Ana María Ancona Teigell
“Algo que te hace sufrir y llorar tanto para alcanzar la perfección, no puede ser lo que necesitas para ser feliz.”
Anónimo
Hoy en día la presión que ejercen los medios de comunicación, la publicidad, las páginas web, la sociedad entre los jóvenes adolescentes, es la extrema delgadez.
Las modelos de las pasarelas y las artistas de cine y T.V. se han vuelto íconos de moda a seguir para la juventud de nuestros tiempos. Esto lleva a muchas de ellas a caer en la “anorexia nerviosa”, un trastorno de la conducta alimentaria grave que puede acabar en muerte.
Según los especialistas de la Cleveland Clinic, la “anorexia nerviosa” es un desorden alimenticio que amenaza contra la vida y es caracterizada por la privación de comer y por la pérdida excesiva de peso. El desorden es diagnosticado cuando una persona pesa por lo menos el 15% menos del peso normal de su cuerpo.
El término “anorexia” significa literalmente “pérdida del apetito”, sin embargo, esta definición es engañosa ya que las personas con “anorexia nerviosa” con frecuencia tienen hambre, pero de todos modos rechazan la comida. Tienen intensos temores a engordar y se ven a sí mismos gordos inclusive cuando están muy delgados. Las personas que la sufren pueden tratar de corregir esta percibida “imperfección” limitando la ingesta de la comida de manera estricta y haciendo excesivo ejercicio con la finalidad de perder peso.
Tienden a ser personas que obtienen altos logros y se desempeñan muy bien en la escuela, los deportes, el trabajo y en otras actividades. Ellos podrían dejar de comer para sentir que tienen control sobre alguna parte de sus vidas o podrían rechazar la comida para “revelarse” en contra de sus seres queridos. Este desorden empieza usualmente alrededor de la pubertad, pero puede desarrollarse en cualquier momento.
Los desórdenes alimenticios son más comunes en las mujeres que en los hombres, el riesgo de desarrollar un desorden alimenticio es más grande en actores, modelos, bailarines y atletas de deportes en los que la apariencia y/o el peso son importantes.
Las causas exactas de la “anorexia nerviosa” no son conocidas, pero las investigaciones sugieren que una combinación de ciertos rasgos de la personalidad, patrones emocionales y de pensamientos, así como factores biológicos y ambientales podrían ser los responsables.
Con frecuencia usan la comida como una manera de ganar un sentido de control cuando otras áreas de sus vidas están bajo mucho estrés o cuando se sienten abrumados. Los sentimientos de incompetencia, baja autoestima, ansiedad, rabia o soledad también podrían contribuir al desarrollo de este desorden. Adicionalmente, las personas con desórdenes alimenticios podrían tener relaciones problemáticas o tener una historia de haber sufrido burlas respecto a su tamaño y peso. La presión de los amigos y una sociedad que identifica la esbeltez y la apariencia física con la belleza también puede tener un impacto en el desarrollo de la “anorexia nerviosa.
Identificarla puede ser un desafío, el secreto, la vergüenza y la negación son las características de este desorden y puede avanzar sin ser detectada por largos períodos de tiempo.
Si los médicos no encuentran ninguna enfermedad física, la persona podría ser referida a un psiquiatra o psicólogo que son profesionales del cuidado de la salud quienes están especialmente entrenados para diagnosticar y tratar las enfermedades mentales. Pueden usar herramientas de evaluación y una entrevista especialmente diseñada para evaluar a una persona que tiene un desorden alimenticio.
Los síntomas de la anorexia nerviosa pueden ser: “rápida pérdida de peso a lo largo de varias semanas o meses; continuar haciendo dieta a pesar de estar delgado o con peso muy bajo; tener interés inusual en la comida, las calorías, la nutrición o en cocinar; temor intenso a subir de peso; extraños hábitos o rutinas alimenticias, como por ejemplo comer en secreto; sentirse gordo incluso cuando se tiene bajo peso; no poder calcular realmente el peso de su propio cuerpo; esforzarse por lograr la perfección y ser muy autocrítico; excesiva influencia del peso y forma del cuerpo en la autoestima de la persona; depresión, ansiedad e irritabilidad; en las mujeres períodos menstruales infrecuentes o irregulares; uso de laxantes, diuréticos o pastillas para la dieta; enfermedades frecuentes; usar ropa suelta para esconder la pérdida de peso; hacer ejercicio compulsivamente; sentir que uno no vale y estar desesperanzada; aislamiento social.” Los síntomas físicos que se desarrollan a lo largo del tiempo incluyen: “poca tolerancia al clima frío; cabello y uñas quebradizas; piel seca y amarillenta; anemia; estreñimiento; articulaciones hinchadas y un crecimiento de nuevo pelo fino sobre el cuerpo.”
Si no se trata la “anorexia nerviosa” puede dañar órganos como el corazón, cerebro y riñones; tener la presión, el pulso y el ritmo respiratorios bajos; latidos irregulares del corazón; osteoporosis (adelgazamiento de los huesos); muerte por pasar hambre o suicidio.
Así como los otros desórdenes alimenticios, la “anorexia nerviosa” se empeora cuanto más tiempo pase sin ser tratada y diagnosticada, si se detecta a tiempo los resultados pueden mejorar mucho, permitiendo que la persona regrese a un peso saludable, sin embargo, las personas con este desorden la mayoría de las veces no admiten que tienen un problema y podrían resistirse al tratamiento o rechazar seguir el plan de tratamiento.
Aunque el tratamiento es posible, el riesgo de recaída es alto, la recuperación de la “anorexia nerviosa” usualmente requiere un tratamiento a largo plazo, así como también un compromiso fuerte de parte del paciente. El apoyo y amor de los miembros de la familia y otros seres queridos pueden ayudar a asegurar que la persona quiera recuperarse. Ya que requiere un plan de tratamiento integral que es adaptado para cubrir las necesidades de cada paciente. Las metas de este incluyen devolverle a la persona un peso saludable, tratar problemas emocionales tales como la baja autoestima, corregir patrones de pensamiento distorsionados y desarrollar cambios de conducta a largo plazo. En casos severos la “anorexia nerviosa” puede ser mortal.