Al cierre del 2025, el municipio Lázaro Cárdenas enfrenta una crisis de legitimidad ante su población, misma que reportó el abandono sistemático en materia de servicios básicos, seguridad y obra pública.
Los delegados Gustavo Bastard (Héroes de Nacozari) y Olegario Cen (Valladolid Nuevo), así como residentes de comunidades como Ejido Juárez y El Naranjal, señalaron que el Ayuntamiento ha incumplido compromisos de campaña, dejando a las zonas rurales sin infraestructura mínima.
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Baches “devoran” las calles en la comunidad Solferino en Lázaro Cárdenas
El balance de fin de año para Lázaro Cárdenas arroja un saldo desfavorable en la percepción ciudadana. De acuerdo con las quejas de pobladores y autoridades auxiliares, pese a que la Dirección de Obras Públicas, encabezada por Nely Valdés, informó en su momento una inversión total de 86 millones de pesos provenientes del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS), los beneficios se diluyeron en una planeación considerada deficiente por diversos sectores.
Según información oficial, priorizaron acciones de vivienda, construcción de baños, suministro de agua potable y desazolve de pozos en localidades como Solferino, San Ángel, Chiquilá, Kantunilkín, Ignacio Zaragoza y Valladolid Nuevo.
Sin embargo, persisten rezagos como baches profundos, caminos de terracería intransitables y una constante falta de alumbrado público.
En Héroes de Nacozari, el subdelegado Gustavo Bastard señaló que la comunidad volvió a ser ignorada y agregó que la lista de carencias es prácticamente la misma de años anteriores: ampliación de alumbrado, pavimentación, creación de áreas verdes, manejo adecuado de residuos y el anhelado proyecto ecoturístico, urgió a que se rehabilite el camino hacia Playa del Carmen, una promesa que continúa sin cumplirse.
En el Ejido Juárez, el sentimiento de exclusión es generalizado. El habitante identificado como M. N. relató que han tenido que recurrir a la autogestión incluso para realizar festejos comunitarios, como una forma de combatir el desánimo. “No hubo mejoras, estuvimos abandonados”, señalaron.
V. H, de Nuevo Durango reportó que existía el compromiso de repavimentar 700 metros de la entrada principal, obra que fue postergada para el 2026, dejando a la población en incertidumbre. Además, la solicitud de un domo deportivo no fue atendida.
A decir de vecinos de El Naranjal recordaron que la carretera de acceso fue una promesa de campaña del actual Municipe y aún no se concreta, a lo que se suma la precariedad en los servicios de salud y las condiciones de vivienda.
José Benito Pech, subedelegado de San Antonio, lamentó que ni la administración pasada ni la actual dieran respuesta a la petición de rehabilitar el camino de acceso.
Mientras que en San Francisco aunque se construyeron algunos tramos de calle y se entregaron ocho viviendas, el esfuerzo fue calificado como una gota de agua en el desierto, frente a la necesidad de al menos 5 mil metros de pavimentación.
Uno de los puntos más críticos en este recuento es la seguridad pública. En Valladolid Nuevo, considerada estratégicamente como la entrada al municipio, el delegado Olegario Cen reveló una situación alarmante: sólo cuentan con cuatro elementos y una patrulla para resguardar una zona que sirve de acceso a 11 comunidades.
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Esta problemática se repite en San Francisco, donde la vigilancia es ocasional, con sólo dos elementos y sin unidad vehicular. Mientras que en Agua Azul, los habitantes señalaron que ya no disponen de patrulla alguna. En Héroes de Nacozari, la ausencia de presencia policial ha dejado a la población en total vulnerabilidad, en contraste con el discurso oficial de paz social.
Vecinos de varios poblados afirmaron que el 2025 concluye con un Lázaro Cárdenas fragmentado. Mientras la zona turística y la cabecera concentran la atención y gran parte de los recursos, las comunidades del interior subsisten entre el abandono y la autogestión.
Puntualizaron que las expectativas para el 2026 no se centran en el optimismo, sino en la exigencia pasando de la petición al reclamo y el hartazgo frente a un Gobierno municipal que parece administrar la escasez en lugar de impulsar el desarrollo se ha convertido en el sentimiento predominante.