Yucatán

¡A salvar cenotes!

Por Rafael Mis Cobá

El T’alkú de la Tía Juana

Indignada porque las autoridades permitieron la operación en Homún de una mega-granja porcícola que producirá 29 mil cochinos y lechonas, la hermosa y “t’int’inkí” tía Juana se sumó a los inconformes y participó en las protestas que han realizado a las puertas de la planta.

La Eva del Mayab escuchó de quienes se oponen al funcionamiento de la planta, que la molestia principal es porque generará contaminación en una zona donde se ubica el llamado Anillo de Cenotes y es una gran reserva geohidrológica que suministra agua a los municipios de la región.

Pero la indignación de la mestiza oriunda de Chikindzonot creció aún más luego de enterarse que el fifí delegado de la Profepa, José Lafontaine Hamui, mandó clausurar cinco cenotes el mismo día de la protesta como venganza contra el grupo de inconformes, ya que varios de ellos precisamente trabajan en la promoción turística de los ojos de agua.

La tía Juanita no pudo esperar más y recurrió a su cabezón sobrino para pedirle que apoyara a los manifestantes a fin de que se diera marcha atrás en el funcionamiento de la granja.

—¡Sobrino, ayúdanos a salvar los cenotes!

—Encantado de la vida, tía, es mi especialidad.

—Perfecto sobrino, se ve que amas a la naturaleza.

—Los cenotes son mi perdición, tía. Me gustan de todos tamaños, sean grandes, pequeños, redondos, óvalos y del municipio que sean.

—“Mejenkisín”, estoy hablando de los ojos de agua.

—Yo también, tía, no pienses mal de tu sobrinín.

—Es que conociendo tu mente cochambrosa.

—Es mala fama tía, pero de verdad que soy amante y defensor de los cenotes.

—¿Sobrino, “masi” practicas el espeleobuceo?

—¿Espeleo… qué?

—La exploración de cavernas subacuáticas, no seas ignorante sobrino.

—Para ignorante, tía, el delegado de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente.

—¿El tal José Lafontaine Hamui?

—Ese mero tía, fue el que mandó clausurar los cenotes en venganza contra los manifestantes.

—Pero si es un funcionario comprometido con los intereses de los yucatecos, de los mayas.

—Sí, cómo no, tía, hasta crees que conoce las necesidades de las comunidades rurales.

—¿No ha tomado pozole en jícara?

—Hasta crees tía, está más afrancesado que un mousse de chocolate sin huevo.

—Sobrino, el que no es chocolate y tampoco tiene huevos es el presidente del INEGI.

—¡Tía, no digas eso!

—Sobrino, Julio Santaella se atrevió a subirse el sueldo a 217 mil 257 pesos al mes y dice que es legal.

—Pero si el Congreso ya aprobó la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos en el que se establece que ningún funcionario podrá ganar más que el presidente del país, cuyo sueldo mensual será de 108 mil pesos.

—Pero este sujeto es más cínico y gandalla que otros funcionarios y argumentó que es válido su aumento que porque esa nueva Ley no ha entrado en vigor.

—Tía, este tipo de servidores públicos deben ser despedidos para que escarmienten y se lleve a cabo el verdadero cambio.

—Para cambio sobrino, el que pidió para el PRI el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz.

—“Uay” tía, propuso cambiar el emblema del tricolor y hasta sus colores para salir del fango donde lo mandó MORENA.

—¿Y será que con esos cambios el PRI recupere la confianza ciudadana?

—Tía, creo que lo más importante no es el cambio de imagen, sino la actitud de los políticos y autoridades; que sepan escuchar el clamor ciudadano, atender sus necesidades sin mentir y con total honestidad, no como lo hecho ahora por el presidente del INEGI y el delegado de la Profepa.