Integrantes de las comunidades mayas tsetsales de Bachajon, Chiapas, viajaron hasta la Isla para visitar a la Virgen del Carmen, como lo hacen desde hace varios años acudiendo a venerar a las diferentes advocaciones de la Madre de Dios, llevando siempre a su Morenita del Tepeyac que los cuida y los guía en su camino.
Eel sincretismo cultural y religioso se vivió en el Santuario Mariano Diocesano, donde luego de la misa para dar gracias a la Stella Maris, feligreses de la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, de la Misión Jesuita de Bachajon, realizaron su liturgia autóctona con rezos y ritos en su propio idioma, el tsetsal.
Durante la eucaristía las emociones estuvieron a flor de piel, y la religiosidad y fervor se notaba en cada uno de los peregrinos que, a ratos a trote y a ratos corriendo, atravesaron cada uno de los 376 kilómetros desde el hermano Estado de Chiapas hasta esta bella Isla.
Al respecto uno de los integrantes de la caravana de guadalupanos, el joven Domingo Pérez, mencionó que ésta es una gran tradición en su comunidad, a la que atienden como mucha devoción, partieron desde un día antes y su recorrido duró más de medio día, luego de dar gracias a la Virgen del Carmen dan por cumplida su promesa e inician el camino de retorno encaminados a la Patrona de los carmelitas y a la Morenita del Tepeyac que llevan consigo con mucho cariño.
Cabe destacar que al término de la eucaristía recibieron la bendición del párroco con agua bendita, posteriormente celebraron su liturgia autóctona encendiendo una veladora de la cual los más de 30 peregrinos tomaron su luz para pedir por sus seres queridos, primero frente a la imagen de Jesucristo que está ante el atrio, para posteriormente colocar sus velas con mucho amor bajo la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Y la música se hizo escuchar entonando vivas a la Morenita del Tepeyac, estrofas en tsotsil que eran acompañadas de la interpretación magistral de niños y jóvenes con sus trompetas, guitarras, violines y guitarrones, que sorprendieron a quienes disfrutaban la mañana en el parque “Ignacio Zaragoza”.
(Texto y fotos: Carlos Valdemar)