Una llamada telefónica en horas de la mañana de ayer miércoles estremeció al Periodista que se resistía a creer la información que con intervalos de dolor y de llanto llegaban desde Cancún: “ha muerto Víctor Hugo (Guzmán Olague)”.
NO es posible, NO es posible repetía el Director General de los POR ESTO!, receptor de tan infausta noticia: “ha muerto Víctor Hugo”. NO es posible, repetía una y otra vez … Lo esperábamos, como todos los miércoles, para la reunión-almuerzo de los responsables de los diversos departamentos que hacen posible la formidable aventura periodística de POR ESTO! de Quintana Roo.
Se hizo el silencio, pero de nuevo la voz de la angustia repetía la noticia: es cierto, ha muerto…
Ha muerto el formidable redactor y corrector de “entuertos”.
Ya no lo íbamos a ver más ni a escucharlo de nuevo. El rechazo a noticia tan desagradable era explicable. NO se quería que fuese cierta la noticia de que había muerto el compañero inseparable de los últimos 25 años. NO podía aceptarse que ya no se escucharía la voz firme y convencida del guardián de las noticias…
Dos infartos paralizaron aquel corazón tan generoso, siempre dispuesto a ayudar, y “al pie del cañón” a cualquier hora del día o de la noche.
Aquella presencia que llegó a ser necesaria, insustituible, nos impedía aceptar una realidad que comenzaba a conocerse en los medios periodísticos y políticos de Cancún, de Quintana Roo entero.
Sus hijos Octavio y Guillermo y su esposa María del Pilar Valdez Castillo, así como sus hermanos: Héctor, Martha, Rubén, Roberto y Xochilt Guzmán Olague confirmaron la infausta noticia.
Víctor Hugo Guzmán Olague nació el 6 de mayo de 1960 en Tepic, Nayarit. Llegó a Quintana Roo en 1988, donde trabajó como editor en el periódico Novedades, para luego laborar en el Diario de Quintana Roo, en la ciudad de Chetumal.
Fue director de Noticias del Sistema Quintanarroense de Comunicación Social en 1990 y creador de la revista Justo Medio.
Se incorporó al POR ESTO! de Quintana Roo, donde estregó todo de sí, hasta ayer que lo sorprendió la muerte.
Hombre culto y amante del Rock, generoso y exigente en las mesas de redacción, donde difícilmente lograban infiltrarse las faltas de ortografía.
Adiós al Compañero, o mejor dicho: ¡hasta luego!, que podría ser pronto. Y gracias por tu dedicación y esfuerzo a esta tu casa, donde siempre escucharás: ¡Hasta la Victoria Siempre!