CAMPECHE, Cam., 15 de Septiembre.- “Siempre han habido personas que se sienten tan puras y buenas que no se dignan mezclarse con las que socialmente son malas o impuras, pero no solo eso, además desde la altura de su justicia y perfección juzgan sin miedo y con acritud a todos los demás y es por ello que existe mucho egoísmo que conlleva a las guerras y otros sacrificios”, expresó el Obispo de Campeche, José Francisco González González.
“Hoy consideramos una de las parábolas más conocidas del Evangelio: la del hijo pródigo, que, advirtiendo la gravedad de la ofensa hecha a su padre, regresa a él y es acogido con enorme alegría. En esta parábola no solamente es invitado a la conversión quien patentemente la necesita, sino también quien no cree necesitarla”, destacó.
Aseguró que de igual manera las personas establecen las barreras que dividen a la sociedad entre buenos y malos y se sitúan en la puerta para determinar quiénes son los que pueden pasar en una dirección u otra.
Mencionó que en tiempos de Jesús también había personas así y Jesús, por supuesto se situó rápidamente en el centro de su atención, dado que este comía con los pecadores, por lo tanto, con esta acción se volvía El mismo impuro.
González González comentó que la parábola del hijo pródigo no hace más que retratar la actitud de cualquier padre de familia hacia su hijo, porque más allá de las palabras, padres y madres sienten un amor y ternura infinitos por sus criaturas, también cuando ya ha crecido, y más por los que se han perdido lejos de hogar.
Declaró que a veces, como en la historia, surgen los celos entre los hijos, por eso el padre le tiene que decir hijo, deberías alegrarte porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido.
“Hoy Dios nos ha entregado a nosotros este ministerio de la misericordia, al igual que hizo con Pablo, que fue perseguidor de los cristianos, blasfemo y violento, como él mismo dice en la segunda lectura, Dios lo llamó oveja perdida, lo capacitó, se fío de él y le confió el ministerio de predicar la misericordia que llega a todos los hombres y mujeres pero, sobre todo, a los que están perdidos y a los que más sufren”, apuntó.
El líder de la iglesia católica en Campeche manifestó que Dios mira siempre con misericordia, aunque sea un pueblo de dura cerviz, por ello así se debe mirar siempre a los hermanos y hermanas y, como Jesús, acogerles siempre en compañía, debido a que así será el mundo, testigo de la misericordia de Dios.
“La conversión que necesitamos podría ser menos llamativa, pero quizá ha de ser más radical y profunda, y más constante y mantenida: Dios nos pide que nos convirtamos al amor”, puntualizó.