
Yucatán vuelve a colocarse entre los estados con las tasas más altas de suicidio en México. De acuerdo con cifras reportadas por el Inegi, la entidad registró en 2024 un índice de 14.2 muertes por cada 100 mil habitantes, casi el doble de la media nacional. Este fenómeno, que año tras año golpea con fuerza a las familias yucatecas, muestra que el problema sigue creciendo y que los esfuerzos institucionales aún son insuficientes.
En lo que va del 2025, de acuerdo con los archivos de POR ESTO!, se han presentado 56 casos, la mayoría en personas del sexo masculino. Cada septiembre, en el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, se reaviva el debate sobre la urgencia de diseñar políticas públicas más sólidas, con recursos suficientes y visión a largo plazo, sin embargo, hay poco avance.
La situación no es nueva: desde 2017, el estado ha encabezado en tres ocasiones las estadísticas nacionales y, en otras tantas, se ha mantenido en los primeros lugares. La recurrencia ha convertido al suicidio en un problema de salud pública con hondas repercusiones sociales, especialmente entre jóvenes y adultos en edad productiva.
En 2024, según el conteo oficial, Yucatán sumó 331 muertes autoinfligidas, la mayoría de ellas por ahorcamiento. De estas, 281 correspondieron a hombres y 50 a mujeres. El patrón se repite año tras año: la cifra de varones triplica a la de mujeres, aunque el dolor que deja en las familias no distingue género.
El peso de las cifras
El Inegi informó que en México se registraron 8 mil 856 suicidios en 2024, lo que equivale a 24 casos diarios. Las tasas más altas se concentran en Chihuahua (16.4 por cada 100 mil habitantes), Yucatán (16.2) y Aguascalientes (14.3). En contraste, entidades como Guerrero, Chiapas y Veracruz presentan los índices más bajos.
En la Península de Yucatán, la situación es alarmante: Quintana Roo y Campeche también superan el promedio nacional, lo que convierte a la región en uno de los focos más graves de muertes autoinfligidas en el país.
El panorama adquiere un matiz más preocupante al observar las edades de las víctimas. El grupo más afectado son los jóvenes de 20 a 39 años, con más de 170 fallecimientos en Yucatán sólo el año pasado. Además, se documentaron casos en adolescentes e incluso en niños de entre 10 y 14 años, lo que revela la profundidad de la crisis emocional en sectores cada vez más tempranos de la población.
El impacto humano
Cada número en la estadística esconde una historia inconclusa, una familia fragmentada y un entorno marcado por el duelo. La presidenta de la Asociación Yucateca de Suicidología, Marilú Ancona, advierte que el Estado necesita con urgencia una ley secundaria en materia de prevención y posvención, que complemente la actual legislación en salud mental.
“Esta ley obligaría a las autoridades a garantizar atención integral no solo a las personas con problemas de salud mental, sino también a las familias que enfrentan el duelo”, explica. La propuesta legislativa fue congelada en la pasada legislatura, pero organizaciones civiles presionan para que en esta nueva etapa el Congreso del Estado retome el tema.
La posvención, una de las áreas menos atendidas en México, busca precisamente dar acompañamiento y apoyo psicológico a quienes sobreviven a la pérdida de un ser querido por suicidio. En palabras de especialistas, esta atención resulta clave para romper el círculo de dolor que muchas veces desemboca en nuevos intentos suicidas dentro de las mismas familias.
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Una deuda pendiente
El fenómeno no es exclusivo de Yucatán, pero aquí se ha convertido en un problema recurrente y persistente. Aunque el Estado cuenta con programas de atención y campañas preventivas, los números revelan que los esfuerzos aún no alcanzan la dimensión necesaria.
Mientras tanto, los datos del Inegi muestran con crudeza que la tasa en Yucatán duplica a la nacional y que, lejos de ceder, el fenómeno se mantiene en niveles críticos.
La lucha contra el suicidio sigue siendo, para Yucatán, no sólo un reto de salud pública, sino también un desafío social y humano que requiere del esfuerzo conjunto de autoridades, especialistas y familias.