Yucatán

Zona de pescados y mariscos, la más movida del Lucas de Gálvez

Ayer y hoy, la zona de pescados y mariscos del mercado Lucas de Gálvez registra mucho movimiento, que se refleja en los pacotilleros que llegan hasta con 2 toneladas cada uno de diferentes especies, cuando en días normales sólo llevan de 400 a 500 kilos.

POR ESTO! presenció en la madrugada de ayer la venta de pacotilleros de Chuburná Puerto y de Progreso, quienes compartieron con el Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía su labor en estas fechas de la llamada Semana Mayor.

Reconocieron que, de todo lo que traen a vender, el 70 por ciento es importado, sobre todo el filete basa, ya que el precio es menor y lo prefieren los restauranteros, pescaderías y las mesas del mercado.

Relataron que no hay mero disponible porque el precio es de 145 pesos el kilo al mayoreo y, por lo tanto, no hay pedidos, mientras que el basa se vende en 50 pesos el kilogramo al mayoreo.

Sin embargo, a pesar de la dominancia de pescado importado, la familia Caamal Cobá, de Telchaquillo, sigue la tradición familiar y religiosa de viajar a Mérida desde el miércoles para estar a las 4 de la mañana del jueves en el mercado Lucas de Gálvez y elegir entre la abuela, madres e hijos el pescado local, como los tamborcitos y cazones, para almorzar hoy Viernes Santo con sus 11 hijos y sus respectivas familias después de la procesión religiosa.

El mercado

Desde la medianoche del miércoles, los pacotilleros ya estaban listos para la venta “fuerte” del Jueves y Viernes Santos; sus primeros clientes compraron en las primeras horas de la madrugada de ayer, aunque a las 4 de la mañana seguía el movimiento, como lo constató POR ESTO!

“Jueves y viernes son los días fuertes, los buenos de todo el año, no se repite; nosotros venimos de Progreso y trajimos pecho, cazón, filetes de mojarra, chacchí, camarón y basa también; trajimos 1 tonelada y media y para mañana (por hoy) traeremos 2 toneladas, todo ya está pedido; son días especiales, porque normalmente traigo de 500 a 600 kilos.

“Esto lo vienen a comprar las pescaderías, los restaurantes, las mesas del mercado, de ahí salen los clientes”, relató Mario Castillo, pacotillero de Progreso.

Comentó que el pescado que más se vende es el filete basa, que es importado: “De todo lo que traigo el 70 por ciento es importado, es este filete basa, que se da a 50 pesos el kilo al mayoreo; es de los de menos precio y por eso se pide mucho; y sí, está muy hidratado, es el que se consume al ponerlo al sartén, pero es lo que se pide”, dijo.

Castillo comentó que no trajo mero porque el precio está muy alto: 140 pesos el kilo al mayoreo, que al compararlo con el de la mojarra tilapia de las granjas en Yucatán, pues ya no resulta atractivo.

“Mero no hay, está muy caro, son 145 pesos el kilo, por eso trajimos más del basa, el mayoreo son estas cajas de 10 kilos, son de granja también; ojalá que con los apoyos del gobierno se tenga más pero de acá, de las mojarras de acá”, comentó.

Por su parte, Joaquín Sosa Estrella, pacotillero de Chuburná Puerto, comentó que llegó desde las 9 de la noche del miércoles para poder empezar la venta desde el momento que se les permitiera estacionarse, ya que sabe que como cada año estos dos días de la Semana Santa son los de mayor venta.

“Trajimos cabezas de mero, también trajimos coronado, cazón, corvina, rubia, tamborcitos, un poco de todo”, dijo.

En un día normal del año suele llegar con 300 kilos, pero estos dos días por ser los de mayor demanda, trajo más producto. El coronado lo ofrecía en 60 pesos el kilo y el cazón en 40 pesos.

“Estos dos días la gente viene temprano a comprar, yo vendí desde las 11 de la noche, pero véalo llega la gente a comprar, son los días buenos”, comentó.

La tradición

“Cuántos kilos quiere, acá está el tamborcito”, se escuchaba al vendedor en la banqueta con las cajas de pescado.

