Con entusiasmo y creatividad, doña Alendría Bautista ha convertido su hogar en el barrio de Chen Pec en un taller lleno de colores, papeles brillantes y figuras que evocan alegría. Desde hace más de ocho años, esta mujer campechana mantiene viva la tradición de elaborar piñatas artesanales, un oficio que se intensifica en la temporada decembrina, cuando las posadas y los festejos navideños multiplican la demanda.
En entrevista, doña Alendría compartió que este año tiene listas más de 300 piñatas, elaboradas junto a su hija desde el mes de marzo. “Ya tenemos encargos especiales para diciembre. Cada pieza lleva dedicación y cariño, porque no es solo un producto, es parte de la tradición”, comentó con orgullo.
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Sus piñatas se distinguen por la calidad y precios justos: las grandes oscilan entre 420 y 510 pesos, las medianas entre 200 y 300, y las pequeñas se cotizan entre 80 y 100 pesos. En ocasiones, ha llegado a elaborar encargos especiales de hasta 1,500 pesos, siempre adaptando diseños y acabados a las necesidades de cada cliente.
Entre sus creaciones destacan la estrella de siete picos, símbolo clásico de las posadas, y figuras inspiradas en personajes de la temporada. Sin embargo, detrás de cada pieza también hay un reto económico: el aumento en el precio de los materiales obligó a ajustar sus costos en 20 pesos adicionales este año. “Mientras el año pasado gasté entre 18 mil y 20 mil pesos, ahora el gasto subió aproximadamente de 2 mil a 3 mil pesos más”, explicó.
A pesar de las dificultades, doña Alendría no pierde la sonrisa ni el entusiasmo. Su taller en la calle 31 entre 28 y 26 se ha convertido en un punto de referencia para quienes buscan piñatas auténticas, hechas con paciencia y amor. Más allá de los números, su labor representa la preservación de una de las tradiciones más queridas de las fiestas decembrinas, un legado que ella transmite con orgullo a su familia y a la comunidad.