Yucatán

Sindicalismo mexicano, ¿héroe desaparecido o poder cooptado?

Dra. Sylvia Zenteno Ruano

El arte de dirigir consiste en saber cuándo se debe abandonar la batuta para no molestar a la orquesta.-Herbert Von Karajan; 1908 en Viena, Austria. Director principal de la Orquesta Filarmónica de Berlín durante 35 años, el artista de música clásica más vendido de todos los tiempos, con 200 millones de discos.

II

En la Alerta anterior, busqué resaltar algunos de los aspectos principales del activismo sindical desde sus inicios, para colocarnos en el contexto de la respuesta desproporcionada que los movimientos hoy en día están dando, los cuales, ahora sí, están mostrando “un músculo” que resulta, por decir lo menos, “extraño” considerando su silencio de los últimos años, ante situaciones de verdad calamitosas para todas y todos los trabajadores en México.

Es muy importante hacer un análisis de lo sucedido ante los cambios muy sensibles para los trabajadores, que se dieron durante la instalación de la “Reforma Laboral”, y para esto tenemos que hacer algunas precisiones. Esta malhadada reforma que se aplicó durante el sexenio del “nuevo novio de la sexy modelito”, …y por la que no vimos a ningún líder sindical chistar ni un poquito…, en realidad fue un gancho al hígado a “papacito bombón”, antes de que se sentara en la silla del águila, propinado por el presidente del “haiga sido como haiga sido”. No sé si ustedes, hermosos y amables 72 lectores saben, que a “petición expresa” léase imposición del “presidente del empleo Felipe Calde-ron” en sus últimos quince minutos de poder –septiembre de 2012 cuando ya había perdido el PAN de la Josefina Vázquez Mota la presidencia-, envió a los legisladores una iniciativa para actualizar -luego de cuatro décadas sin modificaciones-, la Ley Federal del Trabajo -no a tiempo para que él la hubiera aplicado, sino para dejarle el paquete a Peña-. El meollo del cambio consistía en “flexibilizar” la contratación y el despido de empleados, y obligaba a los sindicatos a elegir por voto libre, directo y secreto a sus líderes, conteniendo reglas para que éstos rindieran cuentas sobre el manejo de los dineros de sus agremiados, creo que podrán estar de acuerdo conmigo, que es raro no haber visto ninguna respuesta laboral, ante esta posibilidad de liberación de corrupción sindical, presente entre los graves deterioros para los trabajadores que ésta significa.

Y por aquello de que sea necesario ponernos en la línea del tiempo, aquí les comento -muy brevemente-, cómo se dieron los hechos, y qué resultados nefastos hubo para las y los trabajadores mexicanos.

A partir del 1º. de julio del 2012, se instaló el Congreso surgido de las elecciones donde ganó papacito Peña -pero como ustedes saben, siempre quedan esos terribles cinco meses de transición-, y donde seguía gobernando el presidente “del empleo”. Ese mismo día 1º, este señor aún nombrado presidente, -el “buen” Felipe Calde-ron-, envió a los legisladores la mencionada iniciativa… ¡OMG! Y los líderes sindicales se la digirieron sin chistar. Yo no vi entonces paros nacionales, tomas de vías de ferrocarril, cierres de carreteras… ¿ustedes sí?

