Por Francisco Javier Díaz Medina
COZUMEL, 19 de abril.- Más de 2 mil personas participaron en el evento del Vía Crucis de Viernes Santo (Camino de la Cruz), que organizó la iglesia católica Sagrado Corazón de Jesús.
En punto de las 11 de la mañana, dio inicio en el parque Benito Juárez, una de las representaciones del Vía Crucis vivo, que en latín significa Camino de la Cruz, siendo una de las devociones o prácticas de oración más extendidas entre los católicos y que refiere los diversos momentos vividos por Jesús de Nazaret desde su prendimiento hasta su crucifixión y sepultura.
En el interior del parque, condenado a muerte, Jesús quedó en manos de los soldados del procurador, que lo llevaron consigo al pretorio y, reunida la tropa, hicieron mofa de él. Llegada la hora, le quitaron el manto de púrpura con que lo habían vestido para la burla, le pusieron de nuevo sus ropas, le cargaron la cruz en que había de morir y salieron camino hacia el Calvario para allí crucificarlo.
Participando en este acto más de 100 participantes, caracterizando cada personaje que en su tiempo fueron participes de ese Camino de la Cruz, quienes fueron acompañados de turistas nacionales, extranjeros y centenas de personas que se unieron al Vía Crucis, como conmemoración del cristianismo, que es el quinto día de la Semana Santa.
En este Viernes Santo muchos fieles guardan ayuno y abstinencia de carne para celebrar la Liturgia de la Pasión del Señor, y se vio en el camino hacia la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, que bajo el candente sol caminaron por la avenida Benito Juárez, con dirección al oriente, el camino donde a través de 14 estaciones se rememoraron los pasos de Jesús, rumbo a su muerte.
Con oraciones y elevando la del Padre Nuestro, los 100 participantes realizaron la representación con pinturas o relieves de las estaciones debidamente caracterizados, dramatizaban las distintas estaciones y en cada cruceros de calles más personas se agregaron.
Al llegar a la iglesia para la conclusión del acto, Jesús fue crucificado, es donde pronunció “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, mientras que su madre María, desconsolada lloró por su hijo, para luego ser bajado de la cruz y después de la procesión del Santo Entierro, fue el turno de verlo en el sepulcro.