Las funerarias no niegan el servicio funerario a las víctimas del COVID-19, sin embargo, siguen un estricto protocolo internacional sobre el manejo del cuerpo sin poner en riesgo la salud de los habitantes, como ocurrió en Ciudad del Carmen donde se le brindó el servicio de cremación a la primera víctima, aunque generó suspicacia entre la población.
En algunas localidades, por desconocimiento del tema, consideran que es altamente contagioso, por eso muchas personas que viven en la cercanía de una funeraria les genera preocupación o alarma.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el manejo de los cadáveres de personas que pierden la vida por una pandemia, como la que actualmente se registra con el Coronavirus, las medidas preventivas constan de tres etapas; preparación, respuesta y recuperación, mismas que se deben acatar en las empresas funerarias.
Los cadáveres no son contagiosos, solamente los pulmones de los pacientes de pandemia de influenza, si se manipulan durante una autopsia, pueden ser contagiosos, de lo contrario, los cadáveres no transmiten enfermedades, sin embargo, es importante que los cuerpos sean incinerados para eliminar el virus.
En la etapa de preparación, la responsabilidad recae principalmente en las autoridades de cada estado y municipio; es el momento en el que se deben adelantar a los posibles casos catastróficos considerando la coordinación de las tareas como, el manejo de la información, identificación de recursos y en su caso la reconversión hospitalaria, ejecución de un plan de acción y difusión de toda la información.
La segunda etapa consta en la logística que se debe seguir para manipular el cadáver, por tanto, en esta fase la responsabilidad de acatarse a las medidas es exclusiva de las empresas que brindan los servicios funerarios. De acuerdo a la OMS, se debe planificar, primeramente que el transporte de cadáveres movilice desde el lugar de fallecimiento hasta la morgue, debe contar con suministro suficientes como, ataúdes, bolsas para cadáveres y etiquetas. Asimismo, el personal deberá contar con equipo de protección que asegure su salud contemplando también a sepultureros y directores de funerarias.
En la tercera y última fase, la OMS estipula una serie de procedimientos que las funerarias deben cumplir de manera interna para reducir la probabilidad de transmisión de la enfermedad. Éstas son: desinfectar el cuerpo con solución de blanqueador de 0.5%, que la familia no tenga ningún contacto físico con el cuerpo, los trabajadores deberán lavarse las manos con agua y jabón después de tocar un cadáver y desinfectar el equipo y la ropa de cama. Posterior a esto, el cuerpo debe ser incinerado para evitar que pueda existir siquiera una pequeña posibilidad de que los trabajadores de las empresas funerarias contraigan el virus.
Para el manejo seguro del cuerpo
Por otra parte, la Secretaría de Salud del Poder Ejecutivo del Estado, a través de la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COPRISCAM) emitió las recomendaciones para el manejo seguro, transporte y disposición final de cadáveres que presenten confirmación o sospecha de infección por COVID-19.
En apego al Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitario de la Disposición de Órganos, Tejidos y Cadáveres de Seres Humanos y las Normas Oficiales Mexicanas relacionadas, y ya ha sido notificado en las funerarias del Estado.
La bolsa de traslado conteniendo el cadáver puede introducirse en un féretro previa su desinfección externa con solución hipoclorito de sodio a 0.1%; tras la correcta introducción del cadáver y desinfección de la bolsa para traslado, la manipulación exterior de ésta o del ataúd que la contenga no provoca riesgo.
El personal que intervenga en el transporte deberá ser informado de ello previamente, así como del procedimiento a seguir en el caso de producirse un incidente. Una vez finalizado el transporte se procederá de la forma habitual con el vehículo.
El personal de la funeraria y sus directivos deben de seguir las recomendaciones de la Jornada de Sana Distancia. No se deben realizar actuaciones de limpieza ni intervenciones de tanatopraxia o tanatoestética sobre el cadáver, si no se puede garantizar el uso correcto de equipo de protección personal apropiado.
No se deberá realizar embalsamamiento en caso de no contar con equipo de protección personal y capacitación sobre su uso adecuado.
Evitar la concentración de personas en ceremonias luctuosas, incluido las etapas de velación, el sepelio y la celebración de misas de cuerpo presente.
Ceremonias sencillas, privadas y breves.
Efectuar el traslado del cadáver en féretro cerrado, dentro del cual se colocará el cuerpo conservado al interior de bolsa plástica con cierre.
Realizar la inhumación o incineración en la mayor brevedad posible, dentro del rango de 12 horas posteriores al diagnóstico de muerte, en términos del artículo 108 del Reglamento de la Ley General de Salud, en materia de Disposición de órganos, Tejidos y Cadáveres de Seres Humanos.
El personal que participe en la preparación de cadáveres deberá portar equipo de protección personal (guantes, cubrebocas, protección ocular y demás análogos).
Las carrozas y demás vehículos que se utilicen deberán ser debidamente desinfectados, posteriormente a cada uso.
Las personas podrán recibir el pésame de los familiares y conocidos en su hogar siempre y cuando se encuentren asintomáticos, no involucren concentraciones de personas en áreas pequeñas, se asegure la adecuada ventilación del área de recepción y se tomen en cuenta los lineamientos de Sana Distancia.
Se aconseja evitar la realización de rituales fúnebres que conlleven reuniones o aglomeraciones de personas en contacto con el cuerpo. En caso de realizarse, se recomienda sea menor de 4 horas, con féretro cerrado y con menos de 20 personas siempre y cuando el espacio pueda asegurar una sana distancia.
Es necesario explicarle a la familia la necesidad de no tocar ni besar el cuerpo bajo los conceptos de los mecanismos de transmisión de la enfermedad. A la entrega del cadáver por parte del personal capacitado, la familia debe contar con un plan de disposición del cuerpo y con los servicios funerarios contratados.
(Jorge Chan y POR ESTO! Campeche)