Por Olivia Vázquez
Arranca el año y con ello la industria del hospedaje tendrá que hacer frente a nuevos impuestos y derechos que entraron en vigor a partir del primero de enero. La carga impositiva abarcará a todo tipo de esquema de hospedaje, que va desde la casa habitación que renta un cuarto y que se verá obligada a pagar el impuesto al hospedaje, esté o no integrada a alguna plataforma, hasta la gran cadena hotelera que deberá enfrentar el impuesto de saneamiento que fue aprobado para el municipio.
Toda la carga le pegará directo al bolsillo del visitante, lo que el sector productivo no considera oportuno ni favorable por la competitividad que se enfrenta y por las condiciones de inseguridad que mantienen una imagen negativa del destino que hacen cada vez más difícil traer turistas a la región.
El pago de 25 pesos (un poco superior a un dólar) por noche y habitación, es el costo que deberá pagar el turista que llegue al destino y se hospede en algún establecimiento, lo que podría sumar hasta 200 pesos adicionales al costo de su viaje si se toma en cuenta que el promedio de estancia en el destino es superior a los cinco días.
El impuesto fue aprobado el pasado 20 de diciembre por el Congreso del Estado y ya está contemplado en la Ley de Hacienda del municipio de Benito Juárez como derecho de saneamiento.
Este impuesto ya se venía aplicando en Solidaridad para acciones de saneamiento con la vigilancia de un Fideicomiso, sin embargo y aunque la autoridad refiere que ha dado buenos resultados, algunos hoteleros de esa región ponen en duda esta versión porque se carece de información.
En el caso de Cancún, el impuesto comenzará a darse a partir de este año, lo que se suma a la carga impositiva que se viene enfrentando con derechos e impuestos como el pago adicional del 30% que se realiza al concepto de Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) por derechos ganados al mar. Este pago acordado de manera general por el sector se utiliza para el pago del adeudo que se adquirió en 2009-2010 para la recuperación de playas, deuda que se ha prolongado y todavía se enfrenta por las reestructuraciones que se han realizado.
Un impuesto más que se paga por la hotelería es el 3% del impuesto al hospedaje que también paga el turista y que desde la administración de Roberto Borge perdió su etiquetamiento para acciones de promoción, por lo que es un impuesto que se paga y que no se conoce su destino final, siendo que el pago del impuesto es cada vez más grande por el mayor volumen de turismo que ingresa a la región, pero el presupuesto asignado a las acciones de promoción no crecen en la misma dimensión.
En la base del 3% del impuesto al hospedaje, ahora se extiende al servicio que agrupan las plataformas digitales en las economías colaborativas, que deberán pagar el impuesto obligatoriamente.
Este recurso lo tendrá que pagar el turista al momento de su registro, pero también lo deberá asumir la hotelería y la agencia mayorista al menos los primeros tres meses del año, pues la tarifa está fijada y con ello muchas de las reservaciones que se estarán dando, lo que mantiene una resistencia por parte de la industria hotelera que advierte que con este tipo de acciones, se pierde competitividad en la actividad turística, pues lejos de incentivar al turista, se le está cobrando cada vez más por un destino que sigue luchando por revertir la imagen de inseguridad que se enfrenta.
Aunque de parte de la hotelería organizada aún no se da una postura oficial al tema del impuesto para este año, en la última declaración de Roberto Cintrón, líder del sector hotelero, se advertía que no se permitiría un impuesto más y que el sector se estaría protegiendo jurídicamente buscando el amparo, aunque ello se deberá de ver en las siguientes semanas.