
Productores locales de limón señalaron que enfrentan severa crisis como consecuencia de una sobreoferta que ha inundado el mercado de esta ciudad y la Riviera Maya. Los afectados dijeron que cientos de toneladas provenienen de Michoacán, Colima y Jalisco, estados que lideran la producción nacional junto con Veracruz y Oaxaca.
La llegada masiva de fruta desde esas entidades desplaza al limón quintanarroense, que en su mayoría se vende a tianguistas y pequeños comerciantes de Cancún, la zona continental de Isla Mujeres, Puerto Morelos y Tulum.
“Estamos enfrentando competencia de producto a gran escala, que llega por tráilers a Cancún y la Riviera”, se quejó Rodolfo Catzín, productor de Bacalar.
Agregó que “a nosotros nos deja sin clientes y con fruta que se pierde en los camiones y en nuestras casas”.
De acuerdo con cifras de la Sader, en 2024 el estado alcanzó las 49 mil 600 toneladas de limón persa, mientras que en lo que va de 2025 la proyección es similar, con más de 48 mil toneladas, colocándose como el principal cultivo frutal del sur del estado.
Actualmente se encuentran más de 2 mil 100 productores registrados, la mayoría concentrados en los municipios Bacalar, José María Morelos y Othón P. Blanco.
Sin embargo, Catzín señaló que el mercado está colapsando: el precio por kilo de limón en campo ronda los siete a nueve pesos, mientras que la tonelada se paga entre 7 mil y 8 mil 500 pesos, montos que apenas cubren los costos de producción y en algunos casos generan pérdidas. Dijo que el mercado de la zona hotelera y los grandes restaurantes de Cancún y la Riviera Maya utilizan producto que importan del extranjero.
A esta problemática se suma el cierre de la frontera estadounidense al limón mexicano, derivado de restricciones y aranceles. La medida ha provocado que la fruta que antes se exportaba busque colocarse en el mercado interno, generando un exceso de oferta y derrumbe de precios.
Mientras los estados líderes cuentan con programas de apoyo más robustos, en Quintana Roo los agricultores denuncian que no hay canales de comercialización ni infraestructura de acopio, lo que obliga a depender de coyotes o intermediarios que compran a precios bajos.
“Estamos en una situación crítica: producimos, pero no tenemos dónde vender ni cómo competir contra el volumen que llega de otros estados”, agregó Catzín. El limón es un cultivo estratégico para el sur de Quintana Roo, pero la falta de planeación, la dependencia de mercados saturados y la ausencia de políticas estatales de comercialización tienen al sector en una encrucijada, dijeron.