas que claramente no cumplen con el perfil de necesidad. Todo esto, dicen, sin el menor interés en contrastar la información con diputados federales, diputados locales o alcaldes, incluso aquellos que militan en su mismo partido.

La molestia no es menor, pues varios presidentes municipales aseguran que se les cerró completamente la puerta cuando intentaron revisar o corregir los padrones. La respuesta habría sido siempre la misma: negativa absoluta y cero diálogo. Un estilo que, advierten, condena al programa al fracaso antes incluso de que se coloquen los primeros bloques.

Pero el asunto no termina ahí. Otro señalamiento que corre con fuerza es que Castro se niega a compartir los padrones de otros programas sociales, y la razón que se comenta en voz baja es aún más delicada: en varias listas aparecen personas que ya han fallecido. Un detalle que, de confirmarse, no sólo sería un error administrativo, sino un problema mayor de corrupción.

Durante la Navidad también es personal.