Por Yolanda Gutiérrez
La bonanza climática, con temperaturas promedio de 32 grados y una sensación térmica mayor, propiciaron que propios y extraños visitaran las principales playas con la intención de refrescarse en las aguas del mar Caribe, aunque fueron muchos los turistas que optaron por las albercas de sus hoteles, mientras otros prefirieron retozar entre las olas, bajo la atenta mirada de los guardavidas.
Veracruz, Campeche, Yucatán, Tabasco, Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Chiapas, Morelos, Tlaxcala y Querétaro, son los lugares de donde procede la mayor parte de los turistas nacionales que llegaron a Cancún con objeto de pasar unos días de asueto.
Unos se hospedan en casa de familiares y amigos, mientras que otros se alojan en hoteles tanto del centro como de la zona de playas, por lo general con todo incluido, pero tanto unos como otros disfrutan del sol, el mar y la arena, sin importarles nadar y broncearse junto al sargazo que impera en algunos balnearios y propicia que los aforos no sean tan buenos como corresponden a las vacaciones.
Desde temprana hora familias y grupos de cancunenses, así como turistas nacionales y extranjeros, comenzaron a llegar a las principales playas y balnearios públicos de manera paulatina, con la sana intención de refrescarse en las cristalinas aguas y mitigar el fuerte calor que nos azota de manera inmisericorde.
Como suele ser habitual, Las Perlas, Langosta, Pez Volador y Tortugas, todos libres de sargazo o con mínimas cantidades, fueron los balnearios públicos más frecuentados por los bañistas, en tanto que otras familias prefirieron instalarse en el Jardín del Arte, mucho más fresco y tranquilo que los balnearios públicos.
Los bañistas empezaron a llegar poco a poco; a primeras horas de la mañana en las playas aún podían encontrarse buenos lugares para instalarse, pero conforme avanzaba el día eran menos los espacios libres a la sombra y los más rezagados no tuvieron más remedio que tender sus toallas a pleno sol.
Tortugas se vio acaparada por decenas de familias y grupos de amigos residentes en Cancún, así como turistas nacionales y cantidad de extranjeros, aunque por lo general la estancia de estos últimos no duraba más que el tiempo que demoraba en atracar en el muelle el ferry con destino a Isla Mujeres.
En los balnearios públicos más populares, las familias consumían los alimentos que previamente habían preparado en sus hogares o bien compraron en la ciudad, como pollos rostizados o costillas asadas, menús que acompañaron con salsa, frijoles, arroz y tortillas.
En tanto que otros visitantes y locales optaron por hacer el gasto en los restaurantes de la playa, siendo los ceviches los platillos más solicitados por la concurrencia.
Chicos y grandes disfrutaron de las cálidas aguas del mar Caribe, los más pequeños cerca de la costa, prudentemente vigilados por los adultos, algunos de ellos provistos de salvavidas, mientras que otros eran tomados de la mano y también disfrutaron saltando las olas, aunque a menor distancia de la costa.