A mantener siempre la fe, pese a las circunstancias que pueda estar atravesando el ser humano, exhortó en este tercer domingo del año el Obispo de Campeche, José Francisco González González, durante la santa misa celebrada en la Catedral de Nuestra Señora de la Purísima Concepción.
“Todos pasamos por momentos difíciles, pero es importante mantener siempre la fe, pues eso nos ayudará a salir adelante; no decaigan porque la fe y acercarse a la Santa Iglesia ayudará a superar cualquier circunstancia que están atravesando”, explicó el Monseñor González González.
Dijo que en aquel tiempo, Juan el Bautista a Jesús, venía hacia Dios y exclamó: “Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo he dicho: El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel”.
Comentó en misa, que el mundo está muy cambiado y los desánimos hacen que el ser humano pierda la Fe en muchos sentidos, desde lo laboral, hasta matrimonialmente hablando.
“Cada día el hombre y la mujer se rinden con facilidad porque no saben cómo sobrellevar la situación que están pasando, es más fácil, voltearse e irse que arreglar los problemas, por eso es que repito cada domingo; vengan a misa, confiesen y comulguen, para que su mente y cuerpo estén sanos. Créanme eso los ayudará mucho”, señaló.
Durante la palabra de Dios, dijo “el Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios”.
Bautizo elimina pecados de Adán y Eva
Aseveró que las primeras generaciones cristianas sabían muy bien que bautizarse significa literalmente sumergirse en el agua, bañarse o limpiarse. Por eso, diferenciaban muy bien el bautismo de agua que impartía el Bautista en las aguas del Jordán y el bautismo de Espíritu Santo que reciben de Jesús. En algunos ambientes cristianos del siglo primero tuvieron mucho interés en no ser confundidos con los seguidores del Bautista. La diferencia, según ellos, era abismal.
Comentó que los bautistas vivían de un rito externo que no transformaba a las personas: un bautismo de agua. Los cristianos, por el contrario, se dejaban transformar internamente por el Espíritu de Jesús.
El bautismo de Jesús no es un baño corporal que se recibe sumergiéndose en el agua, sino un baño interior en el que nos dejamos empapar y penetrar por su Espíritu, “se convierte dentro de nosotros en un manantial de vida nueva e inconfundible. Por eso, los primeros cristianos bautizaban invocando el nombre de Jesús sobre cada bautizado”, finalizó.
(Karina Gómez)