Quintana Roo / Chetumal

En busca de un mejor futuro, doña Juanita, migrante de Chiapas, dignifica su vida diaria ante su triste pasado

Tras una infancia arrebatada y años de violencia, doña Juanita encuentra en sus hijos, su trabajo y su libertad el amor y la paz que siempre esperó.

En busca de un mejor futuro, doña Juanita, migrante de Chiapas, dignifica su vida diaria ante su triste pasado
En busca de un mejor futuro, doña Juanita, migrante de Chiapas, dignifica su vida diaria ante su triste pasado / Por Esto

Doña Juanita G.G. de 57 años de edad se levanta diariamente a partir de las siete de la mañana para surtir su carrito de saborines, esquimos y paletas heladas, mismas que le dan la oportunidad de ganarse algunas “moneditas” todos los días, como ella misma dice. 

Juanita relató que emigró desde su natal pueblo de Santa Rosa, en el estado de Chiapas, a Chetumal cuando tenía solo 12 años, edad con la que sus padres la juntaron con un hombre que le triplicaba los años: 

“A mí me robaron de 12 años. Eran las costumbres de antes, ahora sé que es algo indebido. Es algo que está mal”, señaló.

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La abuelita señaló que fue un momento de tristeza en su vida, pues desde temprana edad se vio obligada a realizar tareas domésticas en vez de jugar como los demás niños. 

Señaló que fueron etapas en las que se sintió amarrada, impotente, pues tenía que estar junto a alguien al que no amaba, pero que tenía que servir, como ella misma lo creía.

Reveló que sufrió violencia de género en distintas ocasiones, hecho que le hizo abandonar a su esposo años más tarde, cuando sus hijos ya contaban con la mayoría de edad. 

Mencionó que debido a la falta de recursos, ni ella ni sus 11 hermanos tuvieron la oportunidad de ir a la escuela.

No obstante, reveló que le hubiese gustado aprender a leer, tener un salón, un pupitre, jugar en el recreo y tener maestros de los cuales aprender. 

Por tanto, ese fue el motivo por el que trabajó duró hasta los 40 años, para darle estudios a sus hijos. 

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Comentó que como vendedora de paletas ha tenido la oportunidad de descansar más en su trabajo, pues anteriormente se dedicó a la limpieza doméstica y a la cocina en distintos restaurantes de Chetumal, pero ahora reconoce que ya no se encuentra en condición para hacer esas actividades:

“Ya tengo mi edad”, señaló.  

Juanita destacó que constantemente resignifica su vida, porque lo que sufrió en el pasado no va a definir quién es el presente, porque ahora es una mujer plena, aseveró.

Mencionó que ahora ve la vida de otra manera; le gusta conocer lugares, pasear, comprar en el mercado y visitar a sus hijos o simplemente contemplar el día. 

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Agregó que todos sus hijos la apoyan económicamente, más ella ha decidido seguir trabajando, porque quiere ganarse su propio dinero, pese a que las ganancias diarias no siempre son fructíferas. 

Finalmente, reveló que el amor que siempre espero fue el que sus hijos le supieron dar y ese vacío que tuvo ya no está.

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