
En medio de un calor sofocante, la fe y la tradición se hicieron patentes en Kantunilkín, donde decenas de feligreses se unieron en la tradicional procesión en honor a la Virgen de la Asunción, patrona del pueblo. El evento, que combinó fervor religioso y profundas raíces culturales, destacó la devoción de la comunidad.
La procesión dio inicio puntualmente al mediodía de este jueves, con la imagen de la Virgen siendo llevada en hombros por las calles principales. A pesar de las altas temperaturas que se registraron, los fieles, con ramas de ruda y albahaca en mano y velas encendidas, acompañaron a la figura sagrada en un recorrido de aproximadamente dos kilómetros que duró casi dos horas.
Un elemento central de la procesión fue la participación de los dignatarios mayas, quienes encabezaron la marcha. En cada esquina del trayecto, elevaban oraciones en lengua maya, pidiendo a la Virgen por las bendiciones recibidas y fortaleciendo el vínculo entre la fe católica y las tradiciones ancestrales de la región. Los rezanderos del consejo supremo maya, Roman y Reyes Chuc, guiaron estas plegarias, mostrando la fusión de ambas culturas.
El recorrido culminó en la Capilla de la Sagrada Imagen, donde la comunidad se reunió para una emotiva misa de agradecimiento. El evento no solo celebró un dogma de fe, sino que también reafirmó la importancia de la identidad cultural y la cohesión comunitaria en Kantunilkín. La procesión de la Virgen de la Asunción se mantiene como un testimonio vivo de la devoción y el legado que se transmite de generación en generación.