Roldán Peniche Barrera
Obras de Wagner, R. Strauss, Borodin y Tchaikovsky / Lucimiento del director huésped Gustavo Rivero
Weber y los concertistas Galván (fagot) y Dorio (clarinete) en el Dueto Concertino de Strauss
Con un director huésped y dos destacados integrantes de la propia orquesta como solistas se celebró el 6o. Programa de la actual temporada, Gustavo Rivero Weber, maestro de amplia currícula, con su estilo natural, tranquilo y sin mucho aspaviento, condujo a la orquesta a su magnífica sesión de música alemana y rusa. Paolo Dorio (clarinete) y Miguel Galván (fagot) lucieron sus talentos en un “dueto concertino” para sus instrumentos escrito por Richard Strauss. Pero la velada dio comienzo con la Obertura “Rienzi”, de otro Richard, y por añadidura también alemán, Wagner. Ambos compositores son raramente interpretados por nuestra orquesta, por lo que disfrutamos doblemente las actuaciones.
Wagner y Strauss
Recuerdo que en sus “memorias”, el querido sinfonista y tenor yucateco Gustavo Río se declara un admirador del novedoso estilo de Wagner, lamentando que su música no se conociera en Yucatán. Wagner declaraba que sus grandes obras constituían “la música del futuro”. Y verdaderamente fueron muchos los compositores que siguieron sus ideas. “Rienzi” es una notable ópera que según los diccionarios duró en su presentación 6 horas. Hoy continúa tocándose en las grandes salas musicales del mundo. Nosotros nos contentamos con la obertura, que es hermosa y dura 14 minutos.
Strauss fue un seguidor de Wagner en sus comienzos pero más tarde asumiría su propio estilo. Este “Dueto Concertino para clarinete y fagot” es una de sus postreras obras: se estrenó en 1948, un año antes de su muerte, y es de una estructura sencilla que da oportunidad a los solistas de lucirse y de sostener sustanciosos diálogos con sus instrumentos, el fagot, de gruesa voz, y el travieso clarinete, de timbre agudo. Miguel Galván es un excelente fagotista, instrumento de sonido muy especial, y nuestro conocido Paolo Dorio, que ha vivido en Yucatán por muchos años, le brinda al clarinete la agilidad y fraseo necesarios para responderle al fagot, entablándose una interesante conversación. Llovieron las palmas.
Borodin y Tchaikovsky
Alexander Borodin perteneció al grupo de los 5 compositores del nacionalismo ruso del siglo XIX. Lástima que “En las Estepas del Asia Central” (o parte de la partitura), sólo duró 9 minutos. Borodin es un autor fácil en lo melódico (memoremos, por ejemplo, al Príncipe Igor) mas aquí pretendió aires belicistas de viejos combates patrióticos. Ojalá, con el tiempo, escucháramos más a Borodin, casi olvidado por estos rumbos.
La Obertura Fantasía a “Romeo y Julieta” es definitivamente una de las más inspiradas obras de Tchaikovsky. Con esta partitura nos regala con una visión muy propia y dramática de la tragedia shakespeareana pero sin detenerse en el detalle. ¡Qué facilidad la de Tchaikovsky para encantarnos! La bellísima melodía, tema principal de la fantasía, los atronadores golpes orquestales, su empleo maestro de las percusiones, de las trompetas, y la estructura fuerte y sólida de la música tan afín a este genio ruso fallecido en extrañas circunstancias a los 54 años de edad. Y el “gran finale” revelador funesto de la muerte de los amantes, dueños, hasta entones el “divino tesoro” (nos dice el Divino Rubén) de la juventud. Concluyó la noche con la ovación bien obtenida por el director huésped Rivero Weber y claro, con nuestra orquesta que sonó estupendamente “a lo largo y a lo ancho” de la velada.