Las nuevas generaciones están dejando de trabajar en la milpa para dedicarse a otras profesiones, esta situación, aunada a malas temporadas para el campo, ha puesto en peligro la actividad comercial, según reveló el campesino Miguel Can.
Explicó que después de más de 10 años de constantes pérdidas en las cosechas, varios campesinos se han desanimado, pues únicamente se invierte y no se logra obtener producción alguna. Señaló que a raíz de esto muchos prefieren dedicarse a otras actividades y dejar de sembrar la milpa.
Indicó que los fenómenos naturales, como la sequía, los huracanes y las plagas, entre ellas el gusano cogollero y los hongos, han afectado gravemente al campo en los últimos años. La mayor parte de lo que se siembra se pierde, y con cada pérdida también se van extinguiendo las semillas nativas, las cuales cada vez son más difíciles de conseguir en esta parte del estado.
Noticia Destacada
Detectan 104 casos activos de gusano barrenador del ganado en Yucatán
En la temporada anterior, muchos campesinos, aunque no todos, decidieron no sembrar milpa, debido a que habían perdido sus semillas y se encontraban desanimados por la situación. Añadió que, en esta ocasión, las lluvias no fueron puntuales lo que afectará de manera considerable los cultivos.
Por su parte, Raúl Chi, otro campesino de la región, explicó que desde el momento en que se siembra, la semilla corre riesgos, ya que hormigas y pájaros la buscan para alimentarse. Al germinar, es necesario proteger la planta de los animales silvestres, como el mapache, el tejón y las aves, que están al acecho de las milpas, de no hacerlo, terminan devorándolas; además, el clima no ha sido propicio, pues se requiere un sistema de riego para cultivar maíz, calabaza, frijol e ibes.
Noticia Destacada
Centro de Investigación Científica de Yucatán impulsa proyecto para la recuperación de manglares financiado por la ONU
Los campesinos mencionaron que, a lo largo de los años, muchos se han desanimado al ver que en cada ciclo se malgasta el maíz, especialmente el año pasado, cuando la milpa ya había alcanzado buena altura y las lluvias cesaron por completo, provocando la pérdida total de la cosecha.
Señalaron que lo más preocupante es que quienes aún trabajan milpa ya se encuentran en la tercera edad y los jóvenes no muestran interés en labrar la tierra, pues prefieren estudiar o emplearse en otras actividades.