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Yucatán

'Envolver” por convencer, persuadir, y también 'enredar”

Roldán Peniche BarreraYucatán Insólito

Lo usamos y lo hemos usado mucho en la península en ese sentido: “envolver” por convencer a una persona, persuadirla, pero en ocasiones “enredar” a uno en algún asunto.

No está de más ofrecer al lector dos de las varias acepciones del Diccionario de la Academia Española (DRAE):

ENVOLVER v. tr. 3. Fig. Acorralar a alguien dejándolo cortado y sin salida: envolver con razones. v. tr. y prnl. Fig. Mezclar o complicar a alguien en un asunto, haciéndole tomar parte en él.

Y aunque nuestros otros diccionarios no lo incluyen, con las dos significaciones del DRAE nos basta para entender el mensaje. Esto es, alguien nos convence de tomar parte en algo que a la larga nos perjudicará. También decimos en Yucatán: “Enredar”.

Veamos un ejemplo:

-Oye, X’Fina…

-¿Por qué hablas tan bajo, “Barrigas”?

-Por si los cuicos… No quiero que me escuchen.

-¿Pos qué pasa, “Barrigas”? Si tú eres “cuico”.

-¡Cuidado! Sólo chofer de la Inspección de Polecía.

-Bueno, y qué demonios quieres…

-Mira, traigo en mi sabucán unas botellas de Johnnie Walker y de Chivas…

-¿Masi las robaste?

-¡No, cómo crees! Las adquirí en Belice a buen precio y a ver si me ayudas a venderlas. Pagué $200 por botella y quiero venderlas en $500.

-¿Y qué quieres que haga?

-Véndelas entre tus amigotes y te doy $20 de comisión Xlá-Fina…

A los pocos días el Abog. Patrón la ve vendiendo las botellas:

-X’Fina, Xlá-Fina! -le grita. Eso va contra la ley. ¿Quién te las dio?

-El “Barrigas”, el condenao “Barrigas” me “envolvió” en el asunto…

Wachy Bates

Divulgación

Julio César y el poder

del Gladio

Plantado Julio César, con sus poderosas y aguerridas legiones conquistadoras a las puertas de Roma, reta a Craso y a Pompeyo a combatir por el dominio de ella diciéndoles, con el poder del Gladio de mis legiones los venceré. Ambos personajes, ya con la edad encima, optan por dejar Roma a Julio César y se van. Uno, el tal Craso, junto con su hijo y sus seguidores más leales deciden irse a la frontera con Grecia para integrar suficientes legiones para invadir al reino de Partia y conquistarlo, pero no contaban con que Partia se encontraba muy lejos y sus líneas de abastecimiento se dilataban mucho dejando de ser eficaces y al llegar a su destino, ya los estaba esperando un vasto ejército Parto muy bien armado y feroz dispuestos a defender sus tierras, aparte de que contaban con una caballería poderosa y blindada, los catafracos, integrada por caballos y jinetes guerreros usando armaduras casi impenetrables por las lanzas, gladios o flechas romanas. Los Partos vencieron completamente a las legiones de Craso, mataron a su hijo y a él lo obligaron a una tregua, Craso la quería para proponerles un trato que salvara al resto de sus legiones, pero lo hicieron prisionero y lo mataron haciéndolo tragar oro fundido, abandonando su cadáver en el desierto.

Respecto a Pompeyo, él y sus legiones tratan a toda costa de alejarse rumbo a Siria para no presentarle batalla a César, pero éste no ceja en su empeño de acabar con su rival y va tras él, dejando a su lugarteniente Marco Antonio y suficientes tropas para entrar a Roma y controlar el poder en su nombre. Cuando César alcanza a Pompeyo, lo derrota completamente. Pompeyo viéndose perdido huye hacia Egipto, llegando a Alejandría como puede para pedirle ayuda al Faraón reinante, sin tener en cuenta que éste se encontraba en medio de una guerra civil contra su hermana Cleopatra por el poder del reino, que en esos tiempos era aliado de Roma y comprometida con ella. El faraón recibe a Pompeyo, pero lo hace prisionero y lo decapita para quedar bien con César que venía tras de él, cuando Julio César llega a Alejandría, exige que le entreguen a Pompeyo y el Faraón le entrega la cabeza, César se enfurece y le recrimina al Faraón el hecho de que no tenía el derecho de ejecutar a un ciudadano romano, sobre todo tan importante como Pompeyo, además de que él mismo quería hacerlo con sus propias manos. Total que también apresan a Julio César al negarse a tomar parte de esa guerra intestina en contra de Cleopatra, entonces ella, al enterarse de la situación, subrepticiamente por la noche rescata a César y entre los dos acaban con el Faraón, quien muere al naufragar la embarcación en la que navegaba dándose a la fuga.

Julio César se hace amante de Cleopatra y hasta se casan, pero permanece en Egipto gobernando juntos como Faraones por casi dos años, demasiado tiempo, disfrutando de la vida. Hasta que Marco Antonio lo manda llamar a Roma para que se haga cargo del poder de la ciudad que lucha por sobrevivir en medio del caos, reclamándole a Julio César que como él la quería para él solito, por tal razón regresara para hacerse cargo de controlarla y gobernarla, ya que él, Marco Antonio, estaba harto de estar peleando con un Senado opositor y rebelde y una ciudadanía inconforme y hambrienta. Julio César al recibir tan alarmantes noticias de Roma, emprende el regreso con sus legiones y llega cargado de riquezas conquistadas en sus andanzas conquistadoras y con todo el oro, granos, aceite y otros alimentos que Egipto le diera como tributo a Roma.

(Continuará).

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