De la Redacción
Después del “receso” por Semana Santa, vuelve a convulsionarse La Zona Hotelera con dos hechos sangrientos, la ejecución de un sujeto en las puertas del hotel Nizuc y la aparición de otro individuo con claras muestras de tortura en la zona residencial de Pok-Ta-Pok, donde fue abandonado después de haber sido levantado y golpeado bestialmente.
De nada sirve la presencia policial en la Zona Hotelera, que una vez finalizado el período de Semana Santa se relajó, hasta el punto que son menos las patrullas que recorren la avenida principal e incluso se aprecian muchos menos elementos de la Policía Militar, Policía Naval y Policía Federal.
Tampoco sirven los filtros policiales instalados en las dos entradas y salidas de la Zona Hotelera, y las flamantes cámaras tal parece que están de adorno, pues a pesar de la vigilancia y de que presuntamente en los filtros se detienen y revisan los vehículos sospechosos, los policías nunca parecen encontrar sospechosos los vehículos en los que huyen los sicarios.
El crimen organizado mantiene secuestrada la Zona Hotelera y lo más grave es que durante mucho tiempo las autoridades competentes han permitido que la influencia de los grupos delictivos creciera más y más, hasta que el asunto se les ha salido de las manos y pese a que se reactivaron las cámaras de vigilancia e incluso se colocaron muchas nuevas en puntos estratégicos, a estas alturas la población desconfía de que estos artefactos realmente cumplan con el cometido para el que fueron instalados.
Sin embargo y pese a la instalación de cámaras, el sentir general es que como mucho servirán para identificar los carros en los que huyan los maleantes tras cometer algún hecho delictivo en la Zona Hotelera, pero no habrá nadie que los intercepte, sobre todo si se trata de sicarios que cometieron una ejecución.
Tampoco termina de convencer que las cámaras se instalen exclusivamente sobre el bulevar y no en las calles secundarias, donde la única protección que tienen los residentes es la que aplican en sus hogares, generalmente cámaras y alarmas.
Uno de los puntos en los que se habilitaron cámaras fue a la entrada de Pok-Ta-Pok, donde a primeras horas de la mañana del martes se reportó la presencia de un individuo lesionado en el área residencial, que fue levantado, torturado bestialmente, hasta el extremo de quemarle los testículos, y posteriormente abandonado.
El área residencial ha sido blanco de robos a casa habitación en ocasiones anteriores e incluso algunos propietarios, amenazados por extorsionadores, pusieron a la venta sus viviendas y salieron de Cancún, ante el clima de inseguridad que se vive en el destino y del cual no se salva la Zona Hotelera.
Y con ejecuciones y levantones en plena Zona Hotelera, la apreciación de muchos es que las cámaras de seguridad están casi de adorno y la policía como los tres monitos: ciega, sorda y muda.