El precio del chile habanero ha registrado una drástica caída en los últimos tiempos, lo que pone en aprietos a los productores de la región.
La venta directa al consumidor se ha convertido en una necesidad para evitar grandes pérdidas y obtener alguna ganancia, según han señalado los propios campesinos.
Hasta hace poco, el precio del kilo de chile habanero de calidad podía alcanzar entre 50 y 60 pesos, cuando se vendía directamente del productor al cliente o a los intermediarios que lo revendían en pequeñas cantidades.
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Sin embargo, actualmente el costo del producto ha bajado considerablemente, y el kilo se paga entre 32 y 35 pesos, lo cual apenas cubre los costos y el esfuerzo que conlleva la actividad.
Andrés Mazum Chan, un hombre de campo con más de 10 años de experiencia en el cultivo de chile habanero, lamentó que la situación actual hace que la producción de este picante sea prácticamente inviable económicamente.
“La labor es ardua desde la siembra, pasando por el cuidado y la cosecha, pero la ganancia es mínima comparada con el trabajo realizado”, aseguró Mazum. A esta difícil situación se le suma el impacto de la intensa sequía que afecta la región.
“Las altas temperaturas y los intensos rayos del Sol rápidamente marchitan las hojas de las plantas, lo que hace que la producción sea aún más difícil”, comentó.
Esta situación climática no es favorable para los sembradíos de chile habanero, y muchos productores han comenzado a abandonar esta actividad. Incluso aquellos que tienen espacios acondicionados con malla sombra están desertando del cultivo, ya que los resultados no corresponden al esfuerzo invertido.
El precio del chile habanero en las tiendas locales se ofrece por unidad hasta dos pesos o más, lo que distorsiona el precio real al que los productores venden el producto.
A pesar de que este chile no es un producto de consumo masivo, los altos costos en las tiendas afectan tanto a los consumidores como a los productores, quienes se ven obligados a lidiar con los intermediarios.
Mazum manifestó que ante este panorama complicado, los productores se ven obligados a buscar nuevas formas de generar ingresos. En su caso, además de la producción de chile, ha tenido que combinar su trabajo con otras actividades, como la albañilería y el chapeo.