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Quintana Roo

Cuatro años no han sido suficientes

Por Eva Murillo

 

El transcurso de cuatro años de afectaciones por el sargazo –del 2015 a 2019-  a las costas de Quintana Roo no ha sido suficiente para establecer acciones concretas y consecutivas; ningún nivel de gobierno ni la iniciativa privada están emprendiendo trabajos basándose en los tres ejes marcados desde que la planta marina empezó a llegar.

Los daños que el fenómeno natural genera a los ecosistemas marinos y a la imagen del estado que más dinero genera por su actividad turística, siguen incrementándose sin que nadie haga algo más allá de reuniones para delegar responsabilidades, como se ha venido haciendo desde el 2015.

En el 2015, cuando llegó la primera oleada de algas a las costas del Caribe mexicano, hasta la Secretaría de Marina (Semar) fungió como coordinadora de los grupos de trabajo instalados en ese año.

En ese mismo año la Sectur creó un calendario a corto, mediano y largo plazo, el cual contenía lo mismo que dicen las agendas hechas en últimas fechas y que forma parte del discurso de las autoridades involucradas en el tema.

Desde hace cuatro años se advirtió que las acciones se centrarían en la recolecta en playas y que el sargazo representaba un desafío para los tres órdenes de gobierno, al no contar con una estrategia que permita actuar de manera anticipada. Hoy siguen igual.

Entre finales del 2018 e inicios del 2019 han sido instalados por lo menos cuatro comités conformados por secretarías estatales y federales, así como investigadores, pero ninguno ha logrado que los trabajos en campo sean llevados a cabo.

Las primeras señales del sargazo en Quintana Roo fue hace ocho años, en el 2011, pero cuatro años después el arribo arreció y puso en alerta a quienes estaban al frente de las administraciones federales y estatales, así como de las instancias ambientales y turísticas.

El discurso de esa fecha y los que actualmente han dado las autoridades no ha cambiado, las recomendaciones siguen siendo las mismas.

En el 2015 la Semar presentó un resumen de la situación que estaba viviendo Quintana Roo y anunció un proyecto de investigación con sus cruceros oceanográficos, los cuales realizarían estudios de corrientes marinas, parámetros fisicoquímicos, y colecta de muestras, también contemplaba monitoreo terrestre, inspección de campo con meses establecidos para efectuarlos.

También detalló, desde hace cuatro años, los puntos a favor de recolectarlo en el mar y los que estaban en contra al hacerlo en la playa; analizó 14 propuestas para la eliminación de sargazo en las costas, algunos de ellos probados en campo, entre éstas estuvieron las embarcaciones sargaceras, mallas como las instaladas el año pasado y que no funcionaron, bombas marinas succionadoras del alga.

El tema fue abordado en el plan del gobierno de la actual administración estatal de Quintana Roo, donde detalla que “de acuerdo con el Atlas Nacional de Riesgos 34 uno de los eventos de mayor impacto social y económico en el año 2015 del país, se registró en Quintana Roo, en donde el sargazo se acumuló de forma excesiva a lo largo de 180 kilómetros en playas principales, como Cancún, Playa del Carmen, Isla Mujeres, Riviera Maya, Cozumel, Tulum, Akumal, Holbox y Majahual. Esta situación ocasionó graves pérdidas económicas y afectó en gran medida a los empresarios de Cancún” y aún así sigue sin existir una estrategia completa para enfrentar el fenómeno.

En el 2018 la llegada del alga marina rebasó las cantidades reportadas en el 2015 y para este año el pronóstico es que las alfombras de sargazo sean de mayor dimensión que el año pasado, pero aun así las acciones siguen en el papel, pues no hay recursos para emprenderlas, mientras que las consecuencias se están dejando ver en la erosión de playas, muerte de pastos marinos y enfermedades en los arrecifes de coral, así como en la incertidumbre del turista sobre si le tocarán playas limpias  durante su estadía.

El año pasado los recursos fluyeron hasta finales del primer semestre, fueron 62 millones de pesos otorgados por la administración federal pasada y más de 200 millones de pesos que puso el estado, sin embargo, los trabajos fueron interrumpidos porque los fondos monetarios se acabaron pero no el arribo del alga, la cual ha mantenido su presencia.

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