
Un grupo de habitantes de Celestún acude en horas de la mañana a las aguadas salineras, y utilizando simples jaladores de agua consiguen la extracción de sal natural, la cual, según afirman, es la más fina y pura, sin necesidad de procesos químicos o uso de maquinarias.
Uno de los presentes fue José Koyoc, quien comentó que desde muy pequeño aprendió a realizar este trabajo que es muy difícil porque se realiza dentro de la charca salinera, y tanto el agua, como el Sol y otros factores hacen que la piel resienta los efectos, pero aun así consideró que todos los trabajos tienen sus dificultades, y por eso lo realiza sin ningún problema.

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También comentó que la producción de sal se puede realizar una vez al año, pero si el clima lo permite puede haber incluso dos cosechas en ese mismo lapso, lo cual es de beneficio para quienes trabajan este sector, ya que pueden duplicar sus ganancias de este producto que alcanza hasta los mil 600 pesos por tonelada, ya que es muy fino y blanco.
Con respecto a la comercialización, los trabajadores de este sector comentaron que, por lo general, la clientela llega del puerto de Celestún, y otra cantidad de sal la venden en comercios de la ciudad de Mérida, e incluso la pide gente de otros estados.

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“Las aguas productoras de sal son charcas que debemos cuidar y mantenerlas libres de basura y lodo, así que nos encargamos de que estén siempre limpias, y venimos cuando menos dos veces por semana para hacer el mantenimiento de todo el lugar, explicó el trabajador.
El puerto de Celestún se caracteriza por su gente que es muy trabajadora. En el caso de los varones, la actividad principal es la pesca, pero muchos también se dedican a la producción de sal, que finalmente deja buenas ganancias que permiten sostener a sus familias.