A plena luz del día, entre bolsas de basura utilizadas para ocultar la ilegalidad, y con la presencia de elementos de la Policía Estatal a escasos metros, el clandestinaje de pirotecnia se dejó ver en calles del Centro Histórico de la capital del Estado, donde Protección Civil, la Alcaldía de Campeche y la Fiscalía General del Estado (Fgecam) brillaron por su ausencia, mientras decenas de campechanos adquirían explosivos, a pesar de ser un delito tipificado por la ley.
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"Chispitas a 20 pesos la bolsita", pregonaban discretamente algunos jóvenes sobre la calle 53 del primer cuadro de la ciudad, donde otro comerciante, simulando la venta de bolsas negras para basura en 3 por 10 pesos, ocultaba entre cajas de cartón un arsenal de artefactos pirotécnicos.
Entre los productos ofrecidos se encontraban las luces de bengala, las llamadas “brujitas” Pop Pop, los “huevitos de colores”, además de ollitas, bazucas y palomitas, artículos que la clientela adquiría para hacer “explosiva” su Nochebuena y Navidad.
La venta clandestina pasó desapercibida para agentes de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana (SPSC), quienes permanecían vigilando las compras navideñas de última hora, mientras los comerciantes hacían su “agosto” en pleno diciembre. Tampoco se observó la presencia de Protección Civil, la Alcaldía ni la Fiscalía, pese a que semanas atrás se informó que no se otorgaron permisos de seguridad, requisito indispensable para obtener el aval de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Incluso, el Artículo 383, Fracción 6 del Código Penal del Estado de Campeche tipifica como delito el maltrato y crueldad animal por uso de pirotecnia, con sanciones de hasta 35 mil pesos de multa y cinco años de cárcel.
En contraste, en mercados como el Pedro Sáinz de Baranda, dulcerías que en años anteriores obtenían permisos para vender pirotecnia este 2025 no lo hicieron. Incluso colocaron letreros con leyendas como “no vendemos pirotecnia”, alertando a los clientes.
Ciudadanos como Oralis, Alexander y María respaldaron la prohibición, señalando que la pirotecnia no solo afecta a población vulnerable como niños con TDAH, personas con discapacidad, adultos mayores y animales domésticos, sino que representa un grave riesgo de quemaduras e incendios.