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Quintana Roo

Desvían narco ruta

De la Redacción

CHETUMAL, 26 de octubre.- El aterrizaje de una narcoavioneta en los límites de Quintana Roo con Campeche, cerca del poblado Río Verde, municipio de Bacalar, revela un desvío de la ruta del tráfico de cocaína colombiana de la frontera México-Belice hacia la parte interior de la Península de Yucatán, en donde se encuentran localidades aisladas con nuevos caminos sacacosechas que son utilizados como narcopistas.

Asimismo, en este caso existen indicios de que la parcela donde fue encontrada quemada la avioneta tipo Cessna, matrícula N335PG, no fue el mismo sitio donde aterrizó, sino que pudo ser remolcada por un tractor hasta el sembradío de soya, donde luego los narcotraficantes la destruyeron prendiéndole fuego.

Al parecer la aeronave aterrizó en un camino sacacosechas en los límites de Quintana Roo con Campeche, cerca de la parcela donde sufrió alguna avería que le impidió retomar el vuelo luego de descargar cocaína, un costo de operación frecuente que los narcotraficantes asumen con facilidad, dada las cantidades millonarias de dólares que mueven en sus cargamentos, que se calculan son de 3 a 6 toneladas semanales, a través de la frontera de México con Belice y el sur de Quintana Roo.

La parcela que está rentada a un agricultor menonita, está rodeada por varios caminos sacacosechas, y en la tarde posterior al aterrizaje se vieron salir de la región de Río Verde dos camiones que cargaban maquinaria pesada, tractores que son utilizados para dar mantenimiento a esos caminos y desmontar sus orillas, limpiándolas de maleza, matorrales y árboles pequeños.

El sitio donde fue abandonada y quemada la avioneta es la convergencia de tres caminos: dos en línea recta, uno hacía el Este que desemboca en Río Verde y el otro hacía el Oeste en el camino debajo de la línea imaginaria que divide a Campeche y Quintana Roo; mientras que el tercero se dirige hacia el Norte, mismo que es un camino de trazo irregular que también desemboca en el camino bajo la línea divisoria imaginaria, pero 2.7 kilómetros al norte.

En la parcela, la aeronave estaba orientada con el frente hacia el Noreste, como si al haber aterrizado allí estuviera volando hacia el mar Caribe, en lugar de hacerlo en dirección contraria, hacia el interior de la Península de Yucatán, procedente de Belice.

En la parcela no se observan rastros ni huellas de aterrizaje, pues en los alrededores de la aeronave, y más llamativamente atrás de ella, las plantas de soya del sembradío se encuentran en perfecto estado, sin haber sido maltratadas, aunque el artefacto quedó acostado en diagonal a las líneas de cultivos.

En cambio, en los alrededores sí se observan huellas de un tractor que ingresó a la parcela, por lo que ésto es indicio de una forma de operación de los narcotraficantes para mover la avioneta del sitio donde realizó su descenso y esconderla dentro de una parcela, para luego destruirla prendiéndole fuego.

Esta forma de operar de los traficantes de droga ya había sido observada en el pasado, hace muchos años atrás, pues con maniobras como esta se formó el llamado “cementerio de narcoavionetas”, que se encontró en el sexenio de Joaquín Hendricks Díaz, en la ribera del río Hondo,

Las dimensiones de la avioneta Cessna también permiten este tipo de maniobra, puesto que una vez descargada la cocaína, siendo que le han quitado los asientos al interior, y con el tanque de gasolina vacío, la nave es fácil de remolcar con el uso de maquinaria pesada, inclusive de uso agrícola.

Las avionetas Cessna como la encontrada cerca de Río Verde, y la que fue quemada apenas el pasado 30 de agosto, cerca del pueblo de Payo Obispo, también del municipio de Bacalar, son unas de las preferidas de los narcotraficantes del Cártel de Sinaloa, que operan en el sur de Quintana Roo y Belice, por su autonomía de vuelo, su capacidad de perderse en zonas de monte y de volar a baja altura, así como por aterrizar hasta en potreros, caminos vecinales y caminos sacacosechas, o en cualquier área de tierra o asfalto.

Al parecer por esta razón este tipo de aeronave es que está siendo utilizada para operar la ruta del trasiego de drogas en el sur de Quintana Roo, aunque ahora está siendo desviada, alejándola de la frontera con Belice y llevándola hacia la parte central de la Península de Yucatán, lo cual también es testimonio de la amplitud del control que tiene el Cártel de Sinaloa en el sur del estado.

