Por Yolanda Gutiérrez
Cancún entra a la temporada del año en la que existen mayores probabilidades de que se presente un fenómeno climático de la talla de huracanes, o incluso tormentas tropicales que afectarían mucho más a las familias que radican en viviendas endebles de asentamientos irregulares e invasiones.
Pese a la “cultura de huracán” que existe entre la población, diariamente llegan a radicar al destino personas que en su vida han pasado la experiencia de un fenómeno natural de este tipo, desconocen qué hacer y, lo más importante, ignoran dónde se encuentra el refugio más cercano.
Pero lo peor de todo es que son muchas las personas que, en caso de contingencia, preferirían permanecer en sus precarios hogares pese al alto riesgo que esto implica, antes que buscar un refugio seguro, es tanto el temor a ser robadas sus escasas pertenencias si no queda nadie en la casa.
Tras llevar a cabo un recorrido por algunas colonias irregulares e invasiones, se pudo constatar que, pese a que la mayor parte de las viviendas pueden considerarse sólidas, al tener paredes de concreto, todavía quedan casas levantadas a base de láminas de cartón y maderas.
También se aprecian otras que cuentan con paredes firmes, mientras que láminas de cartón y zinc o zacate cumplen la función de techado, demasiado débil incluso para soportar las fuertes lluvias que suelen presentarse durante la temporada.
Sin embargo, al consultar a sus habitantes sobre qué harían en caso de huracán, la mayoría coincidió en manifestar que “aguantarían” a pie firme lo que venga, salvo que se trate de un huracán tan fuerte que las autoridades les obligasen a evacuar, es tanta la desconfianza que tienen en los cuerpos policiales.
“Con Wilma hubo saqueos por todas partes, muchos bandidos aprovecharon a meterse en las casas de la gente que había ido a los refugios o salió de Cancún; si este año viene un huracán no sé lo que haría, pero creo que me quedaría en mi palapa, ya reforcé el techo con una red y espero que las casas de junto, como son de material, eviten que mi casita se desmorone. Pero claro, si lo veo muy feo tendría que irme a otro lado”, fue el comentario de Mariana Zabaleta, quien habita una precaria vivienda de la colonia Tres Reyes.
En el mismo tenor se pronunció María Pérez, quien mencionó que en caso de huracán se quedaría en su palapa, confiando en que no suceda nada muy malo.
“Nos costó mucho esfuerzo conseguir lo poquito que tenemos y no nos vamos a arriesgar a que aprovechando que no estamos, lleguen y nos lo roben. Además ya va mucho tiempo que no entra un huracán, sería mala suerte que entrase justo ahora”.