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Yucatán

El abanico, símbolo social de gran prestigio

Jorge Frías Castillo

El abanico es hoy un instrumento que sirve para la higiene y comodidad, porque en época de calor ayuda al individuo a sentirse mejor.

En la actualidad se usan los abanicos de techo, de pie y de mesa, cuando no hay dinero para tener en el cuarto un aire acondicionado que a veces lo deja a uno más frío que un esquimal.

El abanico de cartón o de tela para abanicarse con la mano fue un elemento tan valioso en otros tiempos, que hasta los poetas le escribieron versos y todavía en las bibliotecas, hay libros antiguos que muestran esa pieza como un objeto de coquetería femenina para llamar la atención.

Según la posición del abanico era la actitud o propósito que perseguía la dama, y en España alcanzó tanto renombre, que ahí se fabricaron los abanicos más finos y bonitos, con olor a perfume para que fueran más coquetones.

En los tiempos en que se usó mucho el abanico con mango de madera, no fue para presumirle a nadie ni atraer miradas, sino sencillamente para mitigar el calor en las noches ardorosas de verano.

Las fotos antiguas, según los cronistas, muestran a la mujer, y también al hombre, en los bailes, parques y teatros abanicándose el rostro, el pecho y los brazos para mitigar los efectos del calor. Aquello era un espectáculo y una necesidad y el que no tenía abanico decía al vecino: “Préstamelo un momento”, y todos se abanicaban para despejar por un instante la desesperación. Se cubrían dos objetivos: calmar el impacto y presumir al mismo tiempo con ese adminículo que llevaba una figura tan hermosa de maja y el perfume de sándalo.

Fue -como ya dijimos- un artículo de tanta importancia que las casas comerciales recurrían a él para su propaganda y ayudar al pueblo a sentirse más cómodo en la época de calor. Cuando en la Navidad y Año Nuevo la gente visitaba los comercios para surtirse, invariablemente el cliente pedía al dependiente: “Por favor, deme mi calendario y mi abanico”. El público se lo peleaba porque casi siempre traía la imagen del artista favorito.

El abanico de mano fue muy necesario para aquellos tiempos cuando el sudor hacía, incluso, que se derritiera en el rostro de las mamás y abuelitas el polvo de cascarilla que se ponían para lucir mejor.

Desapareció el abanico que se conseguía, incluso gratis, y surgieron los abanicos eléctricos con los que hoy muchos comercios hacen el gran negocio porque se asegura que el calor es más fuerte y molesta más que en otros tiempos.

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