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Quintana Roo / Cancún

Alan, estudiante en Cancún inicia venta “clandestina" de comida chatarra para pagar su colegiatura

El universitario aprovechó la prohibición de comida chatarra en su universidad para ofrecer estos productos.
Los refrescos son los que tienen más demanda. Reveló que hay compañeros que venden dulces de forma clandestina.
Los refrescos son los que tienen más demanda. Reveló que hay compañeros que venden dulces de forma clandestina. / POR ESTO!

Tras la prohibición de comida chatarra en su universidad, un estudiante decidió iniciar un pequeño negocio clandestino dentro del plantel. Vende botanas, bebidas y productos que ya no están disponibles, con el objetivo de apoyar económicamente a sus padres en el pago de la colegiatura. La iniciativa, aunque no autorizada, se ha convertido en un refugio para muchos estudiantes con antojos y sin opciones.

Alan estudia en una universidad privada donde no se permite la venta de comida chatarra. Sin embargo, viendo una oportunidad y con el deseo de aliviar la carga económica de sus padres, comenzó a vender refrescos, palomitas y muffins entre sus compañeros.

En el colegio en el que estudia se prohibió la venta de cualquier artículo con etiquetas de calorías o advertencias nutricionales. Ante esa restricción, Alan vio una oportunidad de negocio, ya que la demanda por estos productos seguía vigente.

La prohibición de consumir comida chatarra en las escuelas ha sido bien entendida por su intención, pero los venteros ambulantes se han vuelto un dilema.

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Lleva un mes en esta actividad

Comenzó ofreciendo sus productos de salón en salón, con la esperanza de que nadie lo denunciara. Para su sorpresa, ya lleva más de un mes con esta actividad. Aunque las autoridades escolares están en busca de vendedores no autorizados, Alan ha logrado seguir con su emprendimiento.

Reveló que no es el único: existe incluso un grupo de estudiantes vendedores que se alertan entre sí cuando hay sospechas de operativos escolares.

Además, dijo que hay maestros que también le compran. Sus productos más vendidos son la Coca-Cola, que ofrece en 25 pesos. A veces lleva otros antojos, pero nada destrona al refresco mencionado.

En la escuela hay un  grupo de alumnos  expendedores que  se alertan entre sí;  incluso hay maestros  que les compran
En la escuela hay un grupo de alumnos expendedores que se alertan entre sí; incluso hay maestros que les compran / POR ESTO!

Comentó que hay compañeros que incluso venden banderillas y dulces con sabores variados, todo de manera clandestina.

Aunque sabe que, de ser descubierto, podría enfrentar alguna sanción por parte de la universidad —aunque no sabe exactamente cuál—, Alan asegura que el ingreso le ha permitido apoyar en el pago mensual de su colegiatura. Para él, su pequeño contrabando es más que un negocio: es una forma de ayudar a su familia.

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