
Debido al Día de las Madres, tres cementerios de Benito Juárez registraron más visitantes que en otros días; algunos de los familiares que acudieron conmemoran a su madre fallecida con música, comida, bebida, las tradicionales flores y veladoras.
Entre los cientos de personas no faltaron los que llevaron hasta a las mascotas para estar durante varios minutos en las tumbas y nichos de sus difuntos, mientras otros limpiaron las tumbas y los floreros, así como el camino.
Tal es el caso de don Guillermo, que hasta una canción le compuso a su esposa Guadalupe, quien falleció en el 2020, luego de 50 años de matrimonio y de haber procreado siete hijos.
Acompañado de uno de sus hijos, puso una bocina que llevaba consigo y la música inundó esa parte del cementerio municipal Los Olivos, terreno de que tiene una extensión de cinco hectáreas, con capacidad de hasta 500 mil bóvedas, indicó uno de los sepultureros que laboran en el lugar. Comentó que del total de bóvedas, aún quedan disponibles más del 80 por ciento.
También el cementerio Jardines de Paz, ubicado a unos metros de Los Olivos, así como el panteón municipal de la avenida López Portillo, en la Región 92, registraron mayor afluencia.
Los que más abundaron cerca y en las inmediaciones de los cementerios, fueron los vendedores de flores y otros artículos con los que los deudos honran a sus madres fallecidas. También hubo un movimiento inusual de vendedores de comida, principalmente antojitos y bebidas sin contenido alcohólico.
Muchos asistentes a los panteones llevaron comida que ellos mismos prepararon con platillos que les gustaban a sus mamás tal es el caso de Gilberta Núñez, quien preparó unas enchiladas de mole, con mucha cebolla, queso y crema, así como arroz rojo con chicharos y granos de elote y de postre, unas gelatinas de durazno que le fascinaban a su mamita.
Quienes también hicieron su agosto en pleno mayo fueron los músicos, que desde temprano hicieron acto de presencia en los cementerios, ofreciendo sus servicios.
Se veían desde tríos interpretando boleros, hasta música norteña, jaranas yucatecas, y los integrantes de una marimba, que cargando su instrumento musical complacían a los dolientes con las melodías que les solicitaban.
Luis Rubio llevo una hoja donde declamó unos versos que le compuso a su esposa, fallecida hace dos años.
Así, entre flores, música y memorias,decenas de familias visitaron los camposantos para rendir tributo a sus madres fallecidas en una emotiva jornada del Día de las Madres.