En el marco de la develación de la placa en honor a la poetisa, escritora, feminista y diputada yucateca Beatriz Peniche Barrera por parte del Patronato Prohispen, en la casa en que vivió: Avenida Colón No. 195 entre 14 y 16, en la colonia García Ginerés, su nieta doña María Beatriz Luján Ponce dijo a POR ESTO!:
“Mi abuela Beatriz Peniche Barrera fue una gran mujer, muy adelantada a su tiempo, que siendo diputada en 1923 promovió mucho la igualdad social de la mujer, y que iba en campaña a los pueblos para promover un mejor nivel de vida de la mujer campesina; sin embargo, todavía estamos muy atrasados en hacer realidad los derechos de la mujer. Me gustaría que las cosas hubieran cambiado, porque ya hace más de 100 años que empezó ella con sus ideales, pero todavía estamos muy atrasados, nos falta mucho camino por recorrer, y que se reconozca a la mujer su valía. Me gustaría mucho la equidad, que a las mujeres se les respete, que se les dé su lugar, que tengan las mismas oportunidades de trabajo, o sociales, que se les vea con igualdad”.
Asimismo comentó: “Mi abuela fue designada por Salvador Alvarado como la primera directora de la Biblioteca del Estado. En su vida de lucha contendió para un cargo de elección popular resultando electa y convirtiéndose en una de las tres primeras mujeres diputadas de Yucatán y de México, estuvo de diputada en la época de Felipe Carrillo Puerto. Sufrió persecución y represión, luego cuando regresó, retomó su puesto de diputada y presentó varias iniciativas ante el Congreso en 1923, como el voto para la mujer, el Día del Indio Maya y el reconocimiento del hijo ilegítimo”.
El lado humano
Por otra parte, durante la ceremonia, doña María Beatriz Luján Ponce abordó el lado humano de Beatriz Peniche Barrera al decir:
“Tuve el privilegio de vivir a su lado desde mi nacimiento hasta el día en que partió físicamente, y me atrevo a decir que físicamente porque su carisma, bondad e infinito amor a los suyos y a sus amigos aún se perciben en los muros de mi casa.
Beatriz Peniche Barrera fue una persona de complexión y salud frágiles, sus ideales llevados a efecto en el transcurso de su vida se convirtieron en los pilares para que las mujeres fueran tomadas en cuenta en todos los ámbitos sociales y, aunque estos ideales no están completados aún, quedan pendientes en las nuevas generaciones que día con día intentamos ser escuchadas y respetadas.
“Nos quisimos tanto… de ella aprendí el amor a la naturaleza, el deleite ante la buena poesía, el respeto a la lectura. Con cariño y admiración podemos recordar las noches de tertulias con los abuelos en las que se nos enriquecía la fantasía con los cuentos o se nos permitía viajar por el mundo de la mano de las enciclopedias, así como escuchar atentos sus luchas en tiempos hostiles y represivos.
“Nuestra abuela Beatriz nunca conoció el rencor, siempre estuvo abierta al perdón y a la reconciliación, cobijada por su fe y en su enorme espiritualidad”.
La pauta de su grandeza
“Entre las tantas anécdotas que recuerdo, existe una más que da la pauta de su grandeza. En una ocasión, la observé conversando con una persona que le había hecho mucho daño y, cuando ésta se retiró, yo le pregunté sorprendida: ‘Litín (como le decíamos con cariño), ¿cómo puedes tratar con tanta gentileza y educación a esa persona que tanto te lastimó?’
Su respuesta fue inmediata y firme: ‘Hijita, en el perdón no hay que ser mezquino, hay que ser pleno’.
“¡Qué sabiduría existe en su respuesta y qué grandeza de espíritu!”
Por la familia estuvieron presentes, además de la nieta, señora Beatriz Luján Ponce, sus hijas María Beatriz y María Isabel Ríos Luján, una de las cuales leyó una semblanza de la homenajeada; el director del Centro Cultural Prohispen, Efraín G. Medina Alcocer, quien dio la bienvenida a los distinguidos asistentes, entre los cuales estuvieron representantes del Gobernador del Estado y del presidente municipal de Mérida. Estuvieron presentes, entre muchas otras personas, doña Amira Hernández Guerra con su hijo Víctor Cervera Hernández.
También se realizó la lectura del poema que Antonio Mediz Bolio escribió a Beatriz con motivo de su graduación como maestra, que estuvo a cargo de María Isabel Moguel Ríos, y después doña Margarita Díaz Rubio, presidenta y fundadora del Patronato Prohistoria Peninsular, agradeció a todos por su asistencia y recordó que la placa de Beatriz Peniche Barrera es la número 50 que ponen, y de las 49 anteriores 3 estuvieron dedicadas a instituciones, 6 a mujeres, y ésta que es la primera del año 2020 es para una mujer.
Agregó que, durante el presente año, van a poner otras 3 dedicadas a mujeres, con lo que serán 4 las dedicadas a ellas y lo celebrarán teniendo como lema “2020 Año Conmemorativo de las Mujeres”.
(Roberto López Méndez)