Con curiosidad se acercó la familia Caamal Cobá de Telchaquillo; la madre, hijas y nietos rodearon al vendedor y poco a poco fueron escogiendo los tamborcitos.

“Así son 5 kilos, le pongo más, a 50 pesos está el tamborcito”, les decía el vendedor.

Mientras elegían y pesaban el pescado, una de las hijas relató que es una tradición de la familia viajar a Mérida desde el miércoles para amanecer en el mercado y comprar para toda la familia en Telchaquillo y almorzar el Viernes Santo.

“Todos los años venimos, así nos enseñó mi mamá, desde siempre hemos venido cada año, ahora llegamos a casa de mi hermanita en Mérida desde ayer en la noche para estar acá tempranito y venir a comprar.

“Somos una familia grande, yo llevo 5 kilos para mi hijo, pero somos 11 hermanos y cada uno tiene a su familia, así que llevamos para todos, siempre ha sido así, lo vamos a hacer frito para mañana en el almuerzo, después de la procesión; a mi hijo le gusta el pescado, en ceviche le gusta mucho. Sabemos que es mejor venir a comprarlo acá, porque allá en el pueblo este tamborcito llega a 100 o 150 pesos el kilo, es mucho”, comentó.

Los niños observaban con curiosidad y gusto la actividad, tanto de los vendedores como el desenvolvimiento de sus madres y abuela; eran los responsables de dar las bolsas y sabucanes cuando se los pedía la abuela.

“Mi mamá nos enseñó que es mejor venirse temprano, que comprar en el pueblo y así lo hacemos y así lo aprenden ellos”, relataron.

La familia comenzó los preparativos del almuerzo desde ayer para estar disponibles al momento de la procesión y poder almorzar todos juntos en familia.

Despierta el mercado

Hacia las 4 de la mañana, las mesas del mercado comienzan a preparase, ya que antes de esta hora, toda la venta es en la banqueta o camionetas de los pacotilleros.

Personal de Pescadería Medina, Sosa y El Acuario, entre otras, estaban limpiando las mesas, lavando charolas en tanto que los pacotilleros entregaban los pedidos para empezar a armar “el show”, según dijeron.

Virginia Medina, de Pescadería Medina, extendía el pedido de cazón, basa y cabezas de mero a lo largo de toda la mesa.

“Ahora sí toda la mesa vamos a acomodar, son los días buenos, hoy y mañana (por ayer y hoy), así que vamos a armar el show, sólo me va a faltar la tilapia que traen de las granjas, pero ya tengo acá todo lo demás y esperamos venga la gente, los precios de mantuvieron”, dijo animada.

Por su parte, en Pescadería El Acuario, Francisco Caamal, lavaba y colgaba el pescado o lo iba acomodando en la mesa.

“Tenemos cabeza de mero, rubia, mojarra tilapia, un poquito de todo, pero no hay mero”, dijo.

Quien iba y venía con los pedidos una y otra vez, sin parar, era Miguel de Jesús Novelo Castillo, el cargador del área de pescados y mariscos: “Voy a salir en todas las fotos porque soy el cargador de acá, yo entrego todos los pedidos”, dijo sonriente, mientras mostraba los ejemplares o entregaba cajas de basa.

Relató que los 2 primeros días de la Semana Mayor son los de mayor movimiento para él, porque no deja de entregar pedidos a las mesas del mercado; sin embargo, el sábado también hay actividad, para luego regrese la normalidad.

En una de las mesas se encontraba Enrique Caamal fileteando el chacchí que es el filete más demandado en estos tiempos de mero caro, para hacer los ceviches.

En la banqueta del mercado se veían las cajas con los pescados, la luna casi llena iluminaba perfectamente la báscula y los comerciantes se distinguían por tener libreta en mano, cangurera con el dinero y cafés para mantenerse despiertos.

Cuando los primeros rayos del sol comenzaron a iluminar el Jueves Santo, la ciudad ya despertaba y todo parecía como si nada hubiera ocurrido en la banqueta, todo se empezaba a concentrar en las mesas del mercado y poco a poco los pacotilleros se iban yendo de la ciudad, para regresar hoy de nueva cuenta cargados con pescados y mariscos y surtir en este Viernes Santo.

(Verónica Martínez)