
Felipe Carrillo Puerto sigue vivo en la memoria de los pueblos mayas y de la historia nacional. Así lo afirmó el sociólogo y catedrático universitario Armando Bartra Vergés, quien visitó Quintana Roo para presentar su obra Suku’un Felipe: Felipe Carrillo Puerto y la revolución maya de Yucatán, publicada por el Fondo de Cultura Económica.
Bartra recordó que Carrillo Puerto fue un gobernador de Yucatán identificado con la cultura y las luchas del pueblo maya.

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Su convicción —dijo— estaba tan arraigada que en 1922, al asumir la gubernatura de Yucatán, pronunció su discurso en lengua maya. El investigador de la UAM Xochimilco, con más de medio siglo estudiando la explotación capitalista y las resistencias indígenas en el sur de México, recalcó que la historia de Carrillo Puerto es parte de una tradición global de insurrecciones campesinas, como las revoluciones rusa, china, india y africanas, y que en México tuvo continuidad con el levantamiento zapatista.
Acompañado por la gobernadora Mara Lezama, las alcaldesas de Isla Mujeres y Benito Juárez, Atenea Gómez y Ana Patricia Peralta, así como legisladores y militantes de Morena, el académico subrayó el papel de Elvia Carrillo Puerto, “la Monja Roja”, feminista adelantada a su tiempo que impulsó el derecho al voto femenino, leyes de divorcio y campañas por la planificación familiar.

“Para el Partido Socialista del Sureste, estas demandas eran tan centrales como la lucha por la tierra”, puntualizó. El escritor y periodista Sergio Lugo, presentador de la obra, destacó la calidad literaria y la riqueza estética con que Bartra describe el universo maya y la sociedad yucateca de la época, donde Carrillo Puerto se movió entre anarquistas, campesinos, intelectuales y mujeres pioneras en la lucha por sus derechos.
Carrillo Puerto, de origen criollo pero hablante de maya desde niño, cultivador de la tierra, músico y periodista, pagó con cárcel y, finalmente, con su vida, su compromiso con la justicia social. Se unió al Ejército Libertador del Sur durante la Revolución, y ya en Yucatán encabezó un proyecto político que confrontó al viejo régimen porfirista incluso antes del llamado de Madero a las armas.
“Hay que volver a la milpa maya para el buen vivir”, concluyó Bartra, al vincular el pensamiento y la acción de Carrillo Puerto con la urgencia de rescatar prácticas agrícolas, comunitarias y culturales que sostengan la vida en armonía con el territorio y la identidad de los pueblos originarios.