Yucatán

Servir a Dios con alegría, fórmula del Padre Manuel Vargas

Entrevistado en el marco de la celebración de su 60 aniversario sacerdotal, el Padre Manuel Vargas Góngora dijo ayer que su fórmula para llegar a esa cantidad de años de entrega extraordinaria fue “servir a Dios con alegría”.

La entrevista fue así:

-Padre, ¿cómo se siente hoy?

-Yo, feliz.

-¿Y cuál es la fórmula?

-Ja, ja, ja. Servir a Dios con alegría. Nada más.

-Qué hermoso.

-Ahorita estoy feliz en Santa Lucía. Estamos haciendo unas mejoras, ya pintamos la iglesia, ya pusimos la iluminación, hicimos jardines. Lo malo es que no va mucha gente. El problema de Santa Lucía es que vino el turismo, y la gente que vivía allá vendió sus casas para pequeños hoteles y se fue a vivir al norte de la ciudad, pero el domingo, para recordar sus tiempos, vienen a misa. Y bueno, pero yo estoy obedeciendo. Sin embargo hay preparaciones para bautizos, para niños, para jóvenes, para adultos cuando se van a casar y no saben nada.

-¿Y de edad, padre, cuantos años cumple?

-75 años. Ya estoy cerca…ja, ja, ja.

-Bueno, de Dios siempre ha estado cerca, pero yo lo que veo es que tiene total lucidez y que llegó a la tercera edad con una sabiduría que no todos tenemos.

-Pues gracias a Dios. Y seguiré hasta donde me mande Dios.

-¿Y en qué año y fecha se ordenó?

-Fue el 21 de diciembre de 1958. Me ordenó el excelentísimo señor doctor don Fernando Ruiz y Solórzano. Aquí me ordenó. Yo nací en San Cristóbal, aquí a 3 cuadras, donde vivo también, el 23 de diciembre de 1933. Aquí fui acólito, aquí fui del grupo de la ACJM, luego entré al seminario. Después me ordenaron, estuve 2 años en Itzimná, estuve 18 años en San Francisco, y luego me pasaron aquí, donde estuve 35 años y luego me pasaron a Santa Lucía, donde tengo 3 años.

Aquí nací

Luego, al tomar la palabra en el altar, hacia el final de la misa, el padre Manuel Vargas Góngora dijo a todos los asistentes:

-Muchísimo gusto me da volver a esta santa parroquia, en donde se puede decir que aquí nací, aquí me dieron catecismo, aquí me ordenaron sacerdote, y quiso el señor Arzobispo que yo estuviera aquí, en San Cristóbal, 35 años, hasta que me mandaron a Santa Lucía. En realidad toda la familia, pertenecemos a San Cristóbal, está a 3 cuadras la casa aquí de todos ustedes, en donde nos formamos, donde nuestra madre, doña Amelia, nos formó y nos educó en el sacrificio y en la oración.

Cuantas veces nos levantaba muy temprano y nos decía: “El padre va a comenzar, a las 6 es la misa”.

Entonces nos sacudía la hamaca y veníamos a la santa misa. Y luego el padre Angel, mi hermanito que está aquí sentado (en silla de ruedas), no pudo subir porque está un poco discapacitado. A él le gustaría concelebrar con nosotros. Lo ha hecho siempre. Cuando él celebra su aniversario también yo voy allá con él en San Antonio Kaua, allá concelebramos. Incluso los señores Arzobispos han ido.

Entonces, cuando estábamos pequeños, luego mi hermano Ángel se dormía un poquito y el padre Zapata le decía a mi mamá que estaba participando en la misa:

-Anda a despertar a tu hijo, está durmiendo.

Y se subía mi mamá a los cuartos de aquí arriba para que venga a oír confesiones. Por eso yo guardo gratos recuerdos de esta iglesia donde quiso Dios que estuviera tanto tiempo, y desde luego tengo un amor muy grande a la Virgen de Guadalupe. Llegamos a juntar 250 peregrinaciones, y como 60 mil antorchistas que venían de mañana, de tarde y de noche, y cuando celebraba la misa pontifical el señor Arzobispo don Emilio le presentaba yo la lista de cuántos vinieron, cómo vinieron, etcétera.

Creo que el señor Arzobispo estuvo muy a gusto. También yo suplí varias veces a don Manuel Castro Ruiz para las confirmaciones. Recuerdo que decía don Manuel: “Oye, hoy no voy a poder confirmar, confirmas tú, pero a la una me esperas a comer, voy a comer allá”.

Pidan por los sacerdotes

Dijo también el padre Manuel:

-Yo les agradezco mucho su asistencia, pero es muy importante que pidan mucho por todos los sacerdotes. Cuando uno pregunta cuántos seminaristas hay, pues entran un montón, pero se van colando, colando, y llegan muy pocos a ordenarse. ¿Por qué?, pues quizá falta más oración, más sacrificio por los sacerdotes, más propaganda para que entren. A mí me da pena y coraje cuando para septiembre veo la lista de gente que va a estudiar medicina, odontología, y para el Seminario, muy poquitos.

Si quise celebrar este aniversario créanme que es por agradecimiento a Dios nuestro Señor y la Virgen de Guadalupe que siempre han estado conmigo. En los momentos difíciles la Virgen de Guadalupe siempre me ha tendido la mano, siempre me ha ayudado. Por eso estoy aquí. Bendito Dios. Finalmente recomendó:

-Pidan mucho por los sacerdotes y por las vocaciones sacerdotales. Muchas gracias por haber venido. (Muchos aplausos).

(Roberto López Méndez)