En esta región del sur de Quintana Roo, hay poblaciones muy aisladas y alejadas de los principales centros urbanos, como Río Verde, localidad que está ubicada a 11 kilómetros de la parcela donde fue abandonada y quemada la avioneta Cessna, matrícula N335PG, misma que estaba calcinada en un 80 por ciento cuando las corporaciones policiales y el Ejército Mexicano la encontraron.

Las zonas que ocupan los narcotraficantes para el descenso de sus aeronaves a descargar y/o recargar combustible, tienen como otra característica común el que son estratégicamente cercanos a un pueblo pequeño, pero despejado en sus alrededores.

También cuentan con caminos sacacosechas de reciente creación, que conectan a los ranchos y parcelas con carreteras estatales y poblados; los útiles son los que se ubican en terrenos lisos y llanos, con determinada longitud que permita a las avionetas realizar las maniobras de descenso, descarga de la droga, recarga de combustible y finalmente despegue de la unidad aérea.

El 15 de marzo de 2017, un camino sacacosechas en terrenos utilizados para las labores de agricultura y comercio del asentamiento menonita El Bajío, municipio de Bacalar, fue convertido en el sitio de aterrizaje de un avión tipo Jet King Air C90 bimotor, matrícula 2890C, con capacidad para transportar de una tonelada y media a dos toneladas de droga, debido a que sus caminos son rectos, sin árboles a los costados, de gran longitud y llanos.

En el caso reciente de la avioneta Cessna que aterrizó y fue quemada cerca del poblado Payo Obispo, el pasado 30 de agosto del presente año, se utilizó como narcopista un camino sacacosechas recientemente pavimentado por el gobierno federal, y donde los costados fueron desbrozados en espacios de 5 metros de ancho, con maquinaria pesada, presuntamente propiedad de campesinos menonitas.

Para estas operaciones, el Cártel de Sinaloa, que encabeza en la Península de Yucatán, Roberto N.G., alias “La Gallina”, teniendo como operador en el sur de Quintana Roo a Zurisaday V.M., alias “El Zury”, se encarga del abastecimiento de todo lo necesario a los pilotos y aeronaves, que conforme a los aseguramientos que se han realizado en ambos lados de la frontera, pueden ser Jets King Air o avionetas tipo Cessna.

Además, mantienen comunicación desde tierra con sus pilotos y de ser necesario, los guían hasta el punto de seguridad para el aterrizaje.

Una vez en tierra y seguros de la lejanía de las autoridades, los narcotraficantes coordinan la descarga de las avionetas, la recarga de combustibles y el despegue de la misma.

Sin embargo, si la operación se llega a complicar o la nave sufre un desperfecto, la narcoavioneta es incendiada y el piloto es trasladado hasta un lugar seguro, una casa de seguridad que normalmente cuenta con todas las comodidades, mientras es extraído y devuelto a su lugar de origen.

El avituallamiento es para las narconaves que aterrizan en el norte del territorio beliceño, así como en el sur de Quintana Roo, las cuales surcan los cielos de ambos países, de día o de noche sin problema alguno, pues los lugartenientes se han encargado con antelación de buscar el terreno idóneo para la descarga y reaprovisionamiento.

En caso de ser una operación diurna, el terreno a los costados del camino que se utilizará, es limpiado y los árboles cercanos son tumbados, mientras que la ruta de escape es cuidadosamente inspeccionada.

Cuando se trata de movimientos nocturnos, lámparas de emergencias caseras son empleadas a modo de luces de galibo para delimitar el ancho del camino y su longitud.

El aterrizaje de las aeronaves no siempre es para descargar droga, pues se ha detectado que también los narcóticos son arrojados al río Hondo en sus zonas rectas y anchas, donde posteriormente los paquetes son recolectados por varias lanchas y trabajadores del Cártel; por lo que la narcoavioneta, que para esta clase de operaciones comúnmente es una Cessna, por su capacidad para vuelos rasantes a baja altura, desciende a tierra sólo para la recarga de combustible y emprende su recorrido de regreso.

De esta manera operan los narcotraficantes en el sur de Quintana Roo, ya no sólo en la frontera de México con Belice y el norte de ese país, colindante con el río Hondo, sino extendiendo ahora sus narcovuelos hasta la parte central de la Península de Yucatán, en las colindancias de Quintana Roo y Campeche, hacia donde el Cártel de Sinaloa ha desviado la narcoruta.

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