
Lo que hace algunos años parecía una tendencia aislada, hoy es una realidad consolidada: Yucatán se ha convertido en un polo de atracción no sólo para el turismo, sino también para miles de extranjeros que deciden establecerse en la entidad, particularmente en la capital. El fenómeno ha transformado barrios, reconfigurado la economía y abierto nuevas dinámicas sociales que, poco a poco, marcan el rumbo de la vida cotidiana.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Gobernación, el 78.6% de los residentes extranjeros temporales en Yucatán se concentra en Mérida. Entre las nacionalidades predominan estadounidenses, cubanos y venezolanos. Distintos reportes señalan que más de 11 mil norteamericanos y canadienses han hecho de la capital yucateca su hogar permanente, mientras que otros datos contabilizaban más de mil 400 personas con Tarjeta de Residente Temporal.
Migración en el año
La movilidad hacia la entidad es constante, aunque no en todos los casos es permanente. La Secretaría de Gobernación reporta que, entre enero y mayo de este año, ingresaron al territorio yucateco más de 218 mil extranjeros. La mayoría lo hizo a través de Progreso, con 141 mil 600 registros por vía marítima, mientras que 77 mil 146 fueron contabilizados en Mérida, 31 mil en Chichén Itzá y 18 mil en Yucalpetén.
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Aunque Quintana Roo concentra el mayor número de visitantes y migrantes en la Península, aunque no todos buscan quedarse —con más de 8.5 millones en el mismo periodo—, Yucatán destaca por el creciente número de personas que optan por quedarse de manera temporal o definitiva.
En la entidad, actualmente 623 personas cuentan con tarjeta de residencia temporal, una cifra intermedia en comparación con Campeche (166) y Quintana Roo (mil 820). A esta cantidad se suman mil 224 extranjeros que renovaron su permiso en los primeros cinco meses de este año y 675 que se encuentran en trámite de residencia permanente, entre ellos al menos 10 ciudadanos de origen chino.
En cuanto a la Tarjeta de Residente Permanente, se registraron 59 renovaciones, mientras que bajo el esquema de regularización por situación migratoria fueron documentados 72 casos. Incluso, en el rubro de tarjetas por razones humanitarias, Yucatán reporta 15 beneficiarios, frente a 73 en Campeche y 189 en Quintana Roo.
Mérida, el imán principal
Aunque los números oficiales pueden parecer modestos frente a los de sus estados vecinos, la realidad visible en Mérida es contundente: se estima que más de 11 mil ciudadanos de Estados Unidos y Canadá han hecho de la ciudad su hogar, acompañados por comunidades provenientes de Cuba, Venezuela, Italia, Francia, Argentina y diversas naciones centroamericanas y caribeñas. Solo en la capital residen 130 estadounidenses, 20 canadienses, 15 chinos, 53 centroamericanos, 120 caribeños, 73 sudamericanos y 43 europeos, lo que refleja una diversidad cultural que se percibe en el día a día.
Impacto multicultural
Este mosaico multicultural ha dejado huella en múltiples ámbitos. En la economía, por ejemplo, la llegada de extranjeros ha dinamizado el sector inmobiliario, con una fuerte demanda de casas y departamentos en barrios tradicionales como Santa Lucía, Santiago o La Ermita, además de los nuevos fraccionamientos residenciales en el norte de la ciudad.
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El resultado es un incremento en los precios de venta y renta, que beneficia a desarrolladores y propietarios, pero complica el acceso a la vivienda para familias yucatecas de ingresos medios o bajos.
El impacto también se observa en los servicios privados. Clínicas y hospitales han ampliado su oferta con atención bilingüe, mientras que escuelas que ofrecen programas internacionales han ganado matrícula con hijos de extranjeros.
Al mismo tiempo, han proliferado restaurantes, cafeterías, galerías y comercios especializados que responden a gustos y necesidades distintas, contribuyendo a generar empleos y a diversificar el mercado local.
Convivencia complicada
La vida cultural y social no ha quedado al margen. Festivales, talleres, centros comunitarios y actividades artísticas han encontrado en la comunidad extranjera una audiencia y un apoyo activo. Sin embargo, la convivencia no siempre es sencilla: las diferencias de idioma, costumbres y formas de vida plantean retos de integración en colonias donde los recién llegados y los vecinos de toda la vida comparten el mismo espacio.
Retos a futuro
Expertos señalan que este fenómeno obliga a mirar hacia adelante con cautela. Por un lado, la migración extranjera representa un motor económico y una fuente de diversidad cultural; por otro, impone la necesidad de políticas públicas claras. Planificación urbana, regulación inmobiliaria y programas de inclusión social son los ejes que expertos consideran urgentes para evitar que Mérida se encarezca, se fragmente o pierda su identidad comunitaria.
En medio de este proceso, Yucatán vive una paradoja: mientras más extranjeros llegan a residir, mayor es la visibilidad de la entidad en el mapa internacional, pero también crece el debate sobre cómo mantener el equilibrio entre desarrollo y pertenencia.