La culminación de una actividad en el campo de las letras es el ver convertido en un libro editado y publicado los esfuerzos del autor. Bien dice la conseja popular: “En la vida hay que sembrar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”, Jorge Humberto Lavalle Ortega puede afirmar sin el menor rubor que su vida se ha llenado con estos tres rubros, pues su serie de relatos, memorias, apuntes y vivencias han visto la luz en forma de libro la noche de anoche, en la amena y sabrosa presentación que de su obra han hecho tres presentadores de excelente calidad. El libro del Ing. Lavalle se titula “Imágenes de mi Tierra”, pero el título no nos da más que una breve idea del contenido al que corresponde esta afortunada edición, pues la calidad humana del mismo lo lleva a otro plano y la lanza para llegar a las manos de quienes gustan de adentrarse en la entraña de las cosas más simples y, por ello, las más importantes.
La noche del miércoles 5 del presente, en un salón del restaurante del Club Campestre de Mérida, una numerosa concurrencia se dio cita ahí para atestiguar la entrañable presentación del libro “Imágenes de mi Tierra”, del Ing. Lavalle Ortega. Los presentadores lo fueron un trío de calidad superior, integrado por el Antr. Indalecio Cardeña Vázquez; el Dr. Alfredo Canto Solís; la Mtra. Enna Evia Ricalde, directora de la Escuela de Escritores “Leopoldo Peniche Vallado” de la cual es egresado Lavalle. Una de las hijas del autor nos fue poniendo en autos de lo que ahí se habría de llevar a cabo. Dijo: “Mi padre ha decidido legarnos este libro en el que se encierra su vida misma. El nació en la región más bonita, Tho, hoy Mérida. Gracias papá por esta producción maravillosa”.
De ahí en adelante, es el propio Lavalle Ortega quien marca la pauta y va cediendo la palabra. “La vida es la búsqueda eterna de la felicidad; es hacer feliz al alma. ¿Qué es el alma?, se pregunta, es como el amor, no se ve, pero se siente”, expresa el autor y cede el micrófono al primer presentador que es el Antr. Indalecio Cardeña.
Indalecio da inicio expresando que: “Un principio fundamental de todos los creadores es la libertad para hacer lo que sea; y en letras, como en todas las artes, algo me gusta porque me gusta y punto”, señala con gran énfasis. “La escritura testimonial tiene un valor enorme, es lo que el autor vio y dice con sus propias palabras, es un invitar a los demás a que reflexionen. El libro de Jorge Lavalle es un hermoso libro de anécdotas, pero va más allá. Juega con frases coloquiales, narra sus vivencias en la facultad, sus caminatas por la Plaza Grande. Destaca lo sucedido al extraviar un libro, y sus esfuerzos para reponerlo con sus ahorros. Su hermosa visión de puertos mágicos. San Felipe, ver al puerto en forma vívida, en una forma cinematográfica, como el barrido de una cámara, juega combinando recursos literarios y cinematográficos combinados. El autor trata de escribir sobre algo suyo, y sí lo logra, ¡bravo! Es un libro ameno, nos deja con lo útil, pero ameno siempre”, concluyó.
En su turno el Dr. Canto Solís inicia con una broma: “Aquí nadie tiene apendicitis, aquí no creo ser útil”, risas. “Este libro es la percepción relatada de un yucateco que fluctúa entre la objetividad y un juicio histórico, plasmar una experiencia en lenguaje escrito. Es ingeniero de profesión, así que sabe el valor de un cimiento, pero fue a la escuela de escritores, eso no lo hizo escritor, pero le dio los elementos para llevar al lector a su última experiencia, cuando nos cuenta: ‘Mi parque de San Juan, mi paseo a la Catedral’, no es ficción, es descripción, pero sin dar fechas, traslada al lector a las vivencias de Yucatán. Lavalle se vuelve filósofo, saca la personalidad de lo eterno. Quedan, la palabra escrita… y los sueños”, termina con gran delicadeza.
Toma la palabra el autor: “No soy orador, soy escritor, así que pido disculpas”, inicia su intervención. “Indalecio, es una joya sobre todas las cosas nuestras; Alfredo es poseedor de una cultura impresionante, ha leído todos los libros… hasta el mío. Alfredo y yo, somos émulos de La Montaña Mágica, en la que se narran caminatas semejantes a las que nosotros hacemos”. Agradece la asistencia de algunas personas: “Cristina Trejo y Elsie Cortés, de las mejores amigas de mi hermana María y están aquí en su representación. María Eugenia y Vicente González Díaz, César Alayola, grandes amigos que representan a mi hermano Fernando. Quiero aclarar el mensaje del libro y para ello me ceñiré a mis cinco minutos de tiempo. ¿Qué es el libro? Es una meditación sobre la península de Yucatán. Desde el cruce de Bering, hasta llegar a estas tierras. La mirada de la escritura, la forma de mirar lo que estamos viendo; con mirada de escritor, podemos ver desde el inicio de la vida, y ésta se inicia en Yucatán en las inmediaciones de la Hacienda Xcanatún, ahí se han descubierto restos de hace trece o catorce mil años de antigüedad. Cosas que a todos les interesan como Chichén, Uxmal, Izamal, la costa. Luz y Sonido de Uxmal es el espectáculo más bello de su clase en todo el país. ¿Qué nos hace el mensaje de Mediz? No dice: Fe, esperanza y amor. De la ciudad de Mérida, todos podemos opinar porque hemos vivido en ella; las culebras en las torres de la Catedral, todos hemos oído hablar de ellas, y son un simbolismo escrito en el libro. Nuestros ancestros mayas, ellos consideraban cinco puntos cardinales, en el libro se hace un homenaje a los antepasados. El Norte es Paseo Montejo, el Sur es San Juan, el Este el Cuartel de Dragones, el Oeste el Centenario, y el centro lo es Tho misma”, señala con gran entusiasmo.
“Además, este libro nos da libertad, con una tijerita, si no te gusta un capítulo… córtalo y ya. Y por último, el xix, lo más maravilloso es recibir el mensaje de Dios al contar tu vida. ¿Cuál es la receta de un buen libro? Una mano en el corazón y la libertad de contar lo que a nadie le habías dicho”, concluye con gran emotividad.
Cierra, la intervención de Enna Evia. “Jorge Lavalle nos ha traído el fruto de nueve años de haber egresado de la Escuela de Escritores, pertenece a la primera generación de egresados, ha sido testigo y partícipe de la emoción de escribir, de la labor hecha en la escuela, la formación para poder expresarse, de soñar lo que se quiere escribir. A Jorge puedo compararlo con un autor granadino poco conocido de apellido Arrollo que decía: ‘Yo soy la ciudad y la ciudad soy yo’. En Jorge, Mérida es el gran pretexto para el reencuentro consigo mismo, en él, encontramos una voz que se transforma, la ciudad es una extensión del autor. No sé si éste es su mejor libro, me gustan mucho sus novelas Yaxkabah y La Catedral del Amor. Su voz es un destino para aportar, con la divinidad al lado. El es un mismo ser, adoptando otras pieles. Es fascinante su manera ingenieril de asumir la estructura de su libro”, terminó.
Después de la presentación, el público compartió unas copas de vino tinto y unos selectos canapés. Salimos del Club Campestre con el buen sabor de nuestras más profundas tradiciones.