HOPELCHEN, Cam., 2 de abril.- Justamente al culminar marzo, el paso de la “Mini Avenida” fue liberado, mientras la barda perimetral que corresponde a la Parroquia San Antonio de Padua la realizan a paso de tortuga por órdenes del arquitecto de Obras Públicas del Ayuntamiento, Ariel Aranda Calderón, quien ahora con el problema del coronavirus tendrá argumentos para justificarse que no puede ingresar mucha gente a laborar.
La “Mini Avenida” es una polémica obra que para llevarse a cabo tuvieron que ser destruidos los puestos del bazar de la ciudad y, a la vez y por negligencia, la barda de la parroquia, que hasta ahora su reparación no ha concluido por negligencia de Aranda Calderón, acusaron católicos quienes han valorado el trabajo de la avenida y de la barda.
También señalaron que el espacio de la ex oficina del Agua Potable todavía es un legítimo basurero que no se sabe hasta cuándo será culminado, con su poca gente que dispone y que, según Aranda Calderón, no lleva prisa y cree culminarla antes de terminar la administración.
Esta obra, la cual deja mucho que desear, pues sólo va a beneficiar a una familia del centro la cual pondrá más negocios, no tiene estética; es más, la trabajaron a la carrera y sólo nailon le pusieron bajo el concreto del piso. Los trabajos iniciaron a mediados de enero y fueron culminados rápidamente.
La Iglesia está conforme con la lentitud de los trabajos y es sólo por el problema del COVID-19 que no se han manifestado ante la alcaldesa Sandi Baas Cahuich para acusar al arquitecto, el cual no es santo de su devoción.
Se dice que a Aranda Calderón la presidenta lo ha aguantado sólo por un padrino que mete la mano de vez en cuando por él, pero al parecer ya colmó toda la paciencia de la Comuna, por su actitud tan déspota; incluso en los últimos días ya no quiere ni dialogar con el personal de la Comuna y es por ello que se enfile para que le den su retirada al vitalicio arquitecto.
(Jorge Amado Caamal Ek)