La temporada de lluvias de 2025 cerró con un mapa climatológico que dejó más interrogantes que alivio. A nivel nacional el Monitor de Sequía registró un aumento en la superficie con algún nivel de sequía al finalizar noviembre, pasando del 20.7% al 21.8% del territorio, lo que refleja un retroceso respecto a episodios de mayor precipitación en años previos y una tendencia a la irregularidad.
Estas cifras colocan a diversas regiones del país en un escenario de alerta, y a la Península de Yucatán entre las zonas con presencia sostenida de condiciones secas en varios municipios.
En Yucatán, los registros oficiales de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a lo largo de 2025 muestran que decenas de municipios pasaron por condiciones que van desde “anormalmente seco” hasta niveles de sequía moderada y, en casos puntuales, severa. Informes de corte estatal y notas locales coinciden en que la afectación no ha sido homogénea: mientras áreas urbanas como comisarías de Mérida perciben baja presión y cortes intermitentes, municipios del sur y oriente del Estado enfrentan severas limitaciones para la agricultura y el acceso al agua.
El 2025 uno de los años más secos
Al comparar la serie reciente, varios análisis locales y boletines técnicos indican que 2025 se encuentra entre los años con menor precipitación en la última mitad de la década, especialmente si se compara con años récord de lluvias.
Durante la temporada, marzo-abril marcó un tramo especialmente seco, y autoridades meteorológicas locales advirtieron que abril sería crítico por temperaturas y escasas precipitaciones. Los datos oficiales disponibles en los monitoreos de la Conagua y en las matrices municipales (descargables por año) sostienen que 2025 presenta una anomalía hídrica que lo ubica como uno de los más secos desde 2020 en varias zonas del Estado.
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No obstante, la gravedad varía municipio por municipio y por meses: algunos episodios lluviosos de la temporada mitigaron daños parciales, pero no restablecieron reservas estratégicas.
Municipios más afectados
Según cortes informativos recientes basados en los indicadores de la Conagua, alrededor de una veintena a varias decenas de municipios han registrado condiciones de sequía o anormalmente secos en distintos momentos de 2025.
Informes de POR ESTO! de noviembre pasado identificaron 29 municipios con distintos niveles de sequía (cifra que refleja un corte concreto en fechas recientes), y otras estimaciones estatales han reportado números variables según la fecha y el criterio de clasificación (por ejemplo, conteos mayores en reportes previos o en análisis que suman condiciones de sequía moderada).
Las localidades del interior del estado (Tekax, partes del sur y comisarías rurales) aparecen sistemáticamente entre las más afectadas; en zonas costeras y en municipios del norte la afectación ha sido desigual, pero sensible por la presión sobre el suministro urbano.
La temporada de lluvias alivió la situación
La temporada de lluvias 2025 dejó precipitaciones puntuales que atenuaron afectaciones inmediatas en cultivos de temporal y en recarga local, pero no bastaron para revertir la condición general de estrés hídrico en todos los municipios.
Los monitoreos del cierre de temporada muestran en general variaciones coyunturales –algunas zonas mejoraron, otras retrocedieron– y la lectura técnica es que las lluvias de 2025 no fueron uniformes ni suficientemente intensas para recuperar reservas subterráneas degradadas por meses de baja recarga.
En consecuencia, la recuperación ha sido parcial: alivio temporal donde hubo acumulados significativos; persistencia de déficit en muchas zonas rurales y periurbanas.
Impactos: del campo a la ciudad
La sequía de 2025 ha tenido efectos cruzados en la economía y la vida cotidiana de Yucatán:
Algunos de los sectores afectados fueron la agricultura y ganadería: la temporada irregular y la falta de humedad han reducido siembras de temporal, obligado a adelantar o cancelar ciclos de cultivo en maíz, hortalizas y forrajes, y provocando pérdida de pastos para el ganado.
Reportes del sector indican menores rendimientos y mayor costo productivo por riego suplementario y compra de alimento para ganado.
Abasto urbano y comisarías: en Mérida y municipios con rápido crecimiento urbano, la demanda excede la oferta instalada; la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán (Japay) y servicios municipales han alertado sobre baja presión, cortes y restricciones en colonias y comisarías.
El crecimiento urbano y la expansión de desarrollos habitacionales han tensionado fuentes y redes.
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La industria y empresas también resienten los efectos del clima. La industria ha impulsado inversiones en reutilización y tratamiento de aguas; autoridades de la región han anunciado metas de recuperación de millones de metros cúbicos para destinar a riego y procesos productivos. Estas medidas son paliativas y muestran la necesidad de transición hacia modelos de gestión más eficientes.
A su vez, servicios ecosistémicos y riesgo de incendios son afectados. La sequía aumenta la vulnerabilidad ante incendios forestales y la degradación de suelos; afecta además a pesquerías y humedales costeros por alteraciones en la recarga y calidad del agua.
Sectores que más resienten el estiaje
El sector primario (pequeños productores, temporaleros y ganaderos) es el más expuesto: pérdida de cosechas, retraso de siembras y decisiones de venta anticipada de ganado son efectos recurrentes.
A continuación le siguen los servicios urbanos (abasto doméstico y mantenimiento de infraestructura), el sector turístico en su logística de agua (hoteles y desarrollos que demandan grandes volúmenes) y actividades industriales que requieren agua para procesos. Las zonas rurales pobres, con menor capacidad financiera para perforar pozos o adquirir insumos, son las más vulnerables.
Caminos de mitigación
Las autoridades federales y estatales han multiplicado advertencias, monitoreos y programas de eficiencia: desde la recuperación de volúmenes concesionados, incentivos para sistemas de riego tecnificado y programas de captación de lluvia hasta inversión empresarial en tratamiento y reutilización.
A nivel técnico, la Conagua y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) siguen publicando matrices y mapas por municipio, los cuales permiten priorizar atención y canalizar apoyos bajo el Programa Nacional Contra la Sequía.
Sin embargo, especialistas y actores locales coinciden: hacen falta inversiones más amplias en infraestructura, regulación actualizada y políticas públicas que articulen la gestión urbana y rural del agua.
La Península de Yucatán, con su acuífero extensivo, pero con problemas de extracción y calidad, vive en 2025 un año de precipitaciones irregulares que, aunque dejó episodios de lluvia, no resolvió déficits acumulados ni la presión del crecimiento urbano.