
A casi un mes del trágico doble homicidio de jóvenes de la comunidad San Francisco, en el municipio Lázaro Cárdenas, ocurrido el pasado 14 de junio en la carretera hacia la Alcaldía Ignacio Zaragoza, la seguridad en la zona no ha sido reforzada, a pesar de las constantes quejas de los habitantes; la población exige mayor presencia policial ante los sucesos sangrientos registrados en la región.
Las comunidades San Francisco y San Cosme han sido escenario de hechos violentos y “levantones” como los dos habitantes de la secunda comunidad que a la fecha no aparecen, generando un clima de temor entre sus residentes, quienes claman por acciones concretas de las autoridades.
A esta preocupación se suman padres de familia de San Juan de Dios, quienes solicitan apoyo con el transporte para sus hijos que estudian el telebachillerato en San Francisco. Su objetivo es evitar que los jóvenes se expongan a situaciones de riesgo en el camino.
El asesinato de los dos jóvenes de la zona sur del municipio Lázaro Cárdenas, perpetrado cuando salían de su comunidad, desató indignación ante la falta de vigilancia policial que se tiene en esta zona y donde el crimen organizado ha echado raíces en esta demarcación que hace años se consideraba la más tranquila.
Los pobladores de esta pequeña comunidad afirman que los jóvenes están a merced de los grupos delictivos, quienes a menor edad caen en sus garras para fungir como halcones o comercializar drogas en la zona, jugando con la necesidad económica y su vulnerabilidad por querer probar las mieles del poder influenciados por series y música bélica, que ven y escuchan en las redes sociales.

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A pesar de la reciente instalación de un destacamento de la Guardia Nacional (GN), en Nuevo Xcan, a sólo 15 kilómetros, donde se ubica la estación del Tren Maya, los ciudadanos reportaron la ausencia de patrullajes y la falta de coordinación con la Dirección de Seguridad Ciudadana municipal.
Los habitantes de la zona afirman que esta dependencia se escuda en la falta de elementos para justificar su inoperancia, dejando a la población a merced de la delincuencia que se ha ido apoderando del territorio lazarocardense, municipio donde la tranquilidad se trastocó desde hace algunos años, comenzando como patio trasero de la delincuencia donde se arrojaban los cuerpos; sin embargo, ahora hay distribución de drogas, ejecuciones y “levantones”.