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La Eucaristía, un don tan grande que tenemos que comprenderlo

Cuando en la misa el padre dice “Pueden irse en paz, la misa a terminado”, más que una despedida o que todo se acabó, significa que comienza otra cosa, es decir, la responsabilidad que asumimos de ser buenas personas y buenos ciudadanos que estamos llamados a servir, como Cristo nos enseñó en la Eucaristía, dijo ayer el Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) Excmo. Rogelio Cabrera López, en la conferencia que ofreció en el marco del Congreso Eucarístico Nacional.

La conferencia titulada “Ite Missa est” Eucaristía, Discipulado y Misión, el Excmo. Cabrera López explicó que la misa termina, pero en realidad no termina, sino que continúa en la vida de todos los católicos durante toda su vida.

Los que creemos en Cristo todos los días al levantarse deben recordar que no deben cambiar ni hoy ni mañana, por el contrario debemos ser fieles seguidores del evangelio de Cristo y cumplir con los mandamientos de Dios y de la Iglesia para mantener esa conexión con el Señor.

Tradicionalismo o Progresismo

Por su parte, los Pbros. Lic. Luis Felipe de León Ojeda, Lic. Pedro José Echeverría López y Joel Tuz, que estuvieron en la mesa panel en la que se abordó el tema de Tradicionalismo o Progresismo, se dijo que el proyecto global de Pastoral de México dice que creemos que la iglesia en México necesita sentarse a los pies de la Virgen Madre para alentar la esperanza de ser un solo pueblo.

La liturgia cristiana es la promesa cumplida en Cristo, pero es también la Liturgia de la esperanza, del camino hacia la transformación y la eucaristía es el alimento que nos sostiene y fortalece en ese largo camino que nos lleva a la vida plena, así es que levántate y come.

Nada será bastante para expresar, de modo adecuado, la acogida del don que el esposo divino hace constantemente a la Iglesia, esposa, la eucaristía es un himno al alcance de todas las generaciones de creyentes, el sacrificio ofrecido una vez por todas sobre la cruz y haciéndose alimento para todos los fieles.

Por eso la iglesia no sede a una presunta lógica que brotaría de la expresión externa del misterio eucarístico, la forma de banquete banalizado la familiaridad o cordialidad con el Señor. El banquete sigue siendo después de todo un acto sacrificial, marcado con la sangre derramada del Gólgota.

La invitación que se nos hace en esta reflexión, es lo que celebramos, es lo que recibimos de Jesús, que es un don que hemos recibido, no que lo hemos hecho nosotros. Un don tan grande que tenemos que comprenderlo, pero no basta saber lo que celebramos, sino hay que celebrarlo bien.

De ahí, la invitación a conocer y vivir profundamente la celebración según el rito de la Santa Misa, estudiar más profundamente lo que es la Eucaristía para evitar caer en el ritualismo o el protagonismo del celebrante.

Para que las celebraciones estén bien cimentadas en el ámbito de la revelación y en continuidad con la tradición de la iglesia.

Explicó que si la celebración de la Eucaristía no nos lleva a vivir en comunión con los demás miembros de la parroquia y a darse a los demás, como lo hizo Jesús, podrían caer en el ritualismo, por lo tanto no se trata de seguir con la tradición o el sistema progresista de la liturgia, porque podemos entender la celebración de la Eucaristía en nuestro idioma o bien en la misa tradicional (latín), pero si no nos lleva a una gran vida Eucarística, quedamos en lo mismo.

También se dijo que la liturgia en su parte visible y humana tiene elementos preciosos consagrados por la tradición y que son intangibles, y que tenemos que acercarnos con respeto, con amor, con veneración.

Por su parte el Obispo Auxiliar Pedro Mena Díaz recordó que fue monaguillo, cuando la misa era en latín y tuvo que aprender todas las respuestas en Latín y saber lo que significaba, y que los padres de la parroquia les cambiaron la sotana roja y el roquete blanco, por un alba blanca, con un símbolo dorado y modificaron todo el presbiterio de las iglesias y siguieron siendo monaguillos y le toco la misa del Vaticano Segundo, pero no lo comprendía hasta que ingreso al seminario y estudio todo ese tema.

Por eso el Papa Paulo VI cuando formó la comisión para poner en práctica las conclusiones del Concilio, decía que la gente que este ahí tenía que tener aprecio del pasado y visión del futuro para seguir haciendo presente a Jesucristo que se nos da como un don. En México hay un libro de Firminio y Liberio que habla de ese tema, y que nos ponía la doctrina oficial de la iglesia y que nos ayuda a centrarnos en lo que debe ser la liturgia.

(Víctor Lara Martínez)

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