Eudaldo Chávez Molina ¡Crónicas del T´nab!
CAMPECHE, Cam., 27 de abril.- Nunca más deben repetirse en México los actos corruptos contra la Patria, jamás deben de regresar al poder los neoliberales entreguistas. Deben de ser castigados de inmediato para que sus cómplices en los negocios sucios e inmorales no vuelvan a burlarse de la justicia. En esta guerra sucia de los medios que se han convertido en la servidumbre de los rezagos de la mafia en el poder que se niega a morir.
Y dentro de la prensa “fifí” al servicio de los conservadores, el diario Reforma es la punta de lanza y representante de los neoliberales que están a la cabeza de ataques en contra del Gobierno de la Cuarta Transformación. Es la prensa “fifí” que defiende los intereses de la oligarquía, el mismo diario que mandó al “showman” del periodismo cómico: Jorge Ramos, el tristemente célebre representante titiritero del imperio yanqui.
Los conservadores no le perdonan al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que haya logrado el cambio de régimen con el apoyo de millones de mexicanos, que decidieron dejar de ser parias en su propia tierra para aspirar a vivir en una Patria nueva.
Pese todos los embates de la prensa amafiada al servicio de los conservadores, la Cuarta Transformación tiene que seguir.
Hay que destacar que ya comenzó el cambio drástico en la relación entre el Gobierno Federal y los medios de comunicación, resultando afectados los “textoservidores” que merodean por ese tipo de prensa medrosa y mediocre al servicio de los empresarios impunes que tienen como bandera la palabra “entreguista”.
Otro de los periodistas, entre muchos otros, que al servicio de los neoliberales calumnia lunes a lunes, sin decencia, es Denise Dresser, la misma a quien se le detectaron nexos con la CIA y también aparece con la detención de Julián Assange; ahora volvió a relucir que Denise una semana anterior a las elecciones del 2006 se presentó en la embajada de Estados Unidos para reunirse con algunos funcionarios que estaban muy preocupados por el triunfo de López Obrador en ese tiempo.
Carmen Aristegui entrevistó a Enrique Galván Ochoa y dijo en ese programa que en el sexenio pasado un periodista recibió de Enrique Peña Nieto 130 millones de pesos por una campaña de desprestigio en contra de Andrés Manuel López Obrador. Existe mucho lodo de por medio en la prensa “fifí” cuyo triste papel es el de atacar al Presidente de México, al que no le perdonan un triunfo tan amplio para el desmantelamiento de un régimen podrido e hipócrita, el cual lleva a cabo la Cuarta Transformación.
En este nuevo embate, los conservadores que han visto en peligro su imperio de saqueo, corrupción e impunidad y la merma de sus ingresos mediante el camino de la corrupción y la inmoralidad, se han dado cuenta de que el combate a la corrupción va en serio y que no habrá ningún privilegio para nadie, trátese de quien se trate.
El emporio económico que construyeron los medios de comunicación al servicio de la mafia del poder, con dinero proveniente del presupuesto público que es dinero del Pueblo, es cosa del pasado, por eso están muy nerviosos y con sus ataques cotidianos intentan frenar las acciones que impiden que la prensa “fifí” siga recibiendo millones de pesos sin justificación. Ya lo ha dicho el Presidente de la República: nadie lo va a detener, nadie lo va a intimidar, porque sigue el combate a la corrupción.
Andrés Manuel López Obrador ha sido, de eso no hay la menor duda, el político mexicano más atacado en toda la historia de México. Lo han atacado los del PRI, los del PAN, los del PRD, los de Movimiento Ciudadano, los de Nueva Alianza, los del Verde, los empresarios, los medios de comunicación, los que están desinformados, los que se creen las mentiras, los que no se las creen pero aún así lo atacan.
De las mentiras que se han publicado desde hace años, como lo que han dicho de él, que es autoritario, que vive en una súper mansión, que es un corrupto, que será como Hugo Chávez o como Maduro o como Castro, que miente, que llevará al país al desastre, que “bla bla bla”. La guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador es brutal y así lo ha sido por lo menos los últimos 15 años. Y el Presidente de México sigue avanzando en su afán de concretar cambiar el rostro de la Patria.
Y a pesar de todo, a pesar de las mentiras miles y miles de veces repetidas, Andrés Manuel, con el apoyo de la gente y con su admirable persistencia, ganó la Presidencia de la República y lo hizo de forma contundente. Nadie nunca lo había hecho con tanta legalidad, con tanta legitimidad, con tanto apoyo ciudadano y popular. ¡Vaya que ha hecho historia!
El triunfo de Andrés Manuel López Obrador y la transformación radical que lleva a cabo del viejo régimen, muchos cambios nunca antes vistos, van alentando el fortalecimiento de la guerra sucia contra su gobierno, pero ¿Cambiará la guerra sucia contra él? ¿Se detendrá ésta siendo él el Presidente del país? La mafia neoliberal no se detiene, quiere exterminarlo y, por eso, sabotea con el terrorismo de la masacre de inocentes.
A estas alturas, cuando se han trastocado intereses económicos de los empresarios saqueadores del país, no se duda que desde el seno de la mafia que queda por exterminar se estén gestando actos de sabotaje, de terrorismo, de ataques que derraman sangre con tal de que el Presidente de México desista de limpiar el sistema arcaico de la corrupción y la impunidad.
