Por Gerardo Reynoso
Por más de cuatro décadas, Cancún ha sido sinónimo de prosperidad, crecimiento, desarrollo y bienestar. Esta visión, data de los años 70 cuando las dunas de arenas y la alfombra verde de selva no representaban aún lo que ahora se conoce como el principal destino turístico del país.
Sin embargo, ese sinónimo se ha transformado por completo ante una realidad que no deja dudas. La ciudad que vivía en paz y tranquilidad ha perdido su color y sobre todo su principal atractivo.
Y es en este punto cuando Ricardo Lujambio González, uno de los forjadores del paraíso del Caribe mexicano, no duda en sostener que, al sol de hoy, existen muchas personas que no quieren a Cancún y únicamente le sacan provecho a sus intereses.
“En la crisis que vivimos hoy como ciudad y con todo el tema de la seguridad que viene acompañada de mucha corrupción de los gobiernos, hay algo que no se puede evitar decir y es que al día de hoy, hay mucha gente no quiere a Cancún y saca provecho de la ciudad para su propio interés nada más”, indica el entrevistado.
Ricardo Lujambio González es arquitecto de profesión y arribó a Cancún en 1975 por medio del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, Fonatur, antes conocido como Infratur.
Es pionero y forjador. Ha sido reconocido por su trabajo como arquitecto y el desarrollo que su visión ha desarrollado en varios puntos de la ciudad. Es un cancunense de origen. Y es una voz autorizada para hablar de lo que fue y lo que es ahora, nuestro Cancún.
Sobre esto último, los diarios POR ESTO! inician una serie de entrevistas con aquellos que crearon el paraíso del Caribe mexicano y que ahora también tienen una perspectiva de lo que se ha convertido ese lugar que, hasta hace poco, era una esperanza de progreso.
Cancún, 50 años, un viaje a través del tiempo
Ricardo Lujambio, en coordinación con la Asociación Forjadores de Cancún, prepara un libro para presentar en el 2020, cuando el principal destino turístico de México llegue a los 50 años.
En el libro se busca plasmar lo que fue, es y podría ser Cancún conforme al paso del tiempo y las situaciones que se han ido presentando a lo largo de los últimos 30 años, cuando se buscaba una consolidación como destino turístico.
“En el libro planteamos lo que me preguntas. Qué fue, qué es y qué ha sido de nuestra ciudad, hacia dónde vamos y qué es lo que podemos esperar de la Riviera Maya; lo estamos preparando por medio de los Forjadores de Cancún. El recuento va desde el inicio de los 70s hasta el huracán Gilberto en el 88, de ahí hasta el huracán Wilma en 2005 y de ahí a la fecha”, explica Ricardo Lujambio.
Para el también activista social -más de 20 años de su vida los ha dedicado a pelear por acciones sociales y entornos naturales en Cancún-, el problema de la ciudad data desde el mismo origen.
A principios de los 70s cuando Fonatur se estableció en las dunas y comenzó a desarrollar, se cometieron muchos errores que actualmente todavía se pagan y con muchas creces.
En este punto, Ricardo Lujambio recuerda cómo, en afán de acelerar el éxito turístico del destino, se comenzaron a vender dunas de playas sin restricciones y a mansalva, situación que detonó que hoy día únicamente existan sólo diez playas públicas.
“Fonatur comenzó a vender las dunas de playa a mansalva y sin restricciones, la selva, y a partir de ahí se dieron situaciones como la falta de drenaje que ahora nos afecta, y el hecho de que sólo tengamos 10 playas públicas para la ciudadanía, eso no era válido y nunca se corrigió”, puntualiza el entrevistado.
Desde la visión de los Forjadores de Cancún, a punto de cumplir medio siglo de vida, es obvio que la ciudad enfrenta una problemática múltiple y compleja: la Zona Hotelera está sobredensificada, la movilidad está comprometida, hay un angustiante repunte en la inseguridad y la zona fundacional (o centro histórico) se ha deteriorado a niveles críticos.
Sin embargo, hay que apuntar que los problemas de Cancún no son originales, ni únicos, y que pueden ser solucionados. Ha sucedido en otras ciudades del país y del mundo, y la aplicación de medidas correctivas, de mediano y lago plazo, orquestadas al unísono entre las autoridades y la sociedad civil, han conducido a soluciones prácticas y a resultados positivos.
Por esta razón, Ricardo Lujambio establece una palabra que se dice mucho pero que, al momento, no significada nada: Orden. La ciudad requiere de una reingeniería con orden y de punta a punta para poder tener una recuperación de la misma.
“A la ciudad le urge una reingeniería, de punta a punta para poder tener la recuperación de la misma. Tenemos que volver al orden para que no caigamos en un abismo de problemas más grande lo que tenemos y enfrentamos ahora”, detalló.
El futuro de Cancún
aún no despierta
Para Ricardo Lujambio González y otros forjadores, uno de los puntos cruciales por lo cual la ciudad ha entrado en decadencia, es el hecho que la juventud, el futuro de Cancún, aún no despierta para defender la tierra que los vio nacer.
Este punto es el contraste de toda la gente que se aprovecha de la ciudad y que llega a Cancún sólo a delinquir, a manejar sus intereses y a deteriorar un lugar que significa progreso.
Por un lado, los que destruyen a la ciudad y por otro una juventud que no defiende lo suyo, ya que existen muchos jóvenes mayores de 20 años que son cancunenses de origen, pero actúan para no serlo.
“Tenemos a mucha gente que no quiere a Cancún, que sólo saca provecho. Y del otro tenemos a la juventud de Cancún que aún no despierta. Hay muchos forjadores que hemos llevado a reuniones a nuestros hijos y son muy pocos los que se interesan por el bienestar de la ciudad”, puntualizó Ricardo Lujambio.
Acorde con la tendencia nacional actual -en México la edad media es de 26 años-, Quintana Roo, Benito Juárez y la ciudad de Cancún son espacios donde la tira de población joven es amplia.
Al respecto cabe señalar que si bien la edad promedio no difiere sustancialmente de la media nacional, el porcentaje de jóvenes en el municipio entre los 15 y los 29 años es superior al del país.
Lo anterior significa que actualmente el 40 por ciento de la población en la ciudad es joven. Ellos significan el futuro de Cancún. Sin embargo, hasta ahora este núcleo social no ha despertado para proteger su tierra natal, esa que hoy no representa ni paz, tranquilidad y mucho menos esperanza para el progreso.