El chaparrito -muy abusadito-, envió la citada iniciativa en calidad de “iniciativa preferente”, lo que obligaba a la Cámara de Diputados a votar esta reforma en un plazo máximo de 30 días. Al límite de ese plazo, los diputados aprobaron la propuesta del presidente panista, no sin antes quitar -por encargo del PRI-, los apartados que incomodaban a los líderes sindicales, o sea, aquellos que obligaban a la transparencia económica y garantizaban el voto libre y secreto. Trasquilada, la iniciativa pasó al Senado, quienes tuvieron el mismo plazo para ratificar o modificar lo aprobado por los diputados. Con los senadores del PAN no les alcanzaba para aprobarla …pero… ¡ohhh!!, los senadores del PRI, los del PRD y los del Trabajo unidos a Movimiento Ciudadano se aliaron para devolver a la reforma, los ocho artículos que obligaban a democratizar la vida sindical. La reforma se consumó sin éstos artículos que enderezarían la vida sindical, y al entrar Peña Nieto -papacito-, ya era “palo dado”. Se lavó y planchó para dejarla sólo peor para los trabajadores, habían modificado –para bien de la corrupción de los líderes-, el artículo 364 bis, que reglamenta la transparencia de la vida sindical y habían aceptado la terrible subcontratación. Ahora se aclara un poco, o un mucho, el panorama de porqué los líderes se quedaron calladitos…ya les habían liberado de la necesidad de entregar cuentas…money money que mueve al mundo.

Peña se mostró aliado de líderes sindicales -que son motivo de escándalo por sus opacos manejos- y que han sido reelegidos una y otra vez en “elecciones” totalmente amañadas, y ellos, sus caros “amigos” y apoyo en las votaciones, encabezados -entre otros muchos-, por Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps, se sintieron más que seguros que al regresar el PRI al poder, luego de 12 años, estaban en “caballo de hacienda” y no vetaron la tal reforma, no sabían -al menos Elba Esther-, ante quién se estaba hincando, caro le costó aprender quién era ese presidente “bombón”, quien pudo hacer que la iniciativa laboral fuera desechada, pues lesionaba a los trabajadores, pero que mantuvo la presión sobre los súper charros líderes, para que ésta siguiera, a pesar de ser una reforma cuyos méritos serían de Calderón, mientras que los defectos serían todos suyos.

El especialista en Derecho Laboral, doctor Ezequiel Pineda Nava, en su momento expresó “…La iniciativa de reforma laboral no es incluyente, plural, justa ni legal. Se tendría que enriquecer, ya que no abona para el crecimiento del país; afecta la estabilidad en el empleo, da marcha atrás en los derechos laborales tanto individuales como colectivos y representa una violación a los derechos humanos y laborales para los mexicanos”… nadie lo escuchó…

Al hacer un análisis a la Ley Reglamentaria del Artículo 123 Constitucional en materia de Justicia Laboral, el doctor Pineda Nava dijo entonces que esa reforma “…Pretende que las grandes empresas puedan subcontratar a su personal -proceso conocido como outsourcing-, disfrazando la relación laboral, a través del apoyo de un tercero, con lo cual los trabajadores perdieron muchos de sus derechos laborales y de seguridad social…” nadie lo escuchó, ningún sindicato defendió los derechos laborales de las y los trabajadores, y la reforma procedió, debilitándolos -y por mucho-,… ¿Y tú viste amable lector, paros de 28 días obstruyendo vías federales y cometiendo delitos?… ¿Viste a esos adorables líderes sindicales obstaculizar el hermoso principio de gobierno de papacito Peña? ¡Yo no!

¿Qué es lo que hace tremenda esta modificación? A lo mejor “nadie lo entendió” pero lo propuesto por Calderón -y finalmente aprobado durante el sexenio de Peña- contenía modificaciones que aparentemente hacen más sencillo contratar trabajadores, nadie entendió que al incorporar modalidades de “contrato de capacitación” o de contratos “a prueba”, estaban dejando desprotegidos a las y los trabajadores al anexar el punto del “outsourcing”, que consiste esencialmente, en la posibilidad de subcontratar a trabajadores por horas y por actividades, y no necesariamente por jornadas de ocho horas al día, asunto que permite a cualquier empresa u organización contratar a otra externa, para que se haga cargo de cierta parte de su actividad o proceso productivo. Con base en lo anterior, puede decirse entonces que el término “outsourcing”, implica subcontratación de servicios que permite eliminar el pago por salarios caídos -los que el empleado deja de percibir entre su despido y una sentencia judicial favorable-, por estar en un “contrato de prueba o capacitación” que no garantiza forzosamente uno definitivo, y abre la posibilidad de que este proceso de subcontratación de terceros y por actividad, elimine los candados a la contratación de empleados. Este tipo de contratación se ha convertido en una verdadera maldición para los trabajadores mexicanos, pues permite su empleo sin que las empresas para las que laboran se responsabilicen por ellos.