Los medios de comunicación, para nadie es un misterio, viven de la publicidad. Todos. Con el vaivén de las redes sociales, esa publicidad ha ido mudándose: ya no se va a la tele ni a la radio ni a la prensa escrita, sino que ahora está en Facebook y en Twitter y especialmente en Google. Por eso los medios de comunicación “tradicionales” están en crisis, más ahora con este nuevo gobierno que ha transparentado sus forma de gobernar en sus conferencias de prensa de cada mañana, lo que le ha restado índice de audiencia a las empresas televisoras.
Hasta Rafael Loret de Mola anuncia que dejará de escribir porque se siente inseguro, y le imputan a López Obrador todo lo que les pueda pasar. En el colmo de la exageración del periodista “fifí”, nada más faltó que dijera que si los periodistas al servicio de la mafia pierden su virginidad, el responsable de ello sería el Presidente de la República.
Hay unos que sobreviven con la publicidad “privada”, pero hay otros que no, que lo hacen solamente de la publicidad oficial. Y ese es el nerviosismo que traen: sus miedos a perder las prebendas de la mafia arrecian su ataque bajo la consigna de querer descarrilar al Presidente de México, lo que se ve muy difícil por el fuerte apoyo que lo respalda desde la base popular, un apoyo que ningún Presidente de la República ha tenido.
Antes, los gobiernos de la República tenían a su servicio a la prensa, hoy una parte la tienen los empresarios afines al viejo régimen, una participación fuerte en la forma en como se hacía periodismo y es que durante muchos años habían distribuido su publicidad de forma en que beneficien a periodistas “aliados” y castiguen a los críticos.
Todos podrían pensar que teniendo Andrés Manuel López Obrador el Gobierno Federal, es decir, los recursos de la publicidad oficial, los medios de comunicación que dependen de ésta serán más dóciles y se volverán “aplaudidores”. Sin embargo, esto es un poco impreciso, pues el Presidente ha establecido un nuevo estilo de informar corriendo los riesgos que ha corrido, pero respetando la libertad de expresión.
El Presidente de México siempre ha tenido adversarios políticos, es decir, dentro de la política tradicional. Pero sus adversarios más fuertes han sido los que están fuera de esta área, o sea, empresarios que, si bien es cierto se benefician del Estado, no todos dependen de éste.
Como es claro, Andrés Manuel no está contra esos empresarios, pero sí contra la corrupción que hasta ahora ha existido entre ese grupo empresarial y las autoridades. Por eso, las acciones del Gobierno de México han comenzado a molestar a muchos personajes. Y es que ha establecido una nueva realidad donde ya no mandarán los intereses de esos empresarios que se han beneficiado siempre de los gobiernos venales del PRI y del PAN, sino que lo importante es el Pueblo, es la gente, el Pueblo, los que han sido marginados durante años.
Por ello, los medios de comunicación y los periodistas que se identifican como “chayoteros” están perdiendo todo su poder y su capital, porque desde el Gobierno Federal se ha decidido disminuir el alto gasto publicitario. Es decir, la guerra sucia, los periodistas críticos del Gobierno Federal, los que son mentirosos, los que inventan, no dejarán de hacerlo, porque aunque ahora muchos se hacen ricos de la publicidad oficial, seguirán teniendo ingresos de esos empresarios y personajes que se sienten dueños del país y que se verán afectados por la administración de Andrés Manuel.
Y esto está siendo claro ahora: ¿acaso han terminado los ataques, la guerra sucia? ¿Acaso no lo vimos con la información tergiversada de varios casos como las calumnias de hechos del Crimen Organizado, de la inseguridad que exponen en forma reiterada, de los salarios tergiversados que no concuerdan con la página de transparencia porque los “periodistas” lo alteran?, etc.
Quien piense que López Obrador vivirá una luna de miel con empresarios y medios de comunicación que siempre fueron agresivos con él, está equivocado. Hoy más que nunca y en tanto avanza el Gobierno en su combate a la corrupción y lo denuncia por las mañanas, más pone nerviosos a los desenmascarados.
Es más, las críticas y la propia guerra sucia serán más y más fuertes en la medida que avancen los meses de este Gobierno diferente teniendo a Andrés Manuel como Presidente. La apuesta de ellos es tumbarlo lo más pronto posible: descarrilarlo por medio de la guerra sucia, y los embates se notan más en su desesperación.
Lo fácil se logró, que fue ganar y lograr que el triunfo, de tan contundente, fuera imposible de negar. Ahora viene lo complicado: transformar al país enfrentando ahora los rezagos neoliberales que se niegan a morir. Urge a la vez depurar de las delegaciones federales a las lacras incrustadas, que tienen la consigna de filtrar información para atacar al Presidente de la República. Campeche es un caso ejemplar que hay que limpiar lo más pronto posible.
Hay que castigar a los corruptos para que la Patria pueda recuperar su propia identidad nacionalista, para acrecentar y conservar la confianza en el Gobierno de la Cuarta Transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Ante la guerra sucia que no se ha detenido, deben de escucharse las voces de los “morenos” y “morenas”, unirse para hacer frente a las calumnias de los rezagos del viejo régimen. Por eso he sostenido que separar al Gobierno Federal del partido MORENA, que le dio origen y sustento, es un suicidio político y, por ende, electoral. Ningún Gobierno se deslinda del partido que lo parió. MORENA tiene que ser un escudo que proteja al Presidente de México de los embates de los agoreros del desastre, que en su etapa de exterminio y extinción aún patalean en su agonía, pero que, sin embargo, están aprovechando este aislamiento del Gobierno con el partido, que se tiene que enmendar. Nada de que yo ya llegué y MORENA no me interesa. Eso es hacerse el “harakiri político” y, después de tantos años de lucha, ya no estamos para estos desaguisados que solamente benefician a los detractores de la Cuarta Transformación.