Por Yolanda Gutiérrez
ISLA MUJERES, 6 de noviembre.- Con total impunidad se tala mangle, rellenan humedales, se tiran escombros y se construyen muelles, muchos de ellos sin contar con los permisos correspondientes, en la laguna Makax, protección natural para barcos ribereños y de mediano calado durante paso de meteoros, sin que las autoridades competentes parezcan darse por enteradas en la mayor parte de las ocasiones y, cuando han intervenido, ha sido solamente para sancionar al infractor y regularizar su proyecto, tras lo cual puede concluirlo pese a que esto represente mayor destrucción a especies protegidas.
Desde años atrás, las autoridades ambientales tanto a nivel local como federal han hecho caso omiso de las sistemáticas talas de mangle, rellenos de zona federal e incluso construcciones sólidas, cuando el mismo reglamento de Zofemat sólo permite estructuras de madera y otros materiales de la región que puedan retirarse en cualquier momento.
Tanto en el área de Sac-Bajo como sobre la carretera del Cañotal se han multiplicado las construcciones, rellenos y muelles, sin contar con que gente inconsciente arroja escombros y basura de todo tipo a orillas del manglar, lo que acelera su deterioro.
El desorden se ha permitido pese a que la laguna Makax es considerada como uno de los últimos reductos naturales de refugio y reproducción de especies marinas reservadas como langosta y caracol, casi imposibles de encontrar en la actualidad, derivado del movimiento cada vez mayor de embarcaciones que atracan en alguno de los numerosos muelles, casi todos pertenecientes a hoteles, restaurantes y residencias particulares, en su mayoría enfocadas al hospedaje de turismo.
Son más de 30 los muelles regulares e irregulares que particulares, marinas, restaurantes, hoteles y demás negocios turísticos levantaron en el perímetro de la laguna Makax, en su mayoría sin traba alguna por parte de las autoridades ambientales, tanto de Ecología como de Profepa y Zofemat que, pese a haber aplicado alguna clausura, específicamente la Procuraduría de Protección al Ambiente, de poco sirve, en virtud que los infractores pagan la multa correspondiente y pueden seguir rellenando, talando mangle o construyendo puentes sin problema alguno.
Un caso concreto tuvo lugar el pasado 9 de abril, cuando la Profepa clausuró un predio en el que claramente se observaban trabajos incipientes de tala de manglar a cargo de particulares, presuntamente para la construcción de otro muelle.
Pocas semanas después la manta de clausura había desaparecido, tras regularizar su situación los responsables de la construcción y hoy en día el muelle ya está terminado, sin importar que para levantarlo se haya tenido que talar más mangle y afectar a la fauna marina que habita en las orillas.