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Campeche

API, cómplice de robo de motores

CAMPECHE, Cam., 27 de septiembre.- Los robos de motores de lancha en el muelle ribereño “Siete de Agosto”, del barrio La Ermita, generan daños económicos superiores a los 150 mil pesos por afectado, y en los últimos tres meses a la vista de las autoridades han hurtado embarcaciones, motores, utensilios y diversas herramientas de trabajo, por lo que existe una red de complicidades y de corrupción, porque el sistema de videovigilancia instalado por la Administración Portuaria Integral de Campeche (API) no funciona desde hace nueve meses.

Los ribereños Gonzalo Uc Mendoza, Luis Antonio Dzib Pool y Mario Gutiérrez Díaz denunciaron que el año pasado se registraron cinco robos de lanchas con motor de 60 caballos de fuerza y, pese a la denuncia interpuesta en la Fiscalía General del Estado, jamás obtuvieron resultados ni respuesta de la supuesta investigación.

Los pescadores y permisionarios presumen que exista una red de corrupción y de complicidad con las autoridades locales, porque el motor de una embarcación o una lancha no puede ser vendida de manera fácil y la Secretaría de Seguridad Pública no asigna vigilancia.

Indicaron que apenas el pasado fin de semana se robaron tres “patas” de motor fuera de borda, así como varios bidones cargados con gasolina y hieleras con carnada. Los afectados lamentan que estos actos delictivos paralicen su actividad productiva sin que puedan aprovechar la temporada de pulpo, y ninguna autoridad investigue.

En lo que va del año, los robos han tomado otro giro, pues, además de la sustracción de dos embarcaciones, se ha incrementado el hurto de “patas” de motores, combustible y herramientas de trabajo.

Cuando un propietario de lancha es víctima de robo, la flotilla de pescadores se ve obligada a paralizar la producción, además de que representa un gasto de miles de pesos en el caso de los motores. Un equipo completo de cuatro tiempos de 90 caballos tiene un precio en promedio de 250 mil pesos y de dos tiempos se cotiza en 150 mil, pero en el mercado negro se comercializan por menos del 70 por ciento de su valor.

Respecto a la seguridad del muelle, expusieron que los robos se realizan de noche y durante la madrugada, y destacaron que los ladrones no son detectados debido a la falta de vigilancia que se tiene por la autoridad de marina e inspectores de la propia Capitanía.

Obsoletas cámaras de videovigilancia

Pese a la millonaria inversión anunciada por el Gobernador Alejandro Moreno Cárdenas en equipos de seguridad, en el muelle la red de las 12 cámaras de videovigilancia que se instaló hace poco más de año y medio no funciona, y de manera coincidente tampoco funcionan en los otros muelles de la ciudad, como las del Camino Real y San Román.

Para los permisionarios, la inoperancia del sistema de circuito de video es grave, pues la inversión destinada al equipo de cámaras de seguridad, como prevención del delito y sustento de evidencias en robos, fue millonaria sin que dé resultados.

“Lo que sabemos es que el API pagó cerca de 300 mil pesos en la instalación de las cámaras de seguridad, el costo fue excesivo, ya que colocaron torres de fierro en varias partes del muelle, y, además, según algunas cámaras son de máxima calidad, pero la realidad es que fue una farsa, porque ya va para 10 meses que no funcionan”

“De hecho, el centro de mando y las pantallas donde se monitoreaban las áreas vigiladas fueron sacadas de la oficina y llevadas al despecho del embutido, según desde ahí monitorean, pero la verdad es que no sirven estas cámaras”, dijo uno de los denunciantes.

A pesar de que en reiteradas ocasiones han solicitado el restablecimiento de las cámaras de grabación para, al menos, reconocer a los ladrones, la autoridad evita dar solución alguna.

Asimismo, las oficinas administrativas ubicadas al interior del “Siete de Agosto” no funcionan y, según versiones, estas oficinas son atendidas por personal del API, quienes aleatoriamente acuden de lunes a viernes e, incluso, se asegura que la ausencia de los encargados se ha prolongado hasta por dos semanas.

El abandono de obligaciones ha propiciado también una serie de carencias en el sitio, pues en ocasiones el suministro de agua potable falla, el servicio de recolección de basura incumple y los robos continúan imparables.

(Israel García)

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