—Jesús nos llamó a ser discípulos, y la palabra discípulo lo que significa es aprendiz, no es exclusiva del lenguaje bíblico, sino que un discípulo es un aprendiz, alguien que aprende de un maestro. Y nosotros somos discípulos de Cristo, pero también estamos llamados a formar el carácter de Cristo en otros mediante esa acción de hacer discípulos, lo que llamamos discipulado: puede ser formal o informal. Le llamamos formal cuando hay un espacio que nosotros creamos con una hora, una agenda, o informal simplemente actuando en consecuencia como el Señor nos manda a actuar, en distintas circunstancias de la vida.
Eso dijo ayer Otto Sánchez, pastor con 27 años de trayectoria y director de un seminario en la República Dominicana, en el marco del Congreso Crece, “La iglesia que se equipa”, organizado por la empresa editorial LifeWay en el Centro de Convenciones Siglo XXI.
-¿Qué retos enfrentan en esta tarea? Porque a veces la gente parece que está aprendiendo, pero no.
-Sí, sí, realmente la vida de cada uno de nosotros está en una escuela que podemos llamarle la escuela de la obediencia. A veces hacemos bien las lecciones y a veces no. A veces reprobamos y otras veces podemos ser promovidos a otro grado, pero lo cierto es que estamos en una batalla donde nosotros tenemos como propósito, como meta, agradar a Cristo, ser auténticamente cristianos, servir al prójimo como el Señor nos manda, estudiar su Palabra, pero en este proceso sí encontramos muchos escollos, y encontramos tropiezos que realmente nos afectan en nuestra relación con el Señor y en nuestra relación con los demás.
-¿Cuáles son esos escollos?
-Bueno, nosotros mismos. El apóstol Pablo, hablando acerca de su lucha, dice que lo que él quiere hacer, no lo hace, y lo que no quiere hacer, eso hace. O sea, yo mismo soy mi principal obstáculo para poder agradar a Dios, pero tenemos su Palabra y su Espíritu Santo que nos guían y nos dan la fuerza para hacerlo.
Finalmente, el pastor Otto Sánchez señaló:
-Gracias por este tiempo, la Palabra de Dios nos da el discipulado no como una opción sino como un mandato, y no debemos ser como los presidentes de partidos populistas, que instruyen a la gente mediante un discurso masivo, sino que tenemos que entender que no basta solamente con predicar, sino acompañar a la gente en su diario vivir por medio del discipulado. Un abrazo y muchas gracias.
(Roberto López Méndez)