Por Ricardo Jesús Rivas
CHETUMAL, 5 de diciembre.- Inclemente, Gustavo Salas Salgado, fiscal general interino del estado, no dio la cara ante el clamor popular de aproximadamente 800 personas que marcharon del Museo de la Cultura Maya hasta las instalaciones de la Fiscalía para exigir justicia en el caso de la mujer de origen cubano que fue salvajemente atacada.
Por el contrario, el funcionario ordenó cerrar con llaves y candados las puertas a fin de bloquear a los centenares de personas que llegaron hasta los accesos de la Fiscalía General del Estado para manifestarse.
Y así, demostrando su rechazo a los ciudadanos que le exigen resultados, pretende ser ratificado como fiscal general del Estado,
Fue casi una hora después que el vicefiscal Rafael Matos y la titular de la Fiscalía Especializada en Atención en Delitos Contra la Mujer y por Razones de Género, Guadalupe Reyes Pinzón, accedieron a recibir únicamente a una comitiva de seis personas, con muchas restricciones, donde al final no dieron respuesta satisfactoria a las interrogantes de las personas indignadas.
En punto de las 5:30 de la tarde, un contingente que apenas superaba las 400 personas, salió del Museo de la Cultura Maya, ubicado en la avenida Héroes con Mahatma Gandhi, con pancartas que decían “Justicia para Addisbel, nos queremos vivas, nos queremos fuertes”, “Si lo hizo una vez, lo volverá a hacer”, “No más violencia”, “El estado fue cómplice, seguridad pública y fiscalía”, entre muchas otras. Los manifestantes tomaron la avenida Efraín Aguilar con dirección a la Andrés Quintana Roo.
Sin embargo, conforme avanzaban cuadras, decenas de personas se iban sumando, incluso familias enteras se incorporaron al contingente, por lo que al llegar a la avenida Andrés Quintana Roo, ya se observaban cerca de 700 personas.
Cuando la marcha llegó a las instalaciones de la Fiscalía General del Estado más personas se incorporaron a la manifestación, llegando a aproximadamente 800 personas las concentradas en el sitio, quienes exigían al unísono: “Exigir, hasta que la dignidad se haga justicia”, “Insistir hasta que la dignidad se haga costumbre”.
De la misma forma, los ciudadanos presentes dieron lectura a un manifiesto que decía:
“Ante las atrocidades tenemos que tomar partido, el silencio estimula el verdugo, Chetumal ha visto con mucha tristeza como la violencia se está apoderando de nuestra sociedad, de ser una sociedad caracterizada por la tranquilidad y la paz, a una sociedad donde las notas rojas cada vez son más frecuentes en los periódicos, donde la violencia pasa de ser excepcional a convertirse en lo cotidiano.
“Hoy se cruzó la línea que lastimó a todo Chetumal, no sólo por lo despiadado en sí mismo, sino porque en él se ven reflejados todos los casos de violencia que nos han sorprendido en este tiempo. Ni de mujer, ni de hombre, casos como el de Adisbel, por el cual, nos hemos reunido aquí hoy, pero también casos como el de Yanesli, que también fue víctima de una violencia atroz y se encuentra grave en este momento.
“Nos hemos reunido aquí para decir ‘ya basta’, porque actos como este no deben ser de norma, porque nadie más debe ser víctima de violencia, y sobre todo porque no debemos acostumbrarnos a que casos así sucedan en una sociedad tan bella y tranquila como lo era chetumal.
“Estamos aquí para pedir a las autoridades, con un profundo respeto que se haga justicia no sólo para Adisbel, sino también para todos los demás casos que han ocurrido en este tiempo.
“Solicitamos que se le otorgue una indemnización a Adisbel por lo sucedido y a todas las mujeres que han sido víctimas, ya que no sabemos si logrará recuperarse plenamente de sus heridas y sus daños cerebrales, o de los cuales quedará con secuelas y, finalmente, que la corrupción sea combatida para que no tengamos más impunidad, porque eso desanima a la gente en su confianza, aumenta la impotencia y cede el paso a que la violencia se perpetúe cuando llega la justicia por mano propia mano…”
Ingrata sorpresa se llevaron las personas que integraban el contingente, cuando notaron que les habían cerrado las rejas con candados para evitar que ingresaran a pedir audiencia con el fiscal general, Gustavo Salas Salgado.
Debido a eso, los ciudadanos comenzaron a colocar sus pancartas pegadas al muro perimetral del edificio que ocupa la Fiscalía General del Estado y otro tanto ingresó a la zona de oficinas, único lugar abierto al paso, pero con las oficinas bajo llave y sin acceso al resto de la dependencia.
Tras poco más de una hora de haber llegado a las oficinas y exigir audiencia, a micrófono abierto con el fiscal general, Gustavo Sala Salgado, un enviado de las autoridades dijo a los ciudadanos que los recibirían por el vicefiscal Rafael Matos y la fiscal especial Guadalupe Reyes Pinzón, pero sólo a seis personas nombradas, sin medios de comunicación y que serían guiadas hasta un acceso rápidamente habilitado para ello.
Con el firme propósito de obtener la audiencia, los manifestantes accedieron, por lo que fueron conducidos hasta un salón donde los esperaban los funcionarios antes mencionados.
Después de otra hora de reunión, en presencia de un representante de prensa, los ciudadanos no recibieron respuesta favorable a sus preguntas y las autoridades se limitaron a decir que no podían decir nada de la investigación, ya que no eran familiares directos y que todo lo sucedido era culpa de los agentes de la Policía Estatal Preventiva que intervinieron en el lugar de los hechos.
Antes de retirarse, la comitiva informó de lo sucedido al contingente que aguardaba información y manifestaron que las acciones continuarían hasta obtener respuesta a sus preguntas y obtener justicia.
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