La reforma que quedó del artículo 15 de la Ley Federal del Trabajo, hoy en día permite el uso de una empresa intermediaria para servicios auxiliares y secundarios diferentes al objeto de producción o servicios de la empresa, por ejemplo puede emplear a una firma de seguridad, servicios de limpieza o de mantenimiento, a otra para la producción y a otra para la mercadotecnia. ¿Se nota la trampa? ¿No? va un ejemplo… Pongamos el caso de un grupo de trabajadores que producen motores para cualquier empresa transnacional, por decir algo ellos creerán ser empleados de la Ford, sin embargo no es así, ellos pertenecen a una firma intermediaria, y no generan antigüedad en Ford, si esta supuesta intermediaria no genera ganancias, sus empleados no recibirán la repartición de utilidades conforme lo dice la ley, empobreciendo automáticamente las condiciones de labor en México, no genera antigüedad, no hay derecho a jubilación o a pensión, ¡O sea! …Esto es lo que se firmó en 2012… ¿dónde estaban los dirigentes obreros de la CTM y la CROC, el SNTE, la CNTE o cualquiera otra de las organizaciones gremiales protectoras de los derechos laborales ahora alborotadas?

Hasta la fecha, y pese a que la figura quedó limitada, las autoridades laborales han permitido que el outsourcing funcione con toda libertad en Ciudad Juárez, y en maquiladoras de otros estados del Norte del país, que ahora –finalmente- se están dando cuenta, y se están indignando por cómo funciona en la vida real este esquema jurídico de sobreexplotación. Y digo finalmente porque ahora dadas estas condiciones 48 empresas se fueron a la huelga… 12 años después.

Esta reforma que solamente fue criticada por el senador Luis Humberto Fernández -del PT/Morena de entonces-, dejó claro el problema que ahora está explotando. Este senador en su momento subrayó… “Vemos con gran preocupación que esta iniciativa del PRI -sin duda, se redactó en un despacho patronal. No veo cómo se redacte de esa forma sin ser un abogado patronal y es una gran vergüenza que la hayan aprobado líderes obreros”. Y solamente fue apoyado por el entonces senador Miguel Angel Chico Herrera, presidente de la Comisión de Trabajo, en ese año, quien puntualizó que “…La iniciativa que se presentó, que incluye el outsourcing no transitará por no respetar la justicia laboral…”. Sin embargo fue votada y aprobada en el Senado…ante el absoluto silencio sindical, sólo el senador Jesús Priego Calva, líder de la CTM en Hidalgo, comentó… “Coincido en sacar el outsourcing, porque ‘friega’, -con otras palabras-, a los trabajadores al quitar el derecho al Infonavit, y al Seguro Social, bueno friega hasta la propia madre de los outsourcing”, pero ahí se quedó en queja malhablada. La figura de los Secretarios Generales de los sindicatos sigue siendo tan protagónica en el tablero político, y concentra tal forma el poder, que ha podido seguir fijando a placer y con discrecionalidad los estatutos y las cuotas sindicales, estos “líderes” con cargos políticos –que les da fuero legal- cuentan con la cláusula de exclusión, que obliga a todos los trabajadores a pertenecer al sindicato y deja sin trabajo a cualquier persona que lo quiera dejar, han logrado que la disidencia sea casi nula y cuentan con el control total. Ahora espero que se den cuenta, amables amigos lectores, por qué durante estos muchos años, nada nada ha pasado, sólo se apergolló a las y los trabajadores, en un silencio sindical de “calladito te ves muy bonito”… Encuentran alguna diferencia en la conducta “novedosa” de los líderes sindicales… ¿qué les parece? ¿Creen ustedes que hay mano negra en este tema? Les espero con sus comentarios en chivizenteno@hotmail.com o en el 9992 71